La propuesta de aplicar IVA a medicinas y alimentos frenó el plan para recaudar más

Y tres años después, Fox no ha logrado convencer con su "gran reforma" fiscal

MIREYA CUELLAR

Apenas unos meses después de su arribo a Los Pinos -el 3 de abril de 2001-, el presidente Vicente Fox envió a la Cámara un paquete de iniciativas en materia fiscal, La nueva hacienda pública, con el cual quería cumplir sus ofrecimientos de campaña de mejorar el sistema de recaudación de impuestos. Casi tres años después, aunque con un nombre menos rimbombante, reforma fiscal, llegó al Congreso con motivo de la miscelánea fiscal una propuesta cuyo eje es el mismo: colgar un IVA a alimentos y medicinas, pero también a libros, periódicos y revistas.

En aquella ocasión no pasó, y parece que en esta tampoco.

En 2001, como ahora, el Ejecutivo presentó su propuesta como la gran reforma hacendaria que el país necesita. Entonces se pretendió que el IVA para alimentos y medicinas fuera de 15 por ciento, "porque es uno de los impuestos más sencillos de administrar cuando existe una tasa general única", argumentó la Secretaría de Hacienda. Más dicharachero, el Presidente sentenció que había que subir los impuestos porque "en esta vida no hay nada gratis". A esa propuesta se le llamó en Los Pinos el reformón, Ƒse acuerda?

Estuvo acompañada de una gran cantidad de publicidad en radio y televisión, de visitas a los obispos para convencer a la jerarquía de apoyar el 15 por ciento de IVA en alimentos y medicinas, y pasó por un fuerte enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Congreso (como ahora), con una diferencia única: el presidente Fox no tuvo en 2001 un aliado como Elba Esther Gordillo en San Lázaro. Felipe Calderón era el coordinador de los diputados panistas.

El desgaste fue tal, que el propio mandatario dijo entonces -durante la transmisión del programa Fox en vivo, Fox contigo- que el tema del IVA en alimentos y medicinas causaba tedio: "yo sé que ya cansamos con eso, pero no está por demás". Y desgranó la serie de obras que se construirían con lo recaudado por la vía de ese impuesto: "Ahí te va, ahí les va, amigas y amigos; vamos a construir 32 universidades nuevas, 32 tecnológicos superiores, un mes completo de salario adicional a todos los maestros. Este asunto es importantísimo, llevar la educación pública a niveles de calidad y excelencia que inclusive dejen chica la calidad de la educación privada". Eran los últimos días de abril de 2001.

Casi nueve meses después de que llegó a San Lázaro, la reforma hacendaria foxista fue definitivamente derrotada, cuando la madrugada del primero de enero de 2002 panistas y perredistas (que entonces podían hacer mayoría) aprobaron que en lugar de gravar alimentos y medicinas le pondrían 5 por ciento de IVA a los artículos suntuarios: caviar, salmón ahumado y angulas; motocicletas de más de 350 centímetros cúbicos, esquí acuático motorizado, rines de magnesio...

Ante el fracaso de la propuesta del Ejecutivo entraron en escena los gobernadores (desean obtener más recursos, pero se niegan a cobrar impuestos estatales porque no es muy popular andar de lolitas), quienes, por medio de la Conago, propusieron que ahora sí se haga la gran reforma hacendaria "que el país necesita".

El pasado 27 de septiembre la Conferencia Nacional de Gobernadores finalmente aprobó la convocatoria a la Convención Nacional Hacendaria. La firma de la convocatoria se hizo un mes después en Palacio Nacional, con Fox y los gobernadores presentes, además de los representantes del Congreso. Esta se inaugurará el próximo 5 de febrero y durará hasta el 31 de julio.

La convención se concibe como una reunión republicana, donde los representantes de los tres órdenes de gobierno participarán para proponer y al mismo tiempo escuchar a la sociedad civil, pero al final definir una nueva visión de federalismo, es decir, los ámbitos de competencia político-administrativos de la Federación, de los estados y de los municipios. La convención cuenta con un consejo directivo, que encabeza la Presidencia de la República.

Se espera que esa convención siente las bases de lo que será una gran reforma legal en la materia. Quizá esa alcance el nombre de "reforma hacendaria". Lo que cada año discute la Cámara en materia impositiva y que se conoce como "miscelánea fiscal", precisamente porque incluye todo tipo de reformas fiscales (siempre nuevos impuestos), forma parte del paquete económico que cada año, por ley, el Ejecutivo envía al Congreso.

En ese paquete -formado por la Ley de Ingresos (la miscelánea) y el Presupuesto de Egresos-, el gobierno plantea cuáles son sus expectativas de crecimiento económico y pide al Congreso que apruebe una serie de nuevos impuestos, con los que va a financiar la operación del gobierno el año siguiente.

Pues en esa miscelánea el gobierno foxista incluyó este año otra vez el IVA a alimentos y medicinas, a colegiaturas, a libros, al transporte público y hasta a los aguinaldos, los vales de despensa, las primas vacacionales y las pensiones mayores a cinco salarios mínimos, entre otras cosas. El lapso de discusión fue más breve, dado que este año la iniciativa de Ley de Ingresos para 2004 fue enviada a San Lázaro el pasado 6 de noviembre.

Valdría la pena recordar que el 3 de octubre de 2000, durante una gira del presidente electo Vicente Fox por Madrid, el entonces coordinador económico del equipo del proceso de transición de poderes, Luis Ernesto Derbez, anunció que el proyecto de reforma fiscal foxista implicaba gravar los medicamentos con IVA, porque, Ƒde qué sirve que las medicinas estén libres de impuesto, si al final de cuentas su precio en las farmacias resulta inaccesible para los más pobres?