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México D.F. Jueves 4 de diciembre de 2003
LA PARAMILITARIZACION DE IRAK
El
gobierno de Estados Unidos está por inaugurar, en la ocupación
y sometimiento de Irak, un guión de injerencia y contrainsurgencia
aplicado anteriormente en Vietnam y América Central: la conformación
de cuerpos paramilitares locales destinados a amortiguar y absorber los
mortíferos ataques que las fuerzas de la resistencia nacional lanzan
contra las tropas invasoras, corromper el tejido social que alimenta el
rechazo a la ocupación y ahondar las fracturas nacionales entre
iraquíes.
Si en lo inmediato el gobierno de George Walker Bush busca,
en un primer momento, interponer un escudo de carne de cañón
vernácula entre sus soldados y los combatientes que los acosan día
y noche desde el "fin" de la guerra, decretado por el presidente estadunidense,
los motivos para crear estos cuerpos irregulares no son únicamente
militares. Su propósito es convertir la agresión angloestadunidense
contra Irak en una guerra civil entre iraquíes, con el propósito
de presentar ante el mundo a esos infortunados árabes como intrínsecamente
sanguinarios y belicosos, así como esgrimir la justificación
de un conflicto interno para perpetuar la ocupación y el saqueo
de la antigua Mesopotamia.
El perfil de las fuerzas paramilitares que el Pentágono
engendrará en tierras iraquíes puede deducirse de la historia
de la segunda mitad del siglo XX: como han hecho en el sudeste asiático,
en Centroamérica y en Africa, en Irak los militares estadunidenses
van a producir escuadrones corruptos y corruptores, violadores regulares
de los derechos humanos, propiciadores y beneficiarios de prostitución,
narcotráfico y contrabando, represores y perseguidores implacables
de sus propios compatriotas y, a la postre, mercenarios delictivos a los
que será difícil controlar.
Hay que recordar, en el momento presente, la putrefacción
del "ejército" de Vietnam del sur, la degradada contra nicaragüense
-armada, entrenada, financiada y dirigida por Washington- y los grupos
irregulares que Estados Unidos alentó en Afganistán para
lanzarlos contra los invasores soviéticos, en los cuales se formó
y fogueó la semilla de la red Al Qaeda, misma que años después
emprendió los mayores ataques terroristas de la historia contra
objetivos estadunidenses.
A corto plazo, es posible que la criminal determinación
de Washington de propiciar una lucha fratricida en Irak se traduzca en
una disminución del ritmo de bajas entre las fuerzas invasoras,
inaceptable para la opinión pública estadunidense y nefasto
para las ambiciones releccionistas de Bush. Pero, a la larga, la paramilitarización
de Irak complicará la salida de las tropas ocupantes del pantano
iraquí y se revertirá contra la Casa Blanca en forma de una
grave derrota moral.
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