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México D.F. Jueves 4 de diciembre de 2003
"Lo que queremos es la comprensión del
grafiti como arte", expresa Maz, de Aerosol
Si nos impiden pintar, seguiremos publicando, afirman
grafiteros
Kolords, Ilegal Squad, Arte enlatado, Pro X y Adicción,
revistas abiertas a sus propuestas
Además de crear, retratan su obra, diseñan,
editan y se encargan de la distribución
GERARDO PIMENTEL ZOPI ESPECIAL
Lo subterráneo no es sinónimo de mediocridad.
Bajo el principio de que la calidad no está peleada con la contracultura,
desde 1997 la comunidad grafitera se ha dado a la tarea de crear sus propias
publicaciones con el fin de abrir espacios, difundir y documentar el desarrollo
de una expresión cultural por medio de la cual millones de jóvenes
reflejan la realidad que los rodea.
Surgidas
de la necesidad de dar a conocer el trabajo de artistas mexicanos, como
indica Aser7, editor de Ilegal Squad, que no tenían espacios
donde difundir su trabajo, surgieron estas publicaciones. En sus páginas
se puede observar el progresivo desarrollo de esta expresión cultural
contestataria, desde los primeros tiempos en que generalmente se copiaban
las técnicas y temáticas provenientes de otros países,
generalmente Estados Unidos, hasta la actual búsqueda de un estilo
propio, en el que más que centrarse en las propuestas estéticas
se pone énfasis en el contenido. Las actuales propuestas generalmente
son paisajes o iconos culturales en formatos de grandes dimensiones mezclados
con letras, realizados de manera colectiva.
En 1997 comenzaron a circular las primeras publicaciones
encaminadas a documentar el desarrollo de este género. La pionera
fue Clandestilo, que contribuyó a que una generación
empezara a utilizar la técnica de 3D (tercera dimensión),
debido a que uno de los editores, de origen estadunidense, empleaba esa
técnica. Poco tiempo después surgió Boicot,
editada por reconocidos grafiteros como Humo, Ebola, Irem y B-boy Manolo,
que, debido a problemas económicos, sólo alcanzaron a publicar
un número.
Actualmente en el Distrito Federal se publican Aerosol,
Kolords, Ilegal Squad, Pro X, Arte enlatado,
Graffiti arte popular y Adicción. De las que existen,
salvo Graffiti arte popular, el resto son realizadas por grafiteros
-"que saben lo que es tener un bote en la mano y aspirar el solvente"-,
que a la vez que pintan, editan, diseñan, retratan la obra y se
encargan de la distribución y venta.
Riesgo latente
Los editores toman de sus propios recursos para financiar
las revistas, razón por la cual siempre están en riesgo de
desaparecer. El tiraje promedio de estas publicaciones, que aparecen con
una periodicidad de dos a seis meses dependiendo de la recuperación
de la inversión, que va de los 40 a 60 mil pesos, es de 5 mil ejemplares.
Sin embargo, pese a las dificultades, el producto es del más alto
nivel.
Todas las revistas están enfocadas al aspecto gráfico.
La mayor parte de sus páginas reproducen fotografías de las
piezas con su respectivo crédito, por lo que resultan visualmente
muy atractivas. En algunos casos existen editoriales, entrevistas o cobertura
de exposiciones, pero los textos casi siempre son breves y concretos. Ante
el auge que tiene esta expresión cultural a lo largo y ancho del
país, las publicaciones han abierto secciones dedicadas a publicar
la obra de autores del interior de la República. Y ante la progresiva
incorporación de las mujeres al arte del aerosol, también
empiezan a surgir secciones dedicadas a presentar el trabajo de chavas
grafiteras.
En buena medida las publicaciones actuales están
dedicadas a presentar ejemplos del grafiti legal (el que se hace con el
permiso del propietario del predio donde se realiza la obra), pero existe
una, Adicción, dedicada íntegramente a los amantes
de la adrenalina: los grafiteros ilegales. En sus páginas se pone
énfasis en el riesgo que asumen los autores para plasmar su mensaje.
Cuanto más difícil resulta acceder a esos espacios -como
es el caso de espectaculares, marquesinas o el Metro- es más valorado.
El Metro, uno de los objetivos más importantes
De todos los lugares que existen en la ciudad de México
el Metro es, sin duda, uno de los más importantes objetivos. El
sistema no fue atacado por mucho tiempo, explica la editorial de la revista,
y no es sino hasta hace siete u ocho años que sus túneles
se convirtieron en un oscuro objeto de deseo. "Un factor que hace difícil
pintar los vagones es que los garages y los talleres son pocos,
aproximadamente 10, y los layups son menos, y siempre se encuentran
vigilados. Por otra parte, las maniobras cambian constantemente y esto
complica las misiones ya planeadas."
Las páginas centrales del más reciente número
de la revista están dedicadas a presentar fotos de grafiteros pintando
vagones, así como ejemplos de la obra ya concluida. Realizar estas
fotografías es en sí un reto, debido a que en cuanto los
trabajadores del sistema colectivo de transporte detectan un vagón
grafiteado, lo sacan inmediatamente de circulación.
Los intentos continúan, pese a penalidades
Más adelante los editores explican que hasta el
momento las autoridades han sabido controlar "este problema", pero eso
no significa que no se siga intentando. Sin embargo, las penas son muy
altas y eso hace pensar las cosas dos veces antes de pintar un vagón.
"Aunque se necesita mucho más que penas severas para que los escritores
(como se designa a los grafiteros en el medio) dejen de penetrar los rincones
más recónditos o escalar lugares que parezcan imposibles."
En el momento actual, en que el grafiti está bajo
la mira de las autoridades del Gobierno del Distrito Federal, como parte
de las estrategias de plan Giuliani, Maz, editor de la revista Aerosol
advierte: "No vamos a bajar las manos, porque el grafiti es parte de la
resistencia que hacemos todos. Si nos impiden pintar vamos a seguir publicando,
lo que nosotros queremos es la comprensión del grafiti como arte.
La libertad de expresión no termina donde el poder quiere, comienza
donde nosotros pintamos".
Por su parte, Rafael Illich, editor de la revista Adicción,
especializada en grafiti ilegal, señala que las recomendaciones
del ex alcalde de Nueva York están encaminadas a la represión
en general. "Ahora es el grafiti, pero lo que pretende la gente que está
en el poder es el control de cualquier expresión que se salga de
lo establecido. Esto es sólo el comienzo y si no hay una respuesta
de los grafiteros mañana habrá mayor acoso en el ámbito
cultural y social. Están usando al grafiti como una cortina de humo
para cubrir los problemas que tiene el gobierno con la seguridad pública."
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