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México D.F. Jueves 4 de diciembre de 2003

Los antichavistas no están dispuestos a admitir irregularidades en el firmazo

Triunfalismo opositor podría elevar la tensión en el ambiente político venezolano

Insiste en que reunió 3 millones de firmas e insta a "acelerar" plazos del referendo

STELLA CALLONI ENVIADA

Caracas, 3 de diciembre. Aunque el gobierno de Venezuela, a través del canciller Roy Chaderton, señaló hoy que no percibe tensión, o al menos no en el grado de días anteriores, los anuncios de la oposición de que ha logrado reunir una cifra superior a los 3 millones de firmas -que aún deben ser verificadas- para pedir el referendo revocatorio del mandato del presidente Hugo Chávez, y de que ha "comenzado la transición", parecen anunciar nuevos días difíciles.

Chaderton se manifestó muy satisfecho por la jornada de recolección de firmas por parte de la oposición, del viernes al lunes pasado, al considerar que fue "ejemplar en el mundo y no reconocerlo sería una mezquindad política".

Dijo también esperar que se haga justicia a lo realizado por el gobierno del presidente Chávez, quien es víctima -consideró- de juicios indebidos y manipulaciones informativas.

Existe aquí la sensación de que haga lo que haga el gobierno de Chávez, la oposición sólo admitirá su alejamiento. Después de burlarse y oponerse a la figura del referéndum revocatorio que incorporaron los constituyentes oficialistas a la Carta Magna bolivariana aprobada en 1999, ahora los opositores, ya probados los caminos del golpe en abril de 2002, y el golpe económico entre finales del año pasado y principios del presente, con el sabotaje petrolero, se refugiaron en este recurso sin reconocerle jamás al Ejecutivo su autoría.

Después de arduas negociaciones que tuvieron como mediadores a la Organización de Estados Americanos y al Centro Carter, en mayo pasado oficialismo y oposición llegaron, en medio de muchas dificultades -luego que anticipadamente sus adversarios buscaran el derrocamiento de Chávez por cualquier camino-, al acuerdo de cumplir los pasos constitucionales.

Saben los opositores que cada día que pasa es más díficil porque pese a las dificultades económicas por las pérdidas que provocó el golpe petrolero, sectores populares se suman al único proyecto que los ha incluido pese a la riqueza de este país exportador de crudo, con programas entre los que sobresalen la alfabetización para un millón de personas, la incorporación de estudiantes pobres a la universidad y proyectos de vivienda.

Los ingresos que está recibiendo el gobierno, ha dicho Chávez a este periódico, se invierten en obra social, y estos aportes aumentarán mes a mes. Sólo con que el Estado recupere 80 por ciento de las fabulosas ganancias petroleras que enriquecieron parasitariamente a las minorías ricas de Venezuela, hay suficiente, incluso en medio de la crisis, considera el gobierno.

Ese 80 por ciento iba a "mantenimiento", lo que muestra la injusticia y corrupción, que de alguna manera provocó el estallido a principios de 1989, cuando 80 por ciento del pueblo empobrecido dio señales de cansancio y fue evidente el agotamiento del modelo de bipartidismo reinante.

Pero ahora vienen los tiempos de la polémica sobre las firmas recolectadas. La recolección hecha en febrero pasado, además de un recurso ilegal -ya que no correspondía con los tiempos previstos constitucionalmente-, mostró señales de fraude y falsificaciones.

Ahora, aunque la oposición destaca el carácter cívico de la jornada, hay una intención de no aceptar las irregularidades denunciadas y registradas por muchos observadores, pues proclama su victoria, e incluso insta a "acelerar los plazos" para realizar el referendo revocatorio.

Entre las irregularidades denunciadas está el uso de las llamadas planillas itinerantes, que habían sido previstas para las personas discapacitadas, mayores o internadas, pero siempre con la presencia de un testigo y observador, que en innúmeros casos fueron evadidos, como lo reconocen incluso algunos líderes opositores.

Además, en los últimos dos días de la recolección de firmas comenzaron a desaparecer planillas fijas que no sólo se transformaron en itinerantes, sino también en "clandestinas". El propio dirigente opositor Enrique Mendoza reconoció que aquellos que recogían firmas itinerantes trataron de "evadir a los testigos", aunque sostuvo que fue "por miedo a que les arrebataran las planillas". De este modo, reconoce que hubo muchos recolectores de firmas itinerantes que eludieron los términos impuestos por el Consejo Nacional Electoral.

Sin control, la legalidad de esas firmas debería ser puesta en duda y aquí es cuando se podrá juzgar cuán imparcial y desinteresada es la presencia internacional, como en el caso de la OEA o el Centro Carter.

Además debería existir un mecanismo judicial para que se explicara la llamada "tarjeta comprobante" de firma, que induce a pensar en una acción ilegal de coerción y eso no sólo fue visto directamente por observadores, sino que casos de la entrega del comprobante -¿para dar constancia al patrón o empresario que se ha firmado?- están filmados.

Si todo esto se comprueba el proceso quedaría viciado y sea lo que sea que decida el CNE -sobre el cual ya hay amenazantes advertencias opositoras- será muy difícil sostener un proceso pacífico.

Carlos Tablante, diputado del Movimiento al Socialsimo (MAS), aliado de la oposición derechista, ya habla de "gobierno de transición" y advierte que "reconciliación no significa impunidad". La oposición acusa a Chávez de "crear" el odio de clases, asegurando que "el país no se ha peleado nunca", como si las visibles diferencias y la injusticia social que tiene a 80 por ciento de venezolanos en la pobreza no hubieran estado presentes desde hace tantos años.

A 25 años de haber dejado Venezuela, quien fuera embajador de la República Democrática Alemana aquí, Otto Pfeiffer, manifiesta su asombro por el cambio que se ha producido, en la "conciencia y participación de la población excluida que nunca tenía presencia ni voz, defendiendo ahora con un discurso sólido al gobierno del presidente Chávez. Hay una enorme diferencia entre aquel país y éste. Los pobres, que eran mayoría, jamás participaban activamente en nada. Sólo los buscaban cuando necesitaban algunos votos de más que se pagaban muy baratos, ante la desesperación de la gente. Ahora recorriendo las calles y mesas de recolección de firmas he visto y escuchado posiciones de sectores populares que defienden su derecho a la esperanza, a una democracia que los incluya.

"En otros tiempos jamás lo habrían podido hacer. Y ese es un proceso que obliga a pensar a todos. Quien se asomó desde la exclusión total, no quiere regresar al pasado", considera Pfeiffer.

Esto lo advierten incluso algunos analistas más moderados de los propios medios opositores. Teodoro Petkof, dirigente del MAS y ex diputado, cuya alianza con la oposición derechista sorprendió a muchos progresistas en el mundo, sostiene que quien "pierda debe reconocerlo si se quiere gobernar en paz", y admite que en la "oposición ha habido deslinde entre sus sectores extremistas y los que han asumido una actitud más democrática".

En una entrevista publicada por El Universal, Petkof relata que le ha dicho personalemente a Chávez: "tú no puedes continuar calificando a la oposición de golpista y no apreciar que hay una oposición que mayoritariamente está apostando a soluciones democráticas".

Sin embargo, eso no es muy palpable, y basta con ver los medios opositores -la mayoría- o escuchar los discursos de esos sectores, cargados de un sorprendente odio y racismo.

Costos del paro en PDVSA

Mientras, el gobierno intenta superar la grave situación de un país que fue sometido a un paro petrolero sin precedente, ya que la empresa estatal PDVSA estaba en manos de quienes se oponen a Chávez, y a medida que iban perdiendo fuerza, tras el fracaso del golpe de abril de 2002, realizaron sabotajes que en cualquier lugar del mundo hubieran sido castigados como traición a la patria, según opinan varios analistas consultados.

Las consecuencias de los daños provocados por ese paro continúan apareciendo, y esto también ha sido parte de la acción desestabilizadora.

"¿Cómo un gobierno puede llevar adelante los ambiciosos programas sociales propuestos si todo está en manos de un poder económico omnímodo para obstaculizar el proyecto?" El ex secretario de la presidencia, Rafael Vargas, ahora asesor, señala además que "ellos (los opositores) han agotado todos su cartuchos para frenar o derrocar el proceso revolucionario, con todo tipo de golpes, paros, secuencias y chantajes para desestabilizar económicamente al país y limpiar las reservas nacionales. Curiosamente los golpes han afianzado el proceso y no funcionaron ni la receta (Salvador) Allende (el presidente constitucional de Chile derrocado en 1973) en lo económico, ni la militar, que también le aplicaron tan dolorosamente para el pueblo.'

"Finalmente en ambos casos se pudo renovar y limpiar esos nichos de poder y se alejaron esos cuadros militares no comprometidos con lo constitucional. El pueblo ha internalizado el proceso, lo ha hecho suyo, surgieron líderes populares", sostiene.

Esta es, considera Vargas, "una oportunidad histórica única donde existe una polarización de intereses antagónicos que es irreversible. Los excluidos eternos quieren ser los incluidos internos. No había fuerza esperanzadora que cohesionara a los excluidos y ahora participan activamente. ¿Cómo se vuelve atrás todo esto?"

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