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México D.F. Viernes 28 de noviembre de 2003
Gabriela Rodríguez
Impunidad
Docenas, cientos, miles de reportajes, artículos, desplegados, dictámenes, recomendaciones, libros, documentales, cartas, reuniones, manifestaciones locales, nacionales, internacionales. Todo lo anterior ha servido... de nada: ni se detienen los homicidios sexuales de las mujeres de Ciudad Juárez ni se sabe quiénes son los culpables.
Este será otro artículo más, otro ingenuo intento en el contexto del Día Internacional por la no Violencia contra las Mujeres y las Niñas, estratégicamente instaurado el 25 de noviembre hace más de 20 años.
ƑQué se puede agregar a lo dicho? Casi nada, tal vez mis sensaciones, como expresa Cioran: "no deberíamos hablar más que de sensaciones y visiones, porque ellas emanan de nuestras entrañas y son lo único verdaderamente nuestro".
Cuerpos mutilados, violados, quemados son la más viva materialidad del poder. Objetos de persecución y control, centro de una lucha entre mujeres y hombres, entre pobres y ricos. Doscientas sesenta y tres o 321 asesinadas. Mil 500 o 4 mil desaparecidas. Desfile de cifras, números fríos frente a madres-mujeres calientes y dolientes. Dominio pesado, macizo, constante, doloroso, inexplicable, como todo lo que hoy sustenta la impunidad.
Como muchos y muchas, yo también estoy harta. šHarta de impunidad! No me agobia el deseo de castigo, sino el sueño de la justicia, la ilusión de la justicia. Qué vocablo tan abstracto, tan distante, tan opuesto a la realidad. ƑQuién habrá inventado la palabra justicia? ƑDesde qué experiencia se le pudo ocurrir a alguien esa idea? ƑEn qué territorio terrícola se actúa justamente o dónde existe algo que se le parezca?
Yo sólo veo un Estado confuso y a ejecutivos negligentes, cautivos ante un mosaico muy entrelazado de violencia, corrupción, ambición, drogas, iglesias que se concentran en el dominio sobre los cuerpos. Veo a un Presidente indiferente y a dos gobernadores cómplices. Francisco Barrio, que culpabilizó a las víctimas y no intentó siquiera parar la tasa de asesinatos, por menosprecio al tema. Después, Patricio Martínez, quien tuvo que actuar ante las presiones civiles e internacionales, pero ha invertido más esfuerzo en justificarse que en superar la simulación.
Las procuradurías de justicia debían de llamarse "simuladores de justicia", espacios llenos de leyes, de procedimientos, de reglamentos, de palabras, pero vacíos... vacíos de acciones. La mayor esperanza está puesta fuera del sistema de justicia, en la comisionada Guadalupe Morfín. Pero todavía, hasta hoy, el dolor es tan real como irreal es la justicia.
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