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México D.F. Viernes 21 de noviembre de 2003
Vilma Fuentes
Juegos de palabras
El espíritu de la lengua francesa posee, como cada idioma, su genio particular. La filosofía, por ejemplo, parece a veces haber encontrado un espacio ideal en la novela o la poesía, mejor que en los más austeros tratados -pienso, entre otros, en Baudelaire, en Mallarmé, pensadores más profundos que sus contemporáneos positivistas (Auguste Comte, Taine, Renan), así como Marcel Proust nos dice más sobre el misterio del Tiempo que los autores académicos de su época- y pasa en francés mediante la novela y la poesía, mientras en Alemania la primacía la tiene el ensayo en la gran tradición universitaria.
El francés, en apariencia ligero y sensual, está poblado de ambigüedades que vuelven esta lengua intrínsecamente barroca a pesar del lógico cartesianismo al que aspira el pensamiento de todos los franceses. Es, además, un idioma destinado al juego de palabras y a la réplica teatral. ƑLa prueba? Si no bastara con Corneille, Racine y la magia de Molière, más cercanos están Mallarmé y Proust. Para mí, En busca del tiempo perdido es un libro barroco, familiar de Góngora, Cervantes, Quevedo, Las mil y una noches. Un barroco que comienza en el título, intraducible: La recherche du temps perdu. La recherche que puede traducirse como la búsqueda, pero también como la investigación. Se trata, pues, de un libro científico, filosófico y, como me lo señaló acertadamente Borges, de espionaje. La variedad de lecturas que ofrece es ilimitada: todo puede tener otro sentido, cada frase puede leerse de otra manera.
El español comparte con el francés muchas de estas virtudes. La ambigüedad de la frase, cuando no de la palabra y de su homónimo. Así, el tan conocido poema de Sor Juana que comienza: ''Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón...'' conduce a preguntarnos si ''sin razón'' califica a la mujer como el ''necios'' a los hombres, o si esa sinrazón es en realidad un agregado a la necedad del juicio masculino. Hace algunos años pasamos varias horas, Jacques y yo, discutiendo el sentido, Ƒinsensato?, que hacía un traductor de estos versos.
Un juego distinto al de la escritura, en apariencia más simple, donde se manifiestan algunas peculiaridades de la lengua francesa, es sin duda el crucigrama. Grandes escritores franceses han hecho crucigramas, por gusto, por juego, con definiciones que son un verdadero encanto de astucia, doble sentido, humor, poesía.
En 1988, cuando quedé inmovilizada por una fractura, Jacques me inició en el secreto de los crucigramas franceses. Por suerte, con los de Michel Laclos, el mejor verbicrucista vivo, al menos para mi gusto personal, en razón de esa cualidad que posee mejor que los otros: un sentido permanente del humor, lo cual, siempre según mi gusto es la prueba más segura de la inteligencia. Con la excepción de Scipion, fallecido hace poco más de un año, los otros no le llegan ni a los talones, simples exponentes del tercer sentido de una palabra que copian del diccionario. Una de las mejores definiciones de Scipion, en el caso, literaria fue: C'est Gustave (Es Gustavo), cuatro letras. ƑEiffel? ƑCuál Gustavo, Dios mío? La solución fue Emma. Evidente, mi querido Watson: Ƒno fue Gustave Flaubert quien dijo ''Madame Bovary soy yo''?
Para volver a Michel Laclos, un antiguo surrealista, con ese humor sonriente que ya mencioné, un humor que desborda de cada definición. Algunos ejemplos traducibles: Issue de secours (Salida de emergencia) ƑLa solución del enigma? ''Cesárea''. Definición: Protagonista o doblemente heroína. Respuesta después de horas de buscar el doble sentido de he-roína: ''Blanca Nieves'', Ƒno se conoce como la blanca o la nieve a la heroína? Otra definición, muy literaria: Centre de Recherche (Centro de Investigaciones). Respuesta, el doble nombre del pequeño pueblo a donde Marcel Proust pasaba los veranos en su infancia: Illiers-Combray, tal como se ha bautizado a Illiers en honor a Proust.
Aparentemente, podría creerse que estos simples juegos de palabras no llevan muy lejos. No lo pienso. Y, si alguien duda de mi opinión, permítaseme llamar en mi ayuda y citar a un verdadero poeta, entre los mejores y tan escasos: ''La poesía no es más que un juego, pero el más peligroso de todos los juegos'', decía Hölderlin.
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