El siniestro, en avenida Cuauhtémoc y Alvaro Obregón

Incendio en la Roma exhibe la situación en que viven niños de la calle y otomíes

AGUSTIN SALGADO

Un incendio en el cubo del elevador de un edificio abandonado dejó al descubierto las condiciones en que viven por lo menos 150 otomíes y 25 adolescentes en situación de calle, los cuales tuvieron que salir de su "vivienda" -por alrededor de una hora y media- para que elementos del cuerpo de bomberos sofocaran la pequeña conflagración.

El predio, ubicado en el número 136 de avenida Cuauhtémoc, casi esquina con Alvaro Obregón, colonia Roma, fue invadido hace aproximadamente un año por indígenas provenientes de la sierra Gorda de Querétaro, quienes tuvieron que aprender a convivir con los menores callejeros, que llevan más de seis meses habitando el inmueble.

A pesar de que en cuestión de minutos el incendio fue controlado y no hubo lesionados, el pánico entre las personas que viven en el edificio provocó que todos lo desalojaran de manera inmediata.

Laura, una de las residentes, asegura que el "susto fue grande", y que lo que más le preocupaba era Mayra Guadalupe, su pequeña hija que "apenas nació el 9 de septiembre" pasado en el hospital de Xoco.

La adolescente de 16 años nació en la ciudad de México y hasta hace "unos cuatro años" vivía con su familia en el barrio de La Merced. "Pues ya sabes, hay cosas que no soportas y no te queda de otra que salir y aprender a cotorrear en la calle.

"Me junté con Jesús (otro joven en situación de calle de 18 años de edad), tuvimos a Mayra y desde hace mucho vivimos aquí", explicó Laura con su hija en brazos.

Por su parte, Angélica, de 16 años, explica que ella se encuentra "de encargo", que el padre es Toñito y que aún "no sabe cuántos meses lleva de embarazo".

Mientras, Angélica asegura que no irá con un médico "hasta que el chilpayate esté a punto de salir", José, quien apenas se enteró de su próxima paternidad, es objeto de la burla de sus compañeros.

Los menores que habitan el quinto y sexto pisos del edificio observaban la labor de los elementos del Cuerpo de Bomberos, y después de comprobar que ninguna de sus pertenencias resultó afectada, se encaminaron hacia una estación del Metro, no sin antes asegurar que para el próximo 24 de diciembre se irán de campamento a Veracruz con los educadores de calle de Casa Ecuador (institución ubicada en el callejón de Ecuador, en el Centro Histórico, que atiende a jóvenes en situación de riesgo).

Dentro del inmueble únicamente una pesada nube de humo salía del cubo del elevador "que nunca funcionó".

Del primero al cuarto pisos viven los indígenas otomíes, quienes explicaron que luego de haber sido desalojados de un terreno de la calle Guanajuato, en la misma colonia Roma, no tuvieron otra opción "que venirse a vivir aquí."

La convivencia entre la comunidad indígena y el grupo de adolescentes no ha sido fácil, según explican los otomíes, quienes inclusive acusaron a los menores de haber provocado el incendio.

"Todo lo avientan al elevador, inclusive a sus perros cuando se les mueren", aseguró Gerardo Margarito Juárez, quien junto con su madre y sus hermanos revisaban minuciosamente cada una de sus pertenencias después de que los bomberos controlaron la conflagración.

En la fachada del inmueble aún se encuentra una manta de apoyo al perredista Francisco Saucedo, quien, de acuerdo con Margarito Juárez, poco antes de las elecciones se acercó a la comunidad indígena para solicitar su apoyo: "llegó y nos dijo: 'apóyenme a mí para el día del voto y yo les encuentro dónde puedan vivir hasta que les entreguen sus viviendas'. Y seguimos aquí".