México D.F. Viernes 21 de noviembre de 2003
Las protestas de altermundistas de Florida
y Londres se declaran en solidaridad
Miami, en estado de sitio; 20 mil personas marchan
contra el ALCA
Estrena la policía equipo antimotines contra
manifestantes; se precipita fin de la reunión
JIM CASON, DAVID BROOKS Y ROBERTO GONZALEZ AMADOR ENVIADOS
Miami, 20 noviembre. Miami amaneció como
la capital de un país bananero que acabara de sufrir un golpe
de Estado: miles de policías estrenando equipo antimotines, cañones
lanza agua, vehículos artillados, helicópteros que sobrevuelan
todo el día y sospechan que todo manifestante es enemigo potencial
de la ley y el orden.
Pero unas 15 mil personas mantuvieron la paz, a pesar
de provocaciones e intimidación de las autoridades, al marchar por
el centro de la ciudad, aunque se les mantuvo lejos -a unas 10 cuadras-
del sitio donde se celebra la reunión ministerial para el Acuerdo
de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Los manifestantes emitieron una declaración conjunta
en solidaridad con los cientos de miles de personas que en Londres protestan
contra la visita del presidente George W. Bush y con los activistas que
están por participar en una protesta masiva contra la Escuela de
las Américas este fin de semana.
''La invasión y ocupación de Irak, la capacitación
de soldados en contrainsurgencia en la Escuela de las Américas,
y la expansión de los llamados acuerdos de libre comercio como el
ALCA, son estrategias en la construcción de un imperio basado en
la avaricia, la violencia y el poder'', declararon. ''Estas políticas
-sostuvieron- no están haciendo más seguro al mundo como
tampoco sus políticas económicas están generando prosperidad''.
La policía de Miami dedicó gran parte del
día a evitar que la mayoría de los pacíficos manifestantes
pudieran llegar siquiera a un kilómetro de la sede que alberga la
reunión ministerial del ALCA.
Con
nuevos uniformes y equipos antimotines de última moda, los policías
dispararon balas de hule, gas pimienta, usaron instrumentos láser
eléctricos y bastones contra manifestantes que intentaban acercarse
al hotel donde se realizaban las negociaciones oficiales.
Varios activistas acabaron con las cabezas ensangrentadas
y fueron atendidos por médicos y enfermeras voluntarios, que también
tuvieron que dar tratamiento a los que quedaron expuestos a agentes químicos.
''La policía sistemáticamente violó los derechos humanos
en un esfuerzo por silenciar las protestas contra el ALCA'', declaró
Patrick Reinsborough, vocero de los manifestantes.
El acto magno del día fue una enorme marcha y mitin
encabezados por el sindicato nacional metalúrgico de Estados Unidos,
junto con representantes de sus colegas brasileños. Vestidos con
camisetas iguales que llevaban leyendas como: ''El ALCA asquea'' y con
banderas que en tres idiomas reafirmaban la solidaridad, unos 2 mil obreros
siderúrgicos integraron el contingente más grande visto en
una marcha, que incorporó a representantes de las diversas organizaciones
sociales integrantes del movimiento global altermundista.
Los organizadores de la marcha denunciaron la abrumadora
presencia policíaca, que las autoridades no permitieron la llegada
de más de 100 autobuses con 2 mil sindicalizados y negaron el acceso
al sitio de la manifestación a cientos más.
''Hoy me desperté con el rugir de helicópteros.
Ellos pueden parar nuestros autobuses, pueden negar que la gente llegue
a esta manifestación, pero jamás podrán detener este
movimiento por la justicia económica y social en las Américas'',
declaró Leo Girard, secretario general del sindicato nacional siderúrgico
de Estados Unidos (USWA).
''Arriba, abajo, el ALCA al carajo'', corearon unos, mientras
otros gritaban consignas sobre el medio ambiente, contra la privatización
del agua, por la defensa de los inmigrantes, contra la intervención
estadunidense en Colombia y Venezuela, y toda una gama de temas, pero todos
reunidos en su rechazo al ALCA.
Jornaleros mexicanos de Florida portaban una enorme bandera
de México, un contingente de sindicalistas y ambientalistas llevaba
otra, mientras activistas de San Antonio mostraban una manta contra la
militarización de la frontera.
La mayoría de los participantes pertenecían
a sindicatos nacionales como los contingentes del gremio textilero, de
trabajadores del gobierno, electricistas, de servicios, maquinistas, pintores
y choferes, junto con jornaleros.
También había indicios de la novedosa alianza
del sector laboral con el ambiental,
y algunos sindicalistas portaban pancartas de la organización Sierra
Club. Manifestantes disfrazados de delfines marchaban junto con otros vestidos
de blanco que decían ser agentes antitóxicos, al lado de
unos ''jitomates asesinos'' y un grupo con sedas de varios tintes de azul
que representaban el mar. Pasaban contingentes de la Alianza Social Continental,
de jubilados, el bloque negro, artistas, y uno llevaba una pancarta de
''Alcohólicos contra el ALCA''.
Muchos de los participantes entrevistados por La Jornada
eran miembros de sindicatos que han perdido miles de empleos por los efectos
de las políticas de libre comercio, que trasladaron sus empleos
a México o China. Un metalúrgico de Indiana contaba que su
planta acaba de perder 50 empleos; un textilero de Carolina del Norte habla
de la pérdida de 4 mil puestos de trabajo; uno de la empresa Maytag
dice que cientos de empleos se perderán por el traslado de la empresa.
''Es el asesinato premeditado de nuestras comunidades'', comentó
Dave Berard, trabajador siderúrgico.
La protesta contra el ALCA se combinó con la denuncia
de las políticas del presidente George W. Bush -con la participación
de grupos de paz en esta acción- y estas expresiones se unieron
a las voces que se escuchan al otro lado del Atlántico, en Londres.
''Bush, te conozco, eres un ladrón, mentiroso y asesino también'',
coreaban unos, y en cada foro y mitin aquí se ha señalado
la prioridad de derrotar a Bush en las elecciones del año entrante.
El día comenzó con la celebración
de un ''Area de Libre Carnaval de las Américas'', con títeres
y grupos de manifestan-tes que se congregaron desde varios puntos para
sumar unas mil personas que bailaban, tocaban tambores y celebraban la
resistencia al ALCA.
La primera manifestación empezó con una
larga columna de activistas encabezados por el gran títere de un
pájaro de cinco metros, con tambores, canciones y bailes, y cuyo
avance fue bloqueado en cada esquina para evitar que se acercaran a menos
de unas 10 cuadras de donde se reunían los ministros.
Pero desde que amaneció la policía inundó
todas las rutas al centro y rehusó permitir el acceso a lugares
que antes habían sido establecidos como zonas acordadas para la
protesta. Una y otra vez movían las líneas de uniformados
para arrinconar a los grupos de manifestantes, a veces utilizando la fuerza.
En varios cruces los activistas resistieron estas tácticas pero
la policía operó en formaciones militares, golpeó
a los manifestantes en riñones y cabeza, al tiempo que disparó
cápsulas de gas pimienta y balas de hule.
En cierto momento los manifestantes intentaron derrumbar
un segmento de la gran barda de metal que la policía había
instalado alrededor de unas 20 cuadras del centro, y los agentes respondieron
con toques eléctricos y gas lacrimógeno. Para la mayoría
de los observadores y periodistas estas acciones parecían diseñadas
para intimidar y establecer control a toda costa, más que un intento
para manejar los movimientos de manifestantes.
Un enorme grupo de sindicalistas que acudía a un
acto autorizado por la policía se encontró frente a una acción
de asalto donde una decena de agentes ingresó al grupo, arrestó
a dos personas (supuestamente por haberles arrojado una manta) y apuntó
sus armas contra los sorprendidos sindicalistas.
Dos
sindicalistas mexicanos empezaron a gritar a los policías ''culeros''.
Girard, líder de los siderúrgicos, informó que una
de sus agremiadas fue arrojada al piso de concreto mientras los policías
le apuntaban a la cabeza con sus pistolas.
Al concluir la gran marcha y mitin de los sindicalistas,
grupos de activistas dispuestos a realizar acciones directas fueron correteados
después de un largo y tenso momento de negarse a abrir el paso a
la policía en una avenida. La policía insistió en
que este grupo estaba por iniciar accciones de destrucción de propiedades
y les ordenó abandonar el sitio, pero al negarse fueron reprimidos.
Menos de 100 activistas decidieron incendiar basura y colocar obstáculos
en la avenida, con lo cual la policía empezó a perseguirlos
por varias cuadras.
Para el fin del día la policía había
detenido a más de 50 activistas pero hasta el momento nadie sabe
cuántos fueron heridos, mientras de su parte reportaron que dos
de sus agentes sufrieron heridas.
''Más de 8 millones de dólares se usaron
para espantar a niños y a gente mayor de edad'', comenta a La
Jornada Tony Fransetta, que organizó la participación
de unos mil 200 trabajadores jubilados de varias partes de Florida que
llegaron aquí en 25 autobuses. Lo hicieron, dice, porque acuerdos
como el TLCAN y el ALCA sólo llevan a menos empleos y salarios deteriorados.
''Esto no es posible, es un Estado policiaco, sólo para intimidar
a estos jóvenes que actúan por sus ideales''. Concluyó:
''yo soy veterano de la guerra de Corea, pero este no es el país
por el cual luché''.
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