México D.F. Jueves 13 de noviembre de 2003
Fustiga Don Durito los ''no sé''
en la cultura
Ejército Zapatista de
Liberación Nacional
México
11 de noviembre del 2003.
Buenas tardes a todos y, sobre todo, a todas. Les escribe
el gran Don Durito de La Lacandona para daros la bienvenida a esta exposición
de arte que se la rifa por las comunidades indígenas zapatistas.
Si escucháis una voz nasal y extraña leyendo
estas líneas, se debe a que una infausta gripa me impide deleitaros
con ése mi tono varonil y seductor. Así que he ordenado a
mi impertinente escudero, ése que ustedes conocen como "el SupMarcos",
que tenga a bien grabar estas palabras.
Yo sé que vosotros esperabais un comunicado, carta,
posdata o algo parecido de parte de mi escudero. Debo pediros que seáis
magnánimos y disculpéis la ausencia de sus letras. El motivo
es que se halla víctima de una gran vergüenza.
Resulta que él desconocía las obras de arte
gráfico que diversos artistas, talleres gráficos y personas,
habían donado para la rifa en beneficio de las Juntas de Buen Gobierno.
Por eso se atrevió a enviar ese esperpento llamado "Reloj Roto".
Claro que al verse compartiendo la sala, y la rifa, con
las obras donadas por Guillermo Pacheco, Rubén Leyva, Luis Zárate,
Alejandra Villegas, Juan Alcázar, Nantuco, Justina Fuentes, Vicente
Rojo, Arnulfo Aquino, Gabriel Macotela, Nahoa Nicolás de Jesús
Aguilar, Rafael López Castro, el Gritón, el Taller
Gráfico de Fernando Sandoval, el Taller Gráfico de Juan Alcázar,
José Luis Martín, Ediciones Alción, Blanca Villalba,
Beatriz Zalce y Elisa Ramírez, se puso como semáforo, es
decir, primero se puso verde, luego amarillo y al final rojo.
Yo le propuse entonces que se auto enviara como obra gráfica,
en técnica que llaman ''de tercera dimensión", o como ''performance"
multicolor. Le sugerí un nombre para tal efecto: ''Nariz Policromada".
No sé por qué rechazó mi propuesta.
Estoy seguro de que hubiera tenido más éxito que con esa
especie de deshuesadero llamada "Reloj Roto".
Sin embargo, en desagravio de mi torpe escudero, debo
decir que el "Reloj Roto" tiene algunas ventajas.
Por ejemplo, si algún ingenuo, o ingenua, compra
un boleto para la rifa de esa obra, es seguro de que ganará. Por
"default" es cierto, pero ganará. Y ganar una rifa, manque el premio
sea un reloj roto, siempre es una alegría.
No sólo. Suponga usted que se le arruina el automóvil,
lo lleva al taller y el mecánico le dice: ''Uy seño, ora
sí que su móvil ya quedó como empresa privatizada,
o sea que nomás no jala ni con bueyes y vacas, sin agraviar a sus
personitas, porque fíjese que se le pasó a perjudicar el
'bendix' o esa cosa que hace como run-run y
ya está discontinuado porque ora puro ful inyection". Usted,
en lugar de suicidarse, o de endeudarse para comprar un auto nuevo (que
es otra forma de suicidarse), sólo tiene que ir a su casa y buscar
en el reloj roto la pieza que necesita.
Hay más puntos a favor:
Si usted tiene hijos, las ventajas del reloj roto se potencian.
Ahí tiene usted las piezas para armar, cuando menos, 3 bicicletas
y 3 triciclos. Sólo necesita las llantas respectivas, la cadena
y el cuadro. Esto no hay que despreciarlo porque ya vienen la navidad y
reyes, y usted puede remontar la cuesta de enero sobre ruedas.
¿Problemas para su picnic o para celebrar
los 20 y 10 de los zapatones? Bueno, simplemente deshágase de todo
lo que cubre el reloj roto, póngalo en posición horizontal
sobre unos ladrillos y tendrá usted una mesa redonda.
¿Llega tarde a una cita? El pretexto de que su
reloj se detuvo porque se rompió, tendrá veracidad comprobable.
Y, en caso extremo, hallándose usted harto necesitado
o necesitada de dinero, puede vender el reloj roto, por kilo, en cualquier
local de compra-venta de fierro viejo.
Y ni hablar de que nunca tendrá que preocuparse
por darle cuerda a este reloj.
Podía escribir una enciclopedia sobre las ventajas
prácticas del reloj roto, pero a cada uno de mis argumentos a favor,
mi escudero ha respondido con un gruñido.
Todo esto no pasaría si él hubiera hecho
caso.
Yo le sugerí que declinara su participación
y me cediera el lugar. Mi habilidad para el pincelín werever es
ya una leyenda y, es seguro, pude haber realizado una obra que dejara a
la capilla sixtina en la categoría de ''anuncios espectaculares"
y al tal Miguel Angel en el rubro de ''pintor de brocha gorda a dieta".
Es más, le dije que posara para mí y que
lo plasmaría para la posteridad. Dudó cuando le dije, martillo
y cincel en mano, que era mejor aplicar el cubismo al modelo (para que
la pintura saliera más natural), y terminó por negarse rotundamente
cuando le insinué que la obra aumentaría de valor si él
pasaba a mejor vida.
No importa, a mí no se me da lo de las naturalezas
muertas y, además, el costo del lienzo para alcanzar a pintar su
nariz iba a quebrar mi presupuesto.
Bueno, a pesar de que los organizadores de esta exposición-rifa
han tenido el mal gusto de dejarme fuera de la lista de artistas plásticos
participantes, he decidido hacerme presente, no con una obra de arte, sino
con unas palabras.
Empezaré por agradecer a los artistas, talleres
y personas que participan. Todas ellas y ellos han donado alguna o varias
obras de arte, sea de su producción propia o sea de su colecciones,
para esta rifa. La calidad de todas las obras (excepción hecha del
reloj roto) está fuera de toda duda. Nadie ha dado lo que le sobrara,
sino lo que consideró valioso para apoyar una causa que consideran
legítima en su aspiración: el desarrollo limpio y honesto
de los pueblos indios.
La causa que los ha movido es el apoyo a las comunidades
indígenas zapatistas. Porque es bueno aclarar desde un principio,
que el dinero que se recaude de la rifa de estas obras de arte será
enviado a las Juntas de Buen Gobierno, y será utilizado para proyectos
de salud, vivienda, alimentación, educación, producción
y comercialización en beneficio de los pueblos indios en resistencia.
Ni un solo centavo será utilizado para nada que no sea civil y pacífico.
Mi ignorancia sobre el arte gráfico puede calificarse
como enciclopédica, pero considero que todo ser humano honesto y
noble, lo es también en lo que produce.
La honestidad y nobleza del arte que hoy admiramos no
viene del destino que tiene, en este caso, el desarrollo justo de las comunidades
indígenas. Viene de la sangre que animó la mano que traza
una línea, plasma un color, o da, sin pedir nada a cambio, algo
que le pertenece con justicia y cabalidad.
En el mundo actual, todo acto responde, implícita
o explícitamente, a las preguntas de ''¿por qué?"
y ''¿contra qué?"
Tal vez me aventuro en terrenos desconocidos si añado
que esto también incumbe al arte, al arte gráfico en este
caso.
En el mundo de la globalización del Poder, los
terrenos neutrales han desaparecido y los puntos medios se diluyen cada
vez más.
Hoy, el ''¿por qué?" y ''¿contra
qué?" se han convertido en ''¿por quién?" y "¿contra
quién?"
Y no es que ahora todo sea blanco o negro, y que los colores
hayan desaparecido dejándonos huérfanos de mañana.
No, no es eso.
Pero sucede que los grises que pueblan el mundo de la
política y del arte, se refugian en las indefiniciones que, cual
torres de cristal, les construye el Poder para evitar que, pintando el
mundo de colores, se pinten el corazón e imaginen en él un
mundo nuevo.
Los colores están ahí. Mirarlos no es fácil.
El daltonismo de quien, a falta de razón, usa la fuerza para mandar,
es contagioso.
Si mirar los colores es difícil, pintarlos requiere
un esfuerzo llamado ''vergüenza" y otro llamado ''dignidad".
Las personas que han hecho posible esta exposición
artística y la rifa que le sigue, han respondido sin titubear a
las preguntas ''¿por quién?" y ''¿contra quién?",
y nos dicen, con su acción de hoy: por los pueblos indios y contra
quienes los ignoran.
En cada obra de las que aquí se presentan, hay
un ''sí" y un ''no": un ''sí" a un compromiso, y un ''no"
a la indiferencia y el cinismo.
Y esto hay que saludarlo siempre, sobre todo ahora que
son los ''no sé" los que abundan en la cultura.
Gracias pues a los que participan en esta obra gráfica
y humana.
Salud a ellas y a ellos.
Bien haya el corazón que late en quienes, pudiendo
disfrazar la apatía y el desinterés con hábiles y
coloridos trazos, prefieren mirar con su arte a aquellos que son el color
que son de la tierra.
Vale. Salud, y que, roto el reloj de arriba, empiece a
andar por el fin el reloj de abajo como debe ser, es decir, con todos los
colores.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
p.p. SupMarcos.
Don Durito de La Lacandona.
México, noviembre del 2003, 20 y 10.
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