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México D.F. Jueves 13 de noviembre de 2003
John Saxe-Fernández
El paquete: asunto de seguridad nacional
No pecó de exceso Julio Boltvinik cuando usó los calificativos "chantaje" y "provocación" para referirse al paquete económico presentado por el Ejecutivo a la Cámara de Diputados, desde la Secretaría de Gobernación, encargada de la "seguridad interior" y de Hacienda. En sentido estricto, según han explicitado ex altos funcionarios del Banco Mundial, al hacer una síntesis de su estrategia privatizadora de grandes empresas como Petróleos Mexicanos (Pemex), Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro (LFC), una vez que se ha hecho vulnerable a la economía nacional por la vía de la desregulación financiera y se procede con la "sobornización" de la cúpula política, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (FMI-BM) empujan a la exhausta economía al paso tres: una desestabilización sociopolítica por la vía de una gran embestida contra la economía popular, en un contexto recesivo en el que se aplican medidas que agudizan esa condición por medio de mayores reducciones al gasto público, el desmantelamiento de los contratos colectivos, los despidos, las privatizaciones y la acentuación de la distribución regresiva del ingreso.
Parece que los aprendices de brujo tienen toda la intención de transformar la política económica en un asunto policiaco-militar, es decir, de "seguridad nacional", razón por la cual podría explicarse la inusual participación de Gobernación en la presentación de un paquete de medidas de recaudación fiscal y de gasto público, política y socialmente explosivo. Esto da lugar a lo que Stiglitz llama el paso "tres y medio", es decir -textual- "los disturbios sociales inducidos por el FMI". Estos disturbios, dolorosamente predecibles, se generan cuando la nación está "caída y en desgracia", y el FMI-BM "se aprovechan y le exprimen hasta la última gota de sangre. Incrementa el calor, hasta que la olla entera explota". (Memoria, junio 2002). El "paquete" es un detonador de disturbios, como se observó en Indonesia en 1998 por eliminar los subsidios a la comida y los combustibles para los pobres; o por la privatización y el aumento brutal de las tarifas del agua y los esquemas de desnacionalización del gas natural en Bolivia; o en Ecuador por subidas en los precios del gas natural; o en Argentina por el saqueo del patrimonio nacional y la embestida contra los ahorristas; o en la República Dominicana por una ofensiva antipopular y recesiva de una economía que hace pocos años crecía a un ritmo superior a 5 por ciento y que hoy, bajo una administración "estadunidense" de su política económica (como ocurre en el México del TLCAN), experimenta un desplome de menos 3 por ciento e induce a los amplios sectores económicamente agredidos a la "huelga general".
Según Stiglitz "...da la impresión de que el disturbio forma parte del plan". Existe amplia comprobación documental de esta aseveración. En un trabajo que presenté en 1998 al Colegio de Postgraduados, instancia de investigación y docencia agropecuaria que el "paquete" intenta hacer desaparecer, discutí cómo los funcionarios de EU estaban concientes del incendio sociopolítico que generaba el programa salinista de privatización rural y la contrarreforma al artículo 27, ciertamente, una brutal e imperdonable agresión a millones de familias campesinas e indígenas. En un documento privado dado a conocer por la prensa, los asesores del entonces embajador de EU, James Jones, reconocieron que tal política "...ha contribuido a fomentar la inestabilidad social y por lo tanto a impulsar el movimiento guerrillero zapatista". Como hoy respecto al complejo petro-eléctrico, los motivos de esa estrategia fueron antinacionales, depredadores y cortoplacistas. Ahí se reconoce que EU "será el mayor beneficiario... pues el giro en los cultivos... favorecerá una mayor importación de maíz y frijol a corto plazo".
El giro en los cultivos mexicanos hacia otros productos básicos -trigo, sorgo, soya, arroz y algodón- hará que a mediano y largo plazos se dé una mayor demanda de estos bienes, "sobrepasando la capacidad productiva nacional e incrementando las importaciones de EU".
Según Gregg Palast, existe más comprobación de esta política de chantaje y provocación en documentos marcados como "confidenciales", "restringidos" y "no revelar" del BM. Uno de esos documentos, la Estrategia interina de asistencia de país para Ecuador, indica, con fría precisión, que el BM preveía que sus planes inducirían "disturbios sociales", "... su término para describir una nación en llamas". Se nos indica que "los disturbios del FMI" causan, debido al pánico, nuevas salidas de capital, además de gobiernos en bancarrota. Por "disturbios" Palast se refiere a protestas pacíficas dispersadas por balas, tanques y gas lacrimógeno, como ocurrió en Bolivia. Si bien, como dice Stiglitz, "este incendio económico tiene un lado positivo para las corporaciones extranjeras, que pueden adquirir los bienes restantes... a precios de remate"; cabe recordar 1910 y recomendar a los irresponsables privatizadores del BM y sus empleados locales que"no le busquen tres pies al gato". [email protected]
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