México D.F. Martes 4 de noviembre de 2003
Madrazo quiere ser Presidente aun sobre el "cadáver"
del instituto, afirma el PRD
Bajo el estigma de la imposición se instala
el Consejo General del IFE
ALONSO URRUTIA Y CIRO PEREZ SILVA
Bajo el estigma del retorno del PRI al control de la operación
electoral, la sesión de instalación del Consejo General del
IFE fue un nuevo foro para cuestionar la legitimidad de los integrantes
del organismo.
"El asunto es que el PRI desea un órgano a modo,
un órgano obsecuente. Roberto Madrazo quiere ser presidente de la
República, incluso sobre el cadáver del IFE", acusó
el representante del PRD ante el instituto, Juan Guerra.
Y continuó: "¿por qué el PAN obsequió
al PRI el derecho de hacer tantas propuestas y rebajar el carácter
ciudadano? Se pueden especular mil cosas, pero de que lo hizo, es un hecho.
Ahora la cuestión es si va a responder a las expectativas ciudadanas
o va a devenir en un órgano electoral en el que se reciban consignas
y se comporten algunos consejeros como empleados del PRI".
Sentados en el salón de plenos, los nueve consejeros
electorales escuchaban el reclamo perredista. Ahí estaban Virgilio
Andrade, cuyo currículum lo identifica como militante priísta,
y Alejandra Latapí, incluida en la lista de militantes del tricolor
que aportaron fondos a la campaña de Francisco Labastida Ochoa.
Escucharon también la defensa que de ellos hicieron
los tres partidos que pactaron su nombramiento: PRI, PAN y PVEM. Desempolvando
un discurso de los albores del salinato, el panista Rogelio Carbajal sostuvo
que a su partido "no escapa que la legitimidad no sólo se gana en
el origen, en la esencia; la legitimidad también se gana en el ejercicio
del cargo".
El
priísta Fidel Herrera Beltrán dijo que su partido no pretende
ninguna ventaja adicional y que sólo quiere que la ley se aplique.
"El IFE no puede quedar en medio de fuego partidario, ni amigo ni enemigo,
ni cruzado", manifestó.
Poco antes, apenas rindió protesta como consejero
presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde lanzó su primer discurso,
a un tiempo conciliador y legitimador: "lo único que puedo afirmar
es que el nombramiento se realizó tal y como lo mandan la Constitución
y las leyes que de ella emanan. Nuestra legitimidad deriva de un proceso
absolutamente legal. No hay democracia sin respeto al estado de derecho".
Presagiando la andanada perredista, clamó por no
confundir "la discusión democrática sobre el procedimiento
de elección de los consejeros con la discusión sobre el mandato
de este nuevo Consejo General de legalidad e imparcialidad".
Reivindicó como patrimonio de los mexicanos la
imparcialidad, autonomía y eficacia del IFE, mismas que, dijo, provienen
del respaldo y la credibilidad de que goza entre la ciudadanía y
los partidos políticos. Ponderó también el papel del
servicio profesional electoral como sustento del funcionamiento cotidiano
del organismo.
Llamó a los partidos a no trasladar un debate propio
del Congreso al seno del IFE, y con el ánimo conciliador con el
que dio inicio su gestión, anunció que por acuerdo de los
consejeros se había determinado ratificar a Fernando Zertuche como
secretario ejecutivo del IFE.
Esto provocó la primera diferencia con el PRD.
"El nombramiento del secretario general es una facultad del Consejo General,
no de los consejeros. El órgano funciona con consejeros, con representantes
del Poder Legislativo y de los partidos, que son los que toman las decisiones."
Ninguno de los consejeros electorales hizo uso de la palabra;
sólo contemplaron el debate sobre su legitimidad o ilegitimidad.
Ausente estaba el principal operador priísta en el pacto cupular
con el PAN, el diputado Miguel Angel Yunes, representante del Poder Legislativo.
Tocaría al panista Rogelio Carbajal justificar
ese pacto con el argumento de que actuaron "con ánimo de Estado,
de seguir construyendo esta institución". Para su partido, agregó,
"no escapa afirmar que la legitimidad de origen es incuestionable; aquellos
que pretendan cuestionarla pretenden descalificar la propia Constitución".
"Deseamos -continuó- que su desempeño sea
apegado justamente a los principios que marca la Constitución, no
esperamos más, pero tampoco menos".
En su turno, el diputado del Partido del Trabajo Pedro
Vázquez reprochó el método de selección, caracterizado
por la "opacidad, la exclusión y el acuerdo cupular entre dos partidos
que fueron sancionados fuertemente por el Consejo anterior". Demandó
a los consejeros que sean capaces de superar aquel refrán de que
"lo que mal empieza mal acaba, pues la transición en México
no acepta ninguna regresión".
Como en los viejos tiempos...
A manera de preámbulo, el perredista Guerra evocó
los viejos tiempos del sistema político nacional, con las tanquetas
defendiendo el triunfo de Carlos Salinas en el Congreso. Los personajes
de entonces, sostuvo, operaron ahora. "La convicción de gente como
Madrazo, Elba Esther, Chuayffet, es que el órgano debería
ser del gobierno para controlarlo y manipularlo."
Pasó entonces a identificar a los nuevos consejeros
electorales afines al priísmo. "Algunos son empleados. Lo que quiere
el PRI es que conserven esa mentalidad." Se refirió a Virgilio Andrade,
cuya experiencia electoral pasa por haber sido representante suplente del
tricolor en el IFE. "La disciplina cuenta mucho -añadió-.
Por eso esperamos que crean que éste es un órgano autónomo,
no vienen aquí a actuar como priístas ni como empleados de
nadie."
Definió al consejero Marco Antonio Gómez
como ex empleado de Emilio Chuayffet y de César Camacho Quiroz.
Asimismo, a Alejandra Latapí la llamó "distinguida" aportante
a la campaña electoral del PRI en 2000.
A su lado, cada denuncia de Guerra era seguida por un
gesto entre festivo e irónico de Fidel Herrera, quien de inmediato
tomó la palabra: "lo real es que siempre resulta cómodo culpar
a otros de la incapacidad personal o de la propia obcecación, de
la cerrazón que impide llegar a acuerdos".
Acusó al perredismo de asumir posturas maniqueas
para justificar su postura frente a los nuevos consejeros. A juicio del
senador priísta, más sospechoso de una violación de
la legalidad hubiera sido haber incurrido en el supuesto de la relección
de consejeros.
Ya en plena descalificación de la postura perredista,
lanzó en tono de burla: "espero que no haya ninguna acusación
de una vida previa o prenatal de alguno de los consejeros, de haber tenido
algún roce con un reporte académico, en su carácter
de consultores, con el PRI". El IFE, dijo el priísta, no está
bajo sospecha de nadie, salvo de quienes quieran encontrar razones para
sospechas infundadas.
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