ASTILLERO

Julio Hernández López

Suprema Corte Yunquista

Electricidad y ministros en la agenda PRI-PAN

Ugalde y la mentira original

ROBERTO MADRAZO PINTADO estuvo ayer en Los Pinos para acordar los términos en que el PRI pagará, con votos en favor de la reforma eléctrica deseada por el foxismo, la entrega que el PAN le acaba de hacer del instituto electoral federal. El dirigente nacional del partido tricolor ya no prevé fisuras ni fracturas dentro de la bancada senatorial priísta: el tamaño del botín arrancado a la casa presidencial es suficiente para hacer entrar en razón a los piratas más rudos, que seguirán haciendo escándalo escenográfico pero no podrán hacerse los desentendidos de que con la cesión de lo que fue el IFE les han abierto el camino de retorno al poder que será aún más desbrozado si el priísmo logra hacerse pasar como héroe de las susodichas reformas presuntamente estratégicas.

ASI SE IRA cumpliendo el pacto secreto de Vicente Fox con la facción salinista que controla al PRI. IFE a cambio de reforma eléctrica, para luego pasar a la confirmación de Guillermo Ortiz en la gubernatura "autónoma" del Banco de México a cambio del apoyo priísta para la designación de dos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que sean afines al foxismo. Tan evidente es la intención de quienes gobiernan a nombre de Vicente Fox de colocar en las sillas de la citada Corte a personajes abiertamente identificados con la ultraderecha, que el ex presidente del máximo órgano judicial federal y actual ministro, Genaro Góngora, advirtió el pasado domingo de los riesgos de que en lugar de dos ministros que se habrán de jubilar el último día de este mes sean nombrados personajes "con un sello partidista (que) causaría serios problemas en una institución que debe ser apartidista".

DE HECHO, LA Corte ya vive el asalto de la ultraderecha: Mariano Azuela, actual presidente de esa máxima instancia judicial, fue impulsado por Ramón Muñoz, poderoso miembro de la organización clandestina El Yunque (según las extraordinarias investigaciones de Alvaro Delgado, autor del libro que lleva el nombre de esa pieza de metal que nunca se dobla), y el agradecido Azuela se mantiene en comunicación permanente con el discreto jefe conservador que tiene a cargo la conservación de la pureza ideológica del gobierno federal, vetando a unos, aprobando a otros y colocando piezas estratégicas en el organigrama nacional (los oficiales mayores han sido materia de especial atención del jefe Muñoz). Pero ahora se pretende ampliar la base de apoyo a un Azuela que en privado es altamente criticado por algunos de sus colegas, quienes reprueban la militancia ideológica del presidente de la Corte, mostrada sin reserva en reciente discurso en que se lanzó contra el jefe de Gobierno capitalino, criticando populismos y exponiendo la respetabilidad del Poder Judicial de la Federación a un peor golpeteo político del de por sí desatado a causa del Paraje San Juan.

FOX (ES DECIR, Muñoz) estaría tentado a proponer para ocupar las dos vacantes ministeriales a personajes sin carrera judicial suficiente o, abiertamente, con antecedentes de compromisos partidistas. En todo caso le bastará tener el apoyo de la fracción senatorial priísta, pues a esa Cámara Fox/Muñoz habrá de enviar sendas ternas de aspirantes a ocupar las dos plazas que quedarán sin titular a fin de mes. La definición de esos espacios, vitales para la resolución de los conflictos sociales y políticos cada vez más necesitados del criterio resolutivo de la Corte, pasará también por el mercadeo político: PRI y PAN pueden optar por repartirse el botín, como en el caso de lo que fue el IFE, quedándose cada cual con un ministro, o bien podría darse el caso de que, a cuenta de cesiones al priísmo, el mando tricolor ceda a Fox (es decir, a Muñoz, es decir, a El Yunque) las dos sillas de la Corte.

LUIS CARLOS UGALDE, mientras tanto, sigue patinando. El problema no es que haya sido militante priísta, sino que ha mentido para inaugurarse como presidente del Instituto Bipartidista Electoral. No es posible darle votos de confianza ni beneficios de duda a quien miente con todo descaro a la hora de definirse como una especie de curioso que pasaba por las oficinas del PRI a la hora que allí se necesitaba alguien que redactara algunos documentos de una asamblea nacional o se encargara de una secretaría del comité nacional juvenil o de una secretaría técnica de una comisión de ideología. Ugalde no era nada más un simpatizante, sino un militante, pues sólo con esa condición se pueden ejercer y ocupar cargos como los que él aceptó. Si tales van a ser los criterios con los que actuará como presidente del ife (con minúsculas), tal vez fuese mejor que volviese a los trucos de prestidigitación que en su adolescencia le hicieron subcampeón de magia de cerca, es decir, aquella que se hace con naipes y monedas desaparecibles o manipulables.

EN LUGAR DE asumir con honestidad y veracidad su pasado, Ugalde ha mentido, tratando de engañar para que su militancia priísta no hiciera ruido. Ayer, entrevistado por José Cárdenas para Radio Fórmula, dijo que cree que su paso por el priísmo le da "fortaleza" para su función actual. "ƑEse pasado te enaltece?", preguntó Cárdenas, y Ugalde otra vez prefirió la huida: "Me da mucho gusto, porque me permitió ver el funcionamiento de un partido por dentro..." También explicó que su paso por la secretaría de capacitación política del Frente Juvenil Revolucionario fue casi una ocurrencia juvenil, pues "un grupo de amigos me invitó" a esa cartera, por la cual, comentó con presunto sentido irónico, "no recibí ninguna paga de por medio". Puntualizó que haber sido el tipo de priísta que él fue "no es vergonzoso, ni me arrepiento de ello". Lo malo es que ni reivindica ni asume plenamente sus hechos políticos y, por el contrario, miente de manera abierta y a conveniencia.

TAMBIEN PUEDE DECIR que no es elbista ni tiene compromiso con la Primera Profesora del País, a pesar de que encabezó el grupo de trabajo sobre agenda legislativa y estrategia política que la maestra Gordillo formó en cuanto fue nombrada coordinadora de los diputados federales priístas. En ese equipo interno de trabajo participaron Miguel Angel Jiménez (asesor de la PPP y brazo derecho de Fernando González, yerno de aquélla) y Francisco Rojas Gutiérrez. Los planes del gordillismo para Ugalde pasaban por la secretaría general de la Cámara de Diputados, que finalmente quedó en manos de Patricia Flores Elizondo. El destino de Ugalde quedó sellado cuando se cayó la primera propuesta de la profesora Gordillo para la presidencia del IFE, que era Alfonso Zárate. También en este caso, Ugalde puede declarar que no es militante del gordillismo, sino simple simpatizante, o empleado.

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