Fuertes bajas en los mercados por embargo accionario a Mijail Jodorkovsky

Acoso del Kremlin a magnate petrolero genera problemas económicos a Rusia

Preocupa al gobierno ruso la creciente desconfianza de los inversionistas internacionales

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 30 de octubre. La gran paradoja del Kremlin es que mientras más golpea al magnate Mijail Jodorkovsky, que se atrevió a desafiar el liderazgo político del presidente Vladimir Putin, cual efecto bumerán, mayor daño cau-sa a la economía de Rusia.

Así sucedió este jueves, cuando la procuraduría anunció el embargo de una importante participación accionaria de la petrolera Yukos, del orden de 53 por ciento de su capital constitutivo, lo cual originó fuertes bajas en los mercados rusos.

Aunque un portavoz de Yukos explicó que el paquete accionario embargado corresponde a 44 por ciento del capital, debido a que en el proceso de fusión con Sibneft se emitieron acciones adicionales que redujeron la participación del Grupo Menatep (de Jodorkovsky y principales socios), el índice de referencia de las acciones de Rusia, el RTS, cerró la jornada con una caída de más de 8 por ciento y el rublo volvió a bajar 10 kopeks frente al dólar.

Casi una cuarta parte del volumen de 48 millones de dólares negociado hoy correspondió a acciones de Yukos, que desde que su presidente ingresó en prisión, el sábado anterior, ha perdido un tercio de su valor de mercado, que antes de esta crisis se estimaba en 35 mil millones de dólares, arrastrando en su caída a otras petroleras y grandes empresas rusas.

La desconfianza de los inversionistas preocupa al gobierno, que al final de cuentas será el que acabe pagando la campaña de acoso contra Yukos, impulsada por uno de los clanes políticos del entorno de Putin.

El viceprimer ministro, Aleksei Kudrin, lanzó hoy la señal de alarma: "Las medidas de las dependencias encargadas de cumplir la ley tienen que ser legales. Los acontecimientos están empezando a afectar la economía", afirmó el también titular de la cartera de Finanzas.

El portavoz de Yukos, por razones obvias, fue más categórico: "Esta es una flagrante violación del Código Penal y de la Constitución rusa."

No obstante, el portavoz y el viceprimer ministro, cada quien con el lenguaje propio de su circunstancia, se referían a lo mismo: el embargo instrumentado por la procuraduría, al margen de simpatías o rechazos hacia Jodorkovsky, establece un grave precedente al afectar acciones que -con estricto apego a derecho- son propiedad de dos empresas extranjeras sobre las cuales no tienen jurisdicción las autoridades judiciales rusas.

Puede llevar muy lejos, y no en el sentido de hacer justicia, argumentar -como hizo este jueves la procuraduría- que las compañías Yukos Universal Limited y Hully Enterprises "pertenecen de hecho" a Jodorkovsky, por lo cual "se procedió a incautar acciones equivalentes a los perjuicios causados al Estado".

Afirmar que 53 por ciento del capital de Yukos, como asegura la procuraduría, o inclusive 44 por ciento, como precisó la empresa, tienen un valor de mercado de mil millones de dólares, la suma que se reclama a Jodorkovsky y socios, sólo pone de relieve las motivaciones políticas de este caso.

El embargo pretende impedir que Jodorkovsky y socios vendan parte de sus acciones a alguna trasnacional del petróleo -Ex-xonMobil y ChevronTexaco mantienen su interés-, con lo cual se haría de un poderoso aliado foráneo.

Por otro lado, la incertidumbre que rodea al jefe de la Oficina de la Presidencia, Aleksandr Voloshin, cuya dimisión oficialmente no ha sido aceptada por Putin, también tie-ne impacto negativo en los mercados.

Esta oficina, que cuenta con miles de em-pleados, concentra las funciones que en la época soviética cumplía el Comité Central del Partido Comunista, por lo cual este centro neurálgico del poder se paraliza si no es claro quién lo encabeza.

Esto tendrá un costo en las urnas, en di-ciembre próximo, pero no tan grande como el colapso económico que podría provocar el afán de extirpar de raíz las ambiciones políticas del hombre más rico del país.

Para deshacerse de Jodorkovsky como rival político, Putin parece dispuesto incluso a destruir la petrolera que pagaba impuestos de la manera más puntual, porque la evasión fiscal por la que se persigue al magnate y sus socios, igual que los otros delitos que se les imputan, se refieren a hechos ocurridos en 1994, y a prácticas comunes para todos los empresarios rusos en los albores de la privatización de Boris Yeltsin, cuando Yukos to-davía ni existía.