México D.F. Viernes 17 de octubre de 2003
IRAK: LA ONU LEGALIZA EL CRIMEN
El
Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU)
aprobó ayer, por unanimidad, la resolución 1511, documento
vergonzoso e infame que omite las atrocidades perpetradas por Estados Unidos
e Inglaterra en Irak, legaliza la agresión militar en curso e institucionaliza
la ocupación y la rapiña coloniales de esa nación
árabe.
Es obligado constatar que las potencias que pudieron haber
ejercido un contrapeso a la arrogancia y la arbitrariedad estadunidense
-como lo habían venido haciendo desde el año pasado, cuando
Washington y Londres evidenciaron sus intenciones de apoderarse de Irak
al precio que fuera- claudicaron en sus posturas y optaron por una deplorable
componenda con el gobierno de George W. Bush.
En este sentido, las "reservas" con las que Alemania,
Francia y Rusia apoyaron la resolución mencionada son sólo
un tibio intento de salvar las apariencias, en tanto que China optó
por mantener el perfil más bajo posible y se plegó sin tapujos
a las imposiciones de Estados Unidos.
Sin un solo miembro permanente del Consejo de Seguridad
dispuesto a oponerse a la resolución, los no permanentes -nuestro
país entre ellos- carecieron de margen y de alicientes para resistir
las presiones de Estados Unidos. El voto aprobatorio de México significa
un nuevo agravio a los principios rectores de la política exterior
nacional: el respeto a la autodeterminación, la no intervención
y la solución de las diferencias entre Estados por medio de la negociación
pacífica.
Pero la representación que se llevó las
palmas en materia de incongruencia e irresponsabilidad fue la de Siria,
país que bien podría ser el próximo -después
de Afganistán e Irak- en la lista de objetivos militares estadunidenses.
Así hubiese sido por instinto de sobrevivencia, y aun pagando el
precio de la soledad en el Consejo de Seguridad, los diplomáticos
de Damasco debieron haber rechazado este precedente de legalización
de invasiones armadas.
En el texto de la resolución 1511, la soberanía
de Irak queda encomendada al llamado "consejo de gobierno" de Irak, un
teatro de marionetas que depende de los generales ocupantes; a la ONU se
le asigna la tarea de barrer los escombros que dejaron los bombardeos del
martirizado país árabe; la comunidad internacional queda
convertida en donadora de fondos de caridad -administrados por el Pentágono-
para la reconstrucción; a la Casa Blanca se le reconoce, finalmente,
como administradora legítima y plenipotenciaria de lo que queda
de Irak.
La de ayer fue, en suma, una fecha triste y oprobiosa
para la comunidad internacional y su máximo organismo, una jornada
de claudicación de los principios y las leyes ante el poder militar
y económico, y un día para agregar a los registros de la
historia de la infamia.
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