Se suman dos títulos a la colección auspiciada por Ediciones SM

Los niños dejarán el cautiverio de la pantalla chica si se les lleva a la poesía y la imaginación

ARTURO JIMENEZ

En oposición a planteamientos de Elías Nandino, para David Huerta no es válida la visión de los niños como ''poetas puros" y considera que, en cambio, la infancia sí es una etapa propicia para comenzar a leer y entender la poesía, la cual es ''otra realidad" que requeriría de preparación y experiencia previas para poder escribirla.

Huerta alude a otros dos libros de la colección Poesía e Infancia, de Ediciones SM, que antologa fragmentos y textos completos de poetas mexicanos del siglo XX: Poesía a cucharadas y Circo poético, destinados a niños de los últimos años de primaria y de secundaria, respectivamente.

En días pasados fueron presentados los primeros cuatro títulos de esa colección: Tren de cuerda, de Fernando Pessoa y heterónimos; Infancia de luz, de Homero Aridjis; Crónica de infancia, de Salvador Novo; y Silabario del corazón, de Ramón López Velarde.

De igual manera cometan la colección, Aridjis, Eduardo Langagne, Eduardo Casar, Elva Macías, Rodolfo Fonseca y Rodrigo García López, director de Ediciones SM en México.

ƑQué sentido tiene una colección como ésta?, preguntó Huerta al retomar su reflexión. En primer lugar, respondió, ayudar a preparar ''buenos lectores literarios".

Langagne coincidió con Huerta en que "no hay niños poetas" pero sí "poetas niños". Los pequeños, en cambio, sí pueden ser lectores de libros como Poesía a cucharadas y Circo poético.

Por eso dichas antologías, agregó, serán de mucha utilidad para los maestros. Langagne también retomó la idea del texto literario como fundamental durante el proceso de enseñanza.

Pluralidad de voces del siglo XX

Sobre los criterios para la selección de las antologías, Rodolfo Fonseca, quien con Huerta y Eduardo Casar fungió como seleccionador, dijo que se buscó en los poemas y fragmentos un lenguaje accesible y temáticas adecuadas a la infancia.

Hubo que recordar, agregó Fonseca, lo que para él era la poesía en la infancia y lo que le hubiera gustado leer. Hay en ambas antologías, aseguró, una pluralidad de voces de poetas mexicanos del siglo XX, desde los clásicos hasta los jóvenes, así como poemas de diversos pueblos indígenas del país.

Hace algunos años, comentó Homero Aridjis, era impensable encontrar libros para niños, y menos de poesía. Lo que por lo general había eran ''libros idiotas" que consideraban que los pequeños eran ''niños idiotas".

Aridjis celebró la colección Poesía e Infancia y advirtió sobre la urgencia de rescatar a los niños del cautiverio de la televisión y llevarlos a los mundos de la imaginación y de la poesía.

Sobre su libro Infancia de luz, comentó que ha sido una manera de recobrarse a sí mismo como niño. Y mencionó dos maneras de lograr esa recuperación: el sueño y la poesía.

Tras celebrar que una editorial privada apueste por la poesía, Eduardo Casar sostuvo que ésta ''enlaza" lo emotivo y lo intelectual del ser humano y que con su lectura saldrán ''mejorados" no sólo los niños, sino también los adultos.

Elva Macías reconoció esta labor editorial destinada a dar ''poesía a cucharadas" a los pequeños y adolescentes, a la manera como Jaime Sabines propuso tomar dosis de luna.

Para decidirse a crear esta colección, dijo Rodrigo García López, director de SM en México, se observó su viabilidad o inviabilidad no sólo desde el punto de vista económico, sino desde la posibilidad de otras ''potencialidades adicionales", como las ventajas de acercar la poesía a niños y jóvenes.

Además de cuestionar que se considere la edición de libros de poesía como negocio no redituable, García López aclaró que la colección no es una ''propuesta de poesía infantil", sino ''poesía para la infancia".