Desde hace 77 años la escuela rural brinda educación a hijos de campesinos

Dignidad, arma para defender El Mexe: vecinos de la normal

Este viernes realizarán una marcha para exigir que no se suspenda el sistema de internado

CLAUDIA HERRERA BELTRAN ENVIADA

Francisco I. Madero, Hgo., 16 de octubre. En los pueblos que rodean a la Escuela Normal Rural de El Mexe hay enojo. La gente permanece alerta, atrincherada para defender a los jóvenes que se oponen a la desaparición del internado. Hace dos semanas sonaron unos cohetes y los vecinos salieron con palos y machetes pensando que había llegado el momento de enfrentarse a los granaderos.

Fue falsa alarma, pero significó una muestra -dice Porfirio Angeles- de que los habitantes del municipio están dispuestos a todo para reabrir la escuela y restituir el internado, luego de mes y medio de movilizaciones. "Si el gobierno tiene su capricho, el pueblo tiene su dignidad", añade don Porfirio, egresado y vecino de la normal.

Como muestra del respaldo a los estudiantes, los habitantes harán este viernes una caravana a la ciudad de Pachuca, para exigir una entrevista con las autoridades del gobierno y demandar la reapertura de la escuela. Juana Reyes, madre de una alumna y originaria de este municipio, advierte: "la gente cuando se faja los pantalones no mide extremos".

En San Juan Tepatepec, El Rosario y otros pueblos -que pertenecen a la región del Valle del Mezquital- todavía sigue fresco el recuerdo del 19 de febrero de 2000, cuando cientos de policías fueron desnudados y vejados por los pobladores en su intento de desalojar esta escuela que lleva una década envuelta en protestas.

En los días anteriores la molestia de los habitantes se agudizó, porque el gobierno del estado instaló retenes en las carreteras que conducen a la ciudad de Pachuca. Los vehículos, relata Aurelio Aquino, delegado de la comunidad de Lázaro Cárdenas, son revisados minuciosamente para verificar si viajan estudiantes de la normal, y en caso de que así ocurra, los jóvenes son enviados de regreso al plantel. "Nos bajan a chingadazos de los autobuses", cuenta uno de los alumnos de la normal.

La nueva crisis de la escuela -que se fundó hace 77 años para dar educación a hijos de campesinos- comenzó el 26 de agosto pasado, cuando el comité estudiantil -que ha sido señalado como promotor de un autogobierno- desconoció al director del plantel, León Mejía Ortiz. Según los alumnos, el funcionario no cumplía de forma adecuada con sus funciones, pero de acuerdo con las autoridades del plantel, la inconformidad se debió a que algunos dirigentes estudiantiles habían sido reprobados.

El 27 de agosto, el director, docentes y trabajadores administrativos abandonaron las instalaciones, y semanas después vino el anuncio de la suspensión del internado para los casi 500 alumnos y el inicio de trabajos en una sede alterna en Pachuca para un centenar de jóvenes de nuevo ingreso que se inscribieron con la oferta de una beca de 2 mil pesos mensuales.

Así -cuenta Hilario Medina, uno de los padres de familia- "se prendió la mecha" en un centro escolar en el que continuamente hay protestas por diversas razones: reducción de matrícula, condiciones precarias de las instalaciones, escasos recursos para la alimentación, falta de plazas para los egresados o de un proyecto académico.

La tónica de los días siguientes ha sido de movilizaciones (marchas, retención de vehículos, entre otras formas de protesta), enfrentamiento con las fuerzas públicas, golpizas, y mesas de diálogo que no han dado resultado. No hay marcha atrás, dice el gobierno del estado, el internado deja de funcionar.

En respuesta, los estudiantes declararon una campaña de "resistencia", pero a mes y medio de protestas, quienes parecen estar más cansados de esta situación son los pobladores, que consideran a la normal como de su propiedad, porque ha sido fuente de empleo y una oportunidad de educación para miles jóvenes de esta y otras entidades, como Veracruz, Oaxaca, Puebla y Guerrero.

"Si en estos momentos la gente supiera que la escuela está amenazada por el intento de ocupación, se levantaría. Eso debería valorarlo el gobernador (el priísta Manuel Angel Núñez Soto) y las autoridades educativas", afirma el delegado de la colonia Lázaro Cárdenas, contigua a la escuela.

Pero no todos coinciden. Años de movilizaciones y la oferta de una beca para quienes acepten la desaparición del internado ha dividido a los pobladores.

Salvador Hernández, delegado de la colonia Nuevo México, recomienda a los muchachos que se conformen con lo que les ofrecen y que se pongan a estudiar. "Si el gobierno les da todo, casa, beca, comida, no sé que pelean", dice el campesino. De igual forma, el presidente municipal, el priísta Nicolás Ponce Santiago, ha publicado desplegados de reprobación a las protestas de los estudiantes y solicitando la intervención del gobernador para poner fin al conflicto.

En contrapartida, los padres de familia de los normalistas se quejan de que "hay línea" del gobierno del estado para dividir al pueblo y "aislar" a los muchachos. Juana Reyes, madre de una estudiante, asegura que en algunas comunidades se ha ofrecido material de construcción y despensas a cambio de que se firmen cartas en contra de los alumnos.

En medio de estas pugnas hay muestras de solidaridad. Los fines de semana, los vecinos llevan al plantel costales de arroz, de frijol y de verduras, y paquetes de sopa, de harina y de azúcar, para que los alumnos puedan seguir con su protesta.

En las calles también hay señales de apoyo a los normalistas. "No al cierre del internado del Mexe", "La escuela es del pueblo", "Si puedes leer este mensaje es gracias al maestro", rezan las mantas en las bardas de San Juan Tepatepec y El Rosario.

La maestra Luisa Ramírez, dirigente de mujeres priístas en El Rosario, resume el sentir de algunos lugareños: "nos da mucha tristeza que acaben con la normal", y hace una advertencia: "estamos dispuestos a todo. Las autoridades tienen poder, pero nosotros como pueblo tenemos dignidad".