México D.F. Viernes 3 de octubre de 2003
Redoblan la seguridad en torno al palacio presidencial,
el Congreso y la cancillería
Se intensifica paro general en demanda de la renuncia
del presidente boliviano
El líder de la principal central sindical llama
a huelguistas a armarse con palos y piedras
AFP, DPA, PL Y REUTERS
La Paz, 2 de octubre. La suma a las protestas de
comités vecinales en El Alto de los trabajadores de la salud, de
otros movimientos cívicos en Cochabamba y el corte de rutas en Los
Yungas, al norte de la capital, caracterizaron el cuarto día de
una huelga general convocada por los grandes sindicatos que reclaman la
renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y se oponen a
la exportación de gas sin consulta previa.
El gobierno boliviano, que intenta retomar la iniciativa
con una especie de relanzamiento de su gestión, redobló en
cambio la vigilancia militar y policial en torno al palacio presidencial
El Quemado, en La Paz; al edificio del Poder Legislativo, a la cancillería
y los alrededores de la Plaza de Armas, entre otros puntos estratégicos,
en lo que parecía ser una creciente militarización ante el
recrudecimiento de las protestas.
Con la cara pintada, fuertemente armados y enfundados
en trajes camuflados, los soldados no sólo se apostaron en los principales
edificios, sino que también rodearon la Universidad de San Andrés,
donde la víspera se suscitaron incidentes con los estudiantes. A
su vez, tropas policiales tomaron el control de calles y avenidas capitalinas.
Más
aún, el aparato militar y policial se extendió a lo largo
de unos 12 kilómetros de la ruta que une La Paz con la vecina El
Alto, sede del aeropuerto internacional, en cuya zona las actividades están
paralizadas.
Reportes de prensa señalaron que el ejército
también tomó el control de la estación de ferrocarriles
de Oruro, siempre en "previsión de desmanes", según las autoridades.
El vocero presidencial, Mauricio Antezana, al justificar
el despliegue militar afirmó que se trata de "garantizar la seguridad
de personas, la propiedad privada y pública en un contexto en que
se dan movilizaciones, bloqueos e inclusive acciones violentas".
Sin embargo, hubo forcejeos con la prensa ante una celosa
guardia en el palacio de gobierno, que obligó al vocero a pedir
disculpas a los medios.
La Central Obrera Boliviana reiteró su llamado
a huelga general, y consideró que la desmedida vigilancia militar
constituye una "muestra de debilidad" del presidente Sánchez de
Lozada.
"¿De qué sirve que el gobierno militarice
el país? ¿Va a meter bala porque alguien no trabaja y bloquea?
Si lo van a hacer, seguramente van a empeorar las cosas en todo Bolivia",
advirtió el líder Jaime Solares.
Solares reafirmó su llamado a armarse con palos
y piedras para enfrentar a la fuerza pública, y dijo que estaba
buscando un encuentro con el principal líder opositor, Evo Morales,
y el dirigente de esta movilización, Felipe Quispe, para unir fuerzas.
Denunció una movilización policial desde
el interior del país hacia La Paz, y dijo no descartar que se pretenda
"masacrar a dirigentes", por lo que instó a sus compañeros
a mantenerse en estado de emergencia.
En las últimas horas nuevos sectores vecinales
se unieron a las protestas en Los Altos, así como trabajadores de
la salud que iniciaron un paro de 48 horas, nuevos bloqueos en Los Yungas;
sectores cívicos e intelectuales en Cochabamba pararon labores.
La Paz continúa paralizada con la suma al paro
de comerciantes, carniceros, transportistas de carga y de pasajeros, jubilados,
desempleados y universitarios, además de mineros y campesinos. En
ese contexto, los huelguistas advirtieron de desacato civil en caso de
estado de sitio.
La Iglesia católica y organizaciones hu-manitarias
hicieron un llamado este jueves al gobierno y a los sindicatos en huelga
en favor de "la paz y el diálogo", por la búsqueda de acuerdos
sobre necesidades económicas, sociales y culturales, y lamentaron
que por ahora sean muy pocos los esfuerzos por una y otra partes para solucionar
el conflicto sobre exportación de gas.
Este día estudiantes y policías se enfrentaron
en El Alto con saldo de tres heridos, luego que la fuerza pública
lanzó gases lacrimógenos contra manifestantes que les arrojaban
piedras y palos en un puesto de vigilancia callejero.
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