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México D.F. Jueves 18 de septiembre de 2003
TRIUNFO DE LA RAZON Y LA JUSTICIA
El
rechazo a la extradición de Lorenzo Llona Olalde, anunciado ayer
por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), y la inmediata
liberación de este ciudadano mexicano de origen vasco que permaneció
injustamente encarcelado a lo largo de casi cinco meses, es una medida
que enaltece al Estado mexicano y restaura la dignidad y buen sentido de
las instituciones nacionales, atributos que fueron violentados por la aberrante
decisión del juez federal Ranulfo Castillo Mendoza, con sede en
el Reclusorio Sur, quien el pasado 28 de agosto falló en favor del
pedido de extradición de Llona Olalde presentado a México
por el gobierno español en octubre de 2000.
Cabe recordar que en la demanda de extradición
se acusaba al mexicano de origen vasco de pertenecer a ETA y de haber participado,
el 24 junio de 1981, en un atentado que costó la vida a tres civiles
en la localidad guipuzcoana de Tolosa, en el País Vasco. Tras la
detención del imputado, su abogada, Bárbara Zamora, presentó
al juez Castillo Mendoza documentos oficiales mexicanos que establecían
sin lugar a dudas que Llona Olalde se encontraba en nuestro país
el día en que ocurrieron los asesinatos de Tolosa, con lo que se
ponía de manifiesto la completa improcedencia del pedido de extradición.
Pero el magistrado en cuestión hizo caso omiso de esas pruebas,
torció el más elemental sentido de justicia y emitió
una vergonzosa opinión jurídica en contra de Llona, quien,
en su internamiento en el Reclusorio Sur de esta capital, inició
de inmediato una huelga de hambre.
La decisión de la SRE de denegar la extradición
restituyó, pues, su rectitud a la justicia, a Llona su libertad,
y a México el decoro. Cabe felicitarse por esa triple restitución
y esperar que el caso del vasco radicado en Zacatecas marque el inicio
de una nueva actitud de las autoridades mexicanas y se ponga fin a la deplorable
complacencia que ha ido desarrollándose en nuestras instituciones
para con las políticas represivas, persecutorias y totalitarias
adoptadas por el Estado español contra todos los individuos que
simpaticen o hayan simpatizado con la causa del independentismo vasco;
a quienes, con motivos o sin ellos, se acusa en automático de terrorismo
y de pertenencia a la ETA. Es deseable, por fin, que el mismo sentido de
dignidad, legalidad y respeto a los derechos humanos mostrado ayer por
la cancillería mexicana se aplique en el caso de los seis vascos
detenidos desde julio pasado por otros tantos pedidos de extradición
de las autoridades de Madrid.
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