El zapatismo, una de las muchas vertientes del ser nacional, expresa la escritora

Margo Glantz: en el arte tenemos una larga tradición de un nacionalismo muy militante

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Elementos como las clases sociales o las regiones ''son los que determinan las diferentes formas de nacionalismo, de tal manera que en México no se puede hablar de la existencia de un solo nacionalismo sino de varios", manifestó la escritora Margo Glantz al finalizar su participación en la mesa La nación en el arte dentro del encuentro académico Nacionalismo mexicano ayer y hoy, que se desarrolló los pasados tres días como parte de la conmemoración del 250 aniversario del natalicio de Miguel Hidalgo.

El concepto de nacionalismo cambia de manera constante, y en el arte ''hemos tenido una tradición muy larga de un nacionalismo muy militante que podría verse, grosso modo, en el muralismo mexicano y en la novela de la Revolución Mexicana, que aunque muchas de las novelas critican a ese movimiento, lo cierto es que forman parte de un gran nacionalismo", señaló Glantz en plática con La Jornada.

''No podemos decir que en nuestro tiempo -explicó- vivamos cosas como las que se vivieron después de la Revolución; ha cambiado muchísimo, pero evidentemente ha habido toda una serie de acontecimientos históricos que nos enfrentan a las posibilidades del nacionalismo. Quizá una de esas posibilidades sea el zapatismo con todos esas contradicciones, con sus altibajos, pero es un nacionalismo que se refiere a cierta parte de la población mexicana, la indígena, que manifiesta sus propias ideas acerca del nacionalismo y que no son respetadas por el resto de la población, sobre todo por la actitud gubernamental."

La utopía de Luis G. Inclán

Una visión de nacionalismo opuesta a la oficial, explica Glantz, fue la de Luis G. Inclán -tema de su ponencia- quien en su novela Astucia creó una ''utopía nacionalista localizada en una región muy pequeña de Michoacán, donde hace una nación en pequeño como la que cree que debería regir en todo el país".

En tanto, el investigador Héctor Perea tituló su ponencia La nación de las letras, en la que se refirió a los escritores representativos del país que nació con la Independencia. ''A lo largo de buena parte del siglo XIX, cada uno de estos escritores propuso o sostuvo una idea de nación que entre sus principales atributos tendría, a manera de núcleo, el concepto de libertad", señaló.

Otro de los temas de esta mesa, la séptima del coloquio, fue Discursos fotográficos e identidad nacional, a cargo del investigador John Mraz, quien dividió el nacionalismo fotográfico en dos ramas: el pintoresquismo ''que deshumaniza" y el anti-pintoresquismo. En el primero están los fotógrafos que recurren a lo obvio de los mexicanos -indígenas vestidos de manera exótica, campesinos en medio de magueyes, por ejemplo- para presentar su visión de los campesinos o los indígenas, y en el otro están quienes exhiben el ''otro México", como es el caso de Manuel Alvarez Bravo, Tina Modotti o Nacho López.