CUMBRE DE CANCUN

Ola de protestas; afectaría imagen ecológica del país

Nueva Zelanda puede suspender la moratoria al cultivo de los OGM

AFP

Auckland, 12 de septiembre. El proyecto del gobierno neocelandés de levantar a finales de octubre la moratoria sobre el cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM) desencadenó una ola de protestas de los movimientos ecologistas del país, algunas de cuyas militantes no vacilaron en sacarse la ropa para que se preste atención a sus reivindicaciones.

Según un sondeo, 69 por ciento de los neocelandeses se oponen a la iniciativa del gobierno laborista de Helen Clark, ya que estiman que los conocimientos sobre las consecuencias a largo plazo de los OGM son insuficientes.

Muchos de los 4 millones de neocelandeses consideran, por lo demás, que el cultivo de OGM podría empañar la imagen de país sumamente ecológico de que goza Nueva Zelanda. Pero pese a esa oposición, el gobierno sigue estudiando las condiciones en que será levantada la moratoria.

"Algunos dispositivos conciernen a la gestión de los riesgos y los medios de limitarlos", declaró la ministra de Medio Ambiente, Marion Hobbs, en una reciente entrevista al diario New Zeland Herald.

Nueva Zelanda está orgullosa de su reputación de nación preocupada por el respeto del medio ambiente y hasta ahora ha aplicado políticas que conjugaban rentabilidad y preservación del patrimonio natural.

Una petición por Internet que reclama la prolongación de la moratoria durante cinco años reunió 6 mil 500 firmas en tres días.

El miércoles, militantes de la Asociación de Madres de Familia contra los OGM se quitaron las blusas y manifestaron en sostén su ira en el recinto del Parlamento.

"Situaciones desesperantes implican acciones desesperadas", declara una de las manifestantes, la ex cantante de rock Allanah Currie. "Queremos que los políticos nos escuchen y hacemos todo lo posible para ello", agregó.

La autorización de los cultivos de OGM perjudicaría al desarrollo de la importante industria agroalimentaria biológica de Nueva Zelanda, que totaliza actualmente una facturación de 80 millones de dólares y que espera llegar a los 290 millones de dólares en un plazo de cuatro años, declaró a la Afp John Manhire, dirigente de la asociación de exportadores de productos biológicos de Nueva Zelanda.

"No sólo está en juego la contaminación de los cultivos biológicos por los OGM, sino también la percepción del mercado, que tiene una imagen sana y ecológica de nosotros", dijo. Los clientes de Nueva Zelanda podrían dirigirse a otros productores como Sudáfrica o países de América del Sur, agregó.