México D.F. Sábado 6 de septiembre de 2003
"Parcial", el juez Eduardo Paniza, denuncian
en Panamá los abogados de anticastristas
Artimañas, para evitar que Posada Carriles y
secuaces sean juzgados
La audiencia preliminar decidió la procedencia
del juicio por intento de asesinato de Fidel Castro
Novo Sompol, ex agente de la CIA, participó en
el asesinato del canciller chileno Orlando Letelier
BLANCHE PETRICH ENVIADA
Panama, 5 de septiembre. Los abogados del grupo
de cubanos anticastristas presos aquí desde hace tres años
por presunto intento de asesinato del presidente Fidel Castro, sustentaron
durante su alegato la vieja premisa de que la mejor de-fensa es el ataque,
para evitar que sus clientes vayan a juicio.
Por tanto, el jurista Rogelio Cruz acusó al mandatario
cubano de haber acudido en noviembre de 2000 a Panamá no a participar
en la décima Cumbre Iberoamericana, sino a atrapar a su archienemigo
Luis Posada Carriles.
Señaló de "parcial" al juez de la causa,
Eduardo Paniza, antes que éste dictara una resolución, y
calificó como "pura basura" el expediente de 43 tomos acumulados
durante tres años.
Culminaba así la audiencia preliminar que decidió
la procedencia del juicio de Posada Carriles y varios coacusados más.
Serán llamados a juicio Luis Po-sada Carriles,
Pedro Remón, Gaspar Jiménez y Guillermo Novo Sompol, para
responder por los cuatro delitos originales.
El chofer, José Manuel Hurtado, y César
Matamoros, el empresario cubano-estadunidense que brindó al grupo
la infraestructura para el atentado, tendrán que responder por dos
de los otros delitos, y fueron sobreseídos el sobrino del chofer,
Francisco Arrocha, y Concepción Figueroa, quienes se vieron accidentalmente
involucrados en los planes terroristas.
Cuatro son cubano-estadunidenses -Novo Sompol, Remón,
Jiménez y Matamoros, éste en arresto domiciliario- y tres
panameños, involucrados accidentalmente en el hallazgo de una carga
explosiva: Hurtado y dos parientes suyos.
Durante la jornada de hoy, los abogados de la parte acusadora
so-licitaron que se ampliaran los cargos contra el grupo anticastrista.
Posibles, seis años de cárcel
El
grupo está acusado de posesión ilícita de explosivos,
delitos contra la seguridad colectiva que im-plica peligro común
y asociación ilícita para delinquir.
De ser juzgados y declarados culpables, los acusados podrían
ser sentenciados a un máximo de seis años de cárcel.
Los abogados de los acusadores -las centrales obreras,
las federaciones estudiantiles y la nación Kuna- pidieron al juez
incluir en los cargos el de apología del delito (por el borrador
inconcluso de proclama que llamaba a la "solución definitiva del
problema cu-bano" encontrado en el maletín de uno de los detenidos,
Gaspar Re-món) y atentado contra la seguridad del Estado (por pretender
atentar contra el presidente de Cu-ba, país con el cual Panamá
sostiene relaciones diplomáticas).
Por su parte, el abogado de los anticastristas deslizó
un dato que podría estar pesando de manera determinante en el proceso,
cuando recordó que el embajador de Estados Unidos en Panamá
advirtió que su gobierno no podría firmar con el país
canalero un tratado de libre comercio (en cuya ne-gociación está
actualmente empeñada la presidenta Mireya Moscoso) si esta nación
no demuestra que su justicia "es efectiva".
En la última sesión de la audiencia de hoy,
el discurso anticastrista recalcitrante ocupó en varias ocasiones
la tribuna, lo que provocó gritos e improperios, salpicados por
numerosas recriminaciones del juez Paniza, quien con cierto fastidio intentaba
mantener la solemnidad en el recinto judicial.
Así sucedió, por ejemplo, cuando Rafael
Rodríguez, abogado de los sindicatos y reconocido jurista panameño,
leía, como parte de los antecedentes que vinculan a los detenidos
con una intención ho-micida, las fichas que la Oficina Federal de
Investigaciones de Estados Unidos envió a petición de la
autoridad judicial panameña sobre los expedientes de antecedentes
delictivos de los cubano-estadunidenses.
Fue ahí donde apareció el dato de la participación
de Novo Sompol en el atentado dinamitero que en 1976 en Washington costó
la vida del diplomático chileno Or-lando Letelier, entrañable
amigo de Salvador Allende, cuando este agente de la estadunidense Agencia
Central de Inteligencia colaboraba con la policía política
de la dictadura de Augusto Pinochet.
Esta información, según Rodríguez,
ofrece una inequívoca prueba del perfil criminal del imputado.
Fue entonces cuando se rompió la aparente tranquilidad
del más imperturbable de los acusados, Guillermo Novo Sompol, quien
des-de su asiento gritó: "¡Aquí el de-lincuente criminal
es usted!"
En instantes la sala se convirtió en una ruidosa
sesión de gritos y no pocas carcajadas. Llevó varios golpes
al micrófono, por parte del juez, para restablecer la calma.
Otro momento de desorden se vivió cuando el abogado
defensor Rogelio Cruz calificó como "pura basura" el expediente
de 43 tomos que se ha acumulado durante los tres años de proceso,
en parte -se-gún su argumento- por la cantidad de pruebas y papeles
inútiles proporcionados a los querellantes por la embajada cubana.
Silvio Guerra, penalista acusador, saltó con voz
estentórea para afirmar que Cruz intentaba desvirtuar el proceso.
A esa hora, la defensa ya daba muestras de anticipar su derrota.
Y Cruz, ex procurador destituido durante la pasada administración
panameña, sostuvo: "Falle en favor del juicio, señor juez.
Ni a mis defendidos ni a mí nos importa. Yo me sentiré muy
orgulloso de acusar a los tribunales de Panamá de violar los derechos
humanos de mis clientes".
Alegato y proceso kafkiano
Culminaba así un alegato kafkiano en un proceso
que él mismo calificó así. En él aseguraba
que si hubiera sido cierta la trama del atentado dinamitero descubierto
por los servicios de inteligencia de Cuba, el mandatario isleño
no hubiera viajado a Panamá, para no correr ese riesgo.
Su viaje a la reunión, añadió, es
la mejor prueba de que no corría peligro alguno. Tenía, dijo,
dos propósitos: provocar el arresto de Luis Posada Carriles, su
enemigo de toda la vida, y crear un escándalo que opacara su decisión
de no suscribir la declaración de los presidentes iberoamericanos,
quie-nes en esa reunión cumbre firmaron un pronunciamiento en contra
de la organización vasca ETA.
El abogado omitió mencionar que en esa cumbre fue
rechazada la propuesta del líder cubano, de que la declaración
antiterrorista fuera amplia e incluyera también otras expresiones,
como, precisamente, los anticastristas.
Eso ocurrió un año antes de la destrucción
de las Torres Gemelas, en Nueva York, y del ataque al Pentágono,
en Washington.
El y su colaboradora en el caso, Rosa Mancilla, repitieron
una y otra vez que el argumento de que Posada Carriles tiene como antecedente
el caso del avión en Barbados, es "cosa del pasado", y que esas
acusaciones "pueden valer en Cuba, pero no en Panamá".
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