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México D.F. Sábado 6 de septiembre de 2003
Luis González Souza
Para leer el Informe
Es una vergüenza, pero así es. Tres años
de gobierno dizque nuevo, y no hay ni siquiera "cambio de régimen",
es más, no hay ni siquiera cambios en el derecho a la información.
El Informe presidencial pudo haber sido de cualquier presidente priísta:
elogios, apologías y datos falsos, pero eso sí, duros, bien
duros porque nadie cree en este gobierno. "Quítale el freno al cambio",
no, a este cambio hay que meterle balatas, hay que anularlo. ¡Viva
el tercer Informe presidencial y también viva el cambio cangrejero,
es decir, para atrás!
La primera parte estuvo llena de apologías, logros
incuantificables o inasibles, que a ver si Foximiliano y Martota
los creen, sí, porque ni Maximiliano y Carlota tenían tanto
desenfado en vociferar logros inexistentes, pero allá ellos, el
pueblo es otra cosa, y mucho más el pueblo indígena, pilar
de nuestra verdadera recuperación. Oigase bien -cosa que en el tercer
Informe no se oyó-: mientras este pueblo no se recupere, no habrá
recuperación cabal del país. Y entiéndase -cosa que
tampoco se dijo en el tercer Informe-: ya casi somos una estrella más
en la bandera estadunidense y aquí en México o ex México,
ni cuenta nos hemos dado. Un poco de dignidad soberana, por favor.
Pero de nada de eso habla en el tercer Informe. Ni en
eso hemos cambiado. El derecho a ser informados sigue tan vapuleado como
violado. La segunda parte, la menos aburrida, tuvo destellos de autocrítica,
pero nada más destellos. Una verdadera autocrítica comenzaría
por la autorremoción de funcionarios tan ineficientes, pero no.
El gabinetazo es intocable. Lo más que se remueve son cosas
secundarias como el turismo y la ecología. Con el perdón
de los ecólogos, pero lo que el país necesita es un buen
etnohistoriador, basta de defender a las plantas y a los animales, mejor
que a nuestros pueblos originarios, los pueblos indios.
Pero ahí está el truco, este Informe está
hecho por y para mercadotécnicos. Por eso para leerlo hay que poner
por delante la mercadotecnia. Nosotros, lo confesamos, no somos mercadólogos,
pero tampoco somos pentontos. Por eso creemos que para leer el tercer
Informe hay que tener solamente un poquito de sentido común.
Y ese sentido común nos dice que el Informe está
hecho por ex priístas para ex priístas. Como buen mercadólogo,
Vicente nos quiso dar gato por liebre, logros por autocrítica, pero
hasta en eso nos falló. La autocrítica nadie se la cree,
los logros menos.
Van tres años de "gobierno del cambio", y tristemente
vemos que no hay cambio ni siquiera en el discurso. A nosotros no nos interesa
cuántos kilómetros de carretera nueva se han construido,
si es que así ha sido, porque hasta el bacheo de autopistas se contabiliza
en la mercadotecnia moderna. Nos interesa más, por ejemplo, qué
ha pasado con los "quince minutos" para resolver el conflicto de Chiapas,
ya casi van quince años y no se resuelve nada. ¿Qué
pasa pues con lo principal? ¿Con el mero corazón del país,
qué pasa?
Mercadotecnia pues, ¡viva la mercadotecnia! Recuerdo
con tristeza que cuando solía comentar en un noticiero muy destacado
que era, repito era, el de Ricardo Rocha, una vez entrevistó al
cuasi presidente Fox y le preguntó: "A ver, Vicente, a calzón
quitado, ¿qué es más fácil, dirigir a la Cocacola
o dirigir este país?" Obviamente el pentonto de Vicente,
sin más preámbulos, contestó: "Pues es más
difícil dirigir a la Cocacola". ¡Oh sorpresa, Vicente! Este
país lo integramos más que botellas de cocacola, lo integramos
seres humanos vivos y pensantes. Piensa lo que quieras.
Pero volviendo al tercer Informe, constatamos con vergüenza
que lo pudo haber dictado cualquier ex priísta, ni en la obligación
de informar hay cambios, mucho menos "cambio de régimen". Esta vez
no te exigimos rendir cuentas. Más bien te exigimos ajustar cuentas.
Sí, ajustarlas con el pueblo mexicano. Muy bravucón como
candidato, ahora cumple como Presidente o retírate como valiente.
García Lorca dice, tú perdonarás. Y ahí te
vemos si es que hay cuarto Informe.
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