México D.F. Jueves 4 de septiembre de 2003
FORO DE LA CINETECA
Carlos Bonfil
Baraka
Documental de Fricke
Plasmar la diversidad de la naturaleza
LA VERSION 23 del Foro Internacional de la Cineteca inicia hoy con la proyección de Baraka (1992), documental del estadunidense Ron Fricke, camarógrafo en los años 80 de dos cintas de culto instantáneo, Koyaanisqatsi (1983) y Powaqqatsi (1988), ambas dirigidas por Godfrey Regio, un sacerdote convertido al oficio de cineasta.
BARAKA PROSIGUE LA visión panorámica de los documentales citados y articula su mensaje ecológico capturando imágenes en 24 países de los cinco continentes, todo en un espíritu de aventura y reflexión humanista próximo al de la revista National Geographic. Baraka (impulso o aliento, en lengua sufi) es la palabra clave que resume la intención de Fricke: plasmar la riqueza de la diversidad en la naturaleza, y señalar de forma paralela las amenazas y estragos que el ser humano inflige a su entorno. La cinta se hizo hace 11 años. Desde entonces, y particularmente con la celebración del nuevo milenio, se han multiplicado los discursos de este tipo, desde las alegorías que representan documentales sobre insectos o aves (Microcosmos o Alas de sobrevivencia) hasta una gran cantidad de documentales que puntualmente difunde la televisión por cable.
EN UN FORO en el que cobra cada vez mayor importancia la presencia del documental, Baraka alterna, por ejemplo, con Septiembre 11, y ofrece una suerte de contrapunto lírico a las historias de devastación física y moral que en el cine suscita hoy la tragedia neoyorquina. Hay analogías entre estos discursos humanistas y la vieja retórica que aboga por una concordia espiritual para un planeta crecientemente amenazado.
ƑES ESTO SUFICIENTE para incluir esta película como pieza inaugural de un foro en principio atento a la innovación actual y al rigor artístico en su programación? ƑSe trata de una función homenaje, de un rescate de otro modo impensable o de competir con el mercado de los dvd, en el que Baraka circula desde hace tiempo? Habrá que concluir que el foro permitirá a esta cinta una mayor difusión y su plena apreciación en pantalla grande.
Y EFECTIVAMENTE, EL documental es visualmente muy disfrutable. Fricke alterna imágenes citadinas, capturadas en movimiento acelerado, en el estilo de Koyaanisquatsi, aun cuando la pista sonora de Michael Stearns difícilmente rivalice con la intensidad y hechizo de la partitura original de Philip Glass.
FRICKE CONCIBE ESCENAS fascinantes, como la de un mono que alternadamente mira a la cámara y al horizonte, con una expresión en la que se combinan recogimiento y desencanto. La toma dura un buen tiempo y es de lo mejor en la propuesta del documentalista. A secuencias más convencionales (ajetreo urbano versus meditación budista) suceden otras de mayor impacto dramático, como la rutina laboral de quienes seleccionan a polluelos en una cadena de ensamblaje y distribución, de forma mecánica y brutal, a la manera de objetos inanimados, en un sacrificio masivo para la crianza y el consumo.
EN LAS CINTAS mencionadas en que participó Fricke como camarógrafo la intención era similar, señalar con despliegue de tecnología avanzada las limitaciones de una modernidad desprovista de asideros espirituales y sin otra voluntad que el consumismo a gran escala, y en una segunda versión, Powaqqatsi, mostrar de qué modo los países del Tercer Mundo deben soportar la explotación de sus recursos y aportar de paso su propia fuerza laboral.
EN BARAKA EL discurso ideológico es menos pesado, pero el menú de imágenes apenas ha variado y en mucho ha sido ampliamente superado. Presentarlo como revelación 11 años más tarde sugiere en el mejor de los casos un ejercicio de nostalgia, y en el peor, un ritual onomástico un tanto complaciente.
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