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México D.F. Jueves 4 de septiembre de 2003

Olga Harmony

Tu nombre no se ha escrito

Contra mi costumbre no busqué la para mí desconocida novela de Irene González Frei en que se basa, así sea de manera muy libre, Verónica Musalem para escribir su texto dramático. Y no la busqué porque, a partir de lo visto en esta adaptación, para nada me resultaba interesante leer esta novela y porque no sentí la necesidad de que se me aclarase el muy confuso discurso de la obra planteada como espectáculo unipersonal, como ahora se les dice a los monólogos. Pienso que es un retroceso en la carrera de la dramaturga que cada vez iba afinando más su escritura y en la del director Ricardo Ramírez Carnero, que nos ha brindado excelentes escenificaciones pero que ahora no pudo lograrlo con una obra tan mal estructurada. Angeles Marín hizo lo que pudo con ese personaje que se desdobla, que cambia su discurso constantemente y que finalmente no logra convencer.

La estructura fragmentada de los recuerdos de Sofía para que el espectador reconstruya su historia, no es novedosa, pero habría sido eficaz si no se hubiera intercalado la idea de mundos paralelos, de juegos con el tiempo y de un principio de incertidumbre que apenas masticamos los legos, todo ello mezclado con la descripción de escenas eróticas tan crudas que incluyen la coprofagia y cuyo peso, por insólitas y violentas, debilita los otros aspectos de la historia que tiene más de revoltijo que de caleidoscopio o rompecabezas.

En principio, escribir un unipersonal tiene la dificultad de hacer aceptable la convención de un personaje hablando por largas horas, por lo que Perogrullo diría que hay que establecer a quién se dirige. En el caso de Tu nombre no se ha escrito... Sofía habla con su doble Mina, que le contesta (una está arriba y baja la cabeza, la otra está debajo de la trampilla que se supone es el automóvil y sube la suya), pero se cae en el pésimo recurso decimonónico de que le cuente cosas que ambas vivieron, o a lo mejor no, porque habitaban en mundos sadomasoquistas paralelos cada una con su respectivo Santiago que salva a una al matar a la otra, o están en un sueño, o son eternas y vieron crecer a los dinosaurios. He de confesar que el abanico de posibilidades no me despertó la inquietud con que todavía me acerco a los enigmas, y me temo que igual le ocurre al desconcertado público.

La posibilidad de que alguien estuviera escribiendo la historia de Sofía mientras ella lleva a cabo las acciones de la inconsistente trama, ya se encuentra en algunos de los clásicos del siglo XX. En teatro Héctor Mendoza lo plantea en De la naturaleza de los espíritus en que, a la muerte del escritor de la obra, el protagonista queda atrapado entre el mundo de los seres vivos y el de los espíritus. Y en cuanto al principio de incertidumbre de Heisenberg, su traslación de la física cuántica al drama ha dado tan notables ejemplos como Copenhague, de Michael Frayn, que no sólo se refiere al físico -y a su maestro Bohr y su teoría de la complementariedad- sino que se estructura con base en ambos principios. Y tenemos otras especulaciones de Mendoza y alguna obra más bien ingenua como Mundos posibles, de John Mighton, por no hablar de las ''Comedias del tiempo", de J.B. Priestley de las que nadie se acuerda. Lo que hizo Verónica Musalem, siguiendo o no a la novela original, resulta muy pobre y manido.

En una escenografía muy lograda por abstracta de Arturo Nava, y con el recurso que la grabación en televisión simultánea a las acciones de la actriz (con lo que quizá se trató de dar una correspondencia escénica a los mundos simultáneos que propone el texto), Ricardo Ramírez Carnero traza los movimientos (con apoyo de un personaje mudo, especie de ''sombra" del teatro oriental que ofrece la utilería y mueve los módulos metálicos de la escenografía en espiral) y ayuda a Angeles Marín a dar forma y matiz a los fragmentos de su personaje según el momento de que se trate, aunque las transiciones son excesivamente violentas, lo que va en detrimento de la labor de este director que ya ha demostrado sobradamente su talento y de una actriz con varios premios en su haber.

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