El futuro de nuestra cultura musical

El retorno de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM) a sus actividades de septiembre sucede de manera insólita en un acontecimiento cuya relevancia es tan fuerte que da sentido a lo que de otra forma no sería más que un lugar común o una frase hecha: es un hecho histórico. Desde la mañana del martes, las sesiones de los músicos universitarios inician y terminan bajo la dirección orquestal de 12 jóvenes, dos de ellos mujeres, provenientes de diversos lugares del planeta.

Con la manera en que esos jóvenes empuñan la batuta demuestran, entre otras cosas, que el futuro es una garantía para quienes siembran con su trabajo. La forma como suenan las partituras de Beethoven, Schubert, Revueltas, Liszt y Mozart que los 12 finalistas del primer Premio Internacional Eduardo Mata de Dirección de Orquesta hacen sonar como parte del proceso eliminatorio final, demuestra no sólo la calidad, concentración, visiones complementarias que del arte musical se ha desarrollado en el planeta, también demuestra la importancia del quehacer musical entendido como crecimiento, formación, asunto cotidiano en nuestras sociedades.

Los concursos de dirección de orquesta eran, hasta ahora, exclusivos de ciudades como Viena, Londres, Salzburgo, París. Son semilleros, barómetros, gineceos magníficos. Encontrarse estas mañanas a Eduardo Mata (1942-1995) en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl es también una comprobación de que sembrar siempre es un acto a largo plazo. Porque no es gratuito que este certamen lleve su nombre. Eduardo Mata no sólo fue el artífice artístico y motor de la construcción de la mejor sala de conciertos de América Latina, la Nezahualcóyotl, también educó, formó, hizo crecer a generaciones enteras de mexicanos en la música.

Una fotografía gigante de Eduardo Mata nos recibe estas mañanas en los jardines y el lobby de la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl y en su interior late el espíritu de este músico mexicano de talla universal. El repertorio que hacen sonar con la OFUNAM esta docena de jóvenes que estaban en su mayoría en pañales cuando Mata dirigía gloriosamente a esta misma orquesta, es precisamente una parte del repertorio que enarbolaba Mata. La Sala de Conciertos Nezahualcóyotl va a cumplir 27 años este 29 de diciembre. El fructífero trabajo de Eduardo Mata florece desde hace muchos años. El concurso de directores que lleva su nombre es otra de esas flores nuevas. Independientemente del nombre o nacionalidad del ganador, los muchos frutos de este acontecimiento histórico se irán viendo con el paso de los años, que es como suceden las cosas duraderas, sólidas.

Por lo pronto, el melómano, el amante de la belleza, el interesado en el futuro de nuestras sociedades podrá, el próximo domingo, sentir el latido del espíritu de Eduardo Mata en el pulso cordial de los tres finalistas de entre estos 12 jóvenes. La gran final ocurrirá este domingo 7 a partir de las seis de la tarde en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl en un concierto magno abierto al público (los precios de los boletos se unificarán en cien pesos) con la gran OFUNAM, que enaltece aún más su alto prestigio con la actitud admirable -disposición, camaradería, concentración, profesionalismo proverbial- que sostienen sus músicos estos días cuando trabajan dirigidos por los jóvenes finalistas en las sesiones eliminatorias que acontecen estas mañanas previas. El público asistente será el primero en saber el primer resultado de este concurso, pues la decisión del jurado se dará a conocer allí mismísimo, el domingo. En tanto que los resultados perecederos se irán desgranando, como cantaría el pianista Sam, en el filme Casablanca: as time goes by.

Mientras, dos certezas: no hay que perderse el concierto del domingo; y lo que antes eran utopías o frases hechas, se convierten en hechos verdaderos: con el primer Premio Internacional Eduardo Mata, México avanza como una capital de la música en el mundo.

PABLO ESPINOSA