México D.F. Martes 2 de septiembre de 2003
Para muchas familias mexiquenses es la única época del año que obtienen ganancias
Arranca venta de motivos patrios
Les preocupan las bajas ventas, pero se las ingenian para que no decaiga la tradición
MIRNA SERVIN VEGA
Con el primer día de septiembre se inició la tradicional venta de banderas, sombreros y motivos patrios en el centro de la ciudad y sus inmediaciones, actividad con que más de 48 familias de bandereros, que desfilaron ayer del Angel de la Independencia a sus distintos puntos de venta, buscan obtener un poco de ganancia para invertir el resto del año y vender algo más dentro del comercio informal.
De la tradición a la necesidad, familias provenientes de distintas partes del estado de México, de Toluca principalmente, que por generaciones se han dedicado a la fabricación y venta del lábaro patrio -"con permiso de Gobernación y todo"- esperan este mes como una de sus principales fuentes de empleo y forma de aumentar sus escasos ingresos, por lo que reunidos llamaron a los capitalinos a portar banderas en sus automóviles y colocarlas en sus casas, además de llevar algún recuerdito tricolor para regalar.
Vestidos de revolucionarios, con bigotes postizos que venden en sus propios carros, y de Adelitas con trenzas sujetas con listones, los vendedores recibieron el banderazo de salida de Alfonso Suárez del Real, titular de la delegación Cuauhtémoc, quien les otorgó permisos para vender por un costo de 78 pesos por uso de suelo.
Aunque los bandereros consideran justa esta cantidad, por estar regulados y que no los molesten para vender, sus gastos son mayores mientras pernoctan en la capital. Por ejemplo, cuenta Cristina, su familia paga 120 pesos al dueño de un estacionamiento para que puedan guardar sus carritos por 15 días durante la noche. A esto se suma la comida de sus hijos y su esposo, y algunas veces el pasaje de vuelta a casa de algunos, mientras otros aseguran la venta.
Este año Cristina, quien junto con su familia fabrica las banderas de raso, satín y poliéster, las cuales vende desde ocho pesos hasta 120, decidió también hacer pequeñas muñecas de trapo con rebozos y trenzas, "porque nomás de las banderas ya no sale".
Cuenta que en cuanto regrese a su casa de Toluca empezará a hacer nochebuenas y piñatas para vender en Navidad, aunque, dice, para eso no tiene permiso, "hay que andar caminando, quitándote y poniéndote en cualquier lugar".
Durante el acto, Suárez del Real informó que los bandereros establecieron el compromiso de mantener limpio el lugar que ocupen, y no habrá mas de un vendedor por calle. En el área de la Alameda se establecerán temporalmente cuatro carritos y en el Zócalo otros cuatro. Los demás, añadió, se colocarán en cruces tradicionales y cerca de escuelas y parques, "donde van los niños y la mayor parte de la gente".
El funcionario recordó que la tradición de usar distintivos patrios se remonta a la época de la consumación de la Independencia, con los primeros actos triunfales en la calle Plateros -hoy Madero-, y se continuó como costumbre para fechas como el 5 de mayo y el 15 de septiembre, cuando la gente saca las banderas a sus balcones o a las calles.
Porfirio Milán, quien llegó con toda su familia desde Barrio de la Constitución, en el estado de México, llamó al presidente de la República, Vicente Fox, a "difundir nuestros colores de mexicanos, para que nos vaya bien".
Esta vez Porfirio se establecerá en la esquina de Pino Suárez y Venustiano Carranza, pero sabe que aunque es buen lugar, ya no le va tan bien. "la venta sale, pero cada vez menos", cuenta.
Viene con sus hijos, dice, por que él necesita ir a La Merced a comprar los productos que le faltan: trompetas, bigotes postizos, confeti y "otras cosas, para que la ganancia sea mayor.
También, como otros, enfrenta la competencia desleal. Porfirio disputa ventas con algunos vendedores ocasionales que no tienen permiso, pero dice resignado: "ahora en septiembre que todo mundo quiere una bandera, pa' todos hay".
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