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México D.F. Martes 2 de septiembre de 2003
En preparación, la muestra La estética
socialista mexicana del siglo XX y su vigencia actual
Denuncian embestida contra las propuestas artísticas
de izquierda
Asesinar personas indefensas, extremo del neoliberalismo,
acusa el curador de la exposición
MERRY MAC MASTERS
Hoy día el movimiento socialista vive casi en la
clandestinidad porque, según el pensamiento neoliberal, no le "conviene"
a ningún gobierno; por esa razón se organizó un movimiento
-principalmente en Estados Unidos- para combatir y dejar de difundir cualquier
manifestación artística relacionada con lo que llamamos izquierda,
afirma Ricardo Pérez Escamilla, quien prepara la curaduría
de la exposición La estética socialista mexicana del siglo
XX y su vigencia actual, que será inaugurada el mes próximo
en el Museo de Arte Carrillo Gil.
Explica: "Ha habido una lucha para terminar con el arte
que hace pensar en los problemas que debe resolver una sociedad. Estoy
convencido de que no está organizada una izquierda con un sentido
verdaderamente humanista, pero también estoy convencido de los resultados
del neoliberalismo, como el extremo de llevar a la humanidad a una guerra;
lo vimos primero en Afganistán y luego en Irak, donde mataron a
indefensos".
Estudioso del arte, Pérez Escamilla siempre ha
considerado que la estética socialista de México es uno de
los movimientos artísticos más relevantes del mundo en el
siglo XX, a pesar de que ahora es relegada.
"La
juventud es indoctrinada en que el muralismo es un arte al servicio de
Rusia, de las ideas de Lenin y Marx y de los partidos nacionales comunistas",
afirma. Agrega que siempre le ha interesado hacer a un lado el "miedo"
que existe en la actualidad respecto a la ideología socialista,
debido al cual se ha relegado ese movimiento artístico.
Invitado por Carlos Ashida, director del Carrillo Gil,
para realizar una nueva lectura de su colección permanente como
núcleo principal, Pérez Escamilla se dispone a dar "la visión
del siglo XXI de lo que hicieron nuestros artistas en la centuria pasada".
Esta exposición, apunta, tendrá gran proyección, pero
"en lo esencial vamos a hablar de estética". Independientemente
de su contenido ideológico, "hay conceptos fundamentales de esa
estética que nos llevaron a expresiones en verdad trascendentales
en la historia de la humanidad.
"Es más, el socialismo superó en muchas
formas la ideología de partido. Hay detrás del pensamiento
de la izquierda en México, entre los artistas, una manifestación
humanista mucho más importante de lo que se ha pensado. Esta exposición
incluirá a artistas de las diferentes doctrinas del socialismo,
el marxista-leninista, el cristiano, el utópico..."
Como piezas fundamentales, Pérez Escamilla "presentará"
el Monumento a la Revolución, construido por Carlos Obregón
Santacilia, quizá la obra "más representativa en el mundo
entero del ideal socialista"; los murales -por medio de proyectos y fotografías-
de Diego Rivera en la capilla que lleva su nombre, en Chapingo; también
de éste, los originales de las ilustraciones del libro La liga
de la convención de las comunidades agrarias, y la partitura
de la Sinfonía proletaria, de Carlos Chávez.
Habrá poesía -de Efraín Huerta y
Carlos Gutiérrez Cruz- relacionada con las pinturas y los grabados.
Estos últimos, de Leopoldo Méndez y otros artistas del Taller
de la Gráfica Popular. Se incluirán fotografías de
Tina Modotti, Edward Weston, Manuel Alvarez Bravo y Agustín Jiménez,
entre otros. Los libros cobrarán la calidad de objeto de arte. El
cine estará representado con la película Tormenta sobre
México, de Serguei Eisenstein.
Prueba del rechazo al arte zurdo
La escultura El obrero, de Ignacio Asúnsolo,
evidenciará "cuál ha sido la postura actual respecto al arte
socialista". La obra, apunta Pérez Escamilla, pasó de la
avenida Juárez a quedarse mal colocada en los restos de un pequeño
parque perdido por Tepito, cerca del Archivo General de la Nación.
Después fue "recogida" por el Congreso de los Trabajadores, que
la prestan para la muestra.
De la colección del Carrillo Gil se incluirá
el cuadro Cristo destruyendo su cruz, de Orozco, "muy significativo
como socialista cristiano", así como el dibujo que Siqueiros hiciera
para el mural en el Palacio de Bellas Artes de Cuauhtémoc redivivo.
El tormento. Pérez Escamilla considera a este último
"emblemático" de la exposición, ya que dicho esbozo, que
"no tiene banderas", comunica "el sentimiento del ser humano que está
dispuesto a morir antes de renunciar a su libertad y sus derechos".
La estética socialista mexicana... será,
entonces, una muestra cargada de "rebeldía, coraje y pasión".
"No puedo ser imparcial al montarla. Existe una serie de revelaciones de
la educación, de la formación del México actual, de
las que soy contemporáneo." Advierte: "los estudiosos del arte mexicano
debemos tener una conciencia muy especial para mantener vivo el interés
por nuestra estética del siglo XX, en especial por la socialista,
porque sin las obras antes mencionadas México no sería lo
que es. Y la historia del arte del mundo, tampoco".
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