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México D.F. Martes 2 de septiembre de 2003
ASTILLERO
Julio Hernández López
Travestismo en las alturas
Botas convertidas en zapatillas
Declinación disfrazada de autocrítica
FUE LA SUBLIMACION del "Ƒy yo por qué?" Abatido por un saldo de desastres que ahora pretende repartir entre el mayor número de factores que le sea posible, Vicente Fox Quesada enterró ayer en San Lázaro cualquier recuerdo de sí mismo (de su falta de solemnidad, de sus bravuconadas, de sus promesas exageradas, de su optimismo ofensivo) y recurrió al expediente fácil de las arengas patrioteras y los llamados a la reconciliación para pedir que sean otros (sus adversarios de ayer, sus verdugos de hoy) quienes le ayuden a salvar algo del naufragio. Presidente de la República que al ya no saber qué hacer se parapeta tras un presunto análisis honesto de la realidad nacional (que todos veían, menos él) y tras un supuesto elogio de la política (luego que del maltrato y la satanización de la política hizo palanca de campaña para instalarse como la es-peranza heterodoxa, casi hereje, de un cambio que no admitía posposición, comprometido para ser cumplido "hoy, hoy, hoy" y no mañana, y con ayuda del mismo PRI presuntamente desterrado del nuevo paraíso impolítico).
UN PRIMER TIEMPO concedido al goce individual del ciudadano Presidente de los Estados Unidos Mexicanos: recuento de logros, éxitos y avances sin precedente. To-do bien, según las cifras, las estadísticas y los comentarios del hombre de la banda tricolor al pecho que por cualquier minucia presuntamente épica recibía a cambio aplausos generosos de la bancada blanquiazul (el PAN-gobierno) y el concomitante rechazo de sus opositores francos, los pe-rredistas, y de sus aliados distantes, los priístas y el verde ecologismo transa. Del elogio de sí mismo pasó sin embargo el susodicho Presidente a un travestismo impúdico: las "sorpresas" anunciadas, la autocrítica prevista, los datos "duros" prometidos, fueron simple tierra abonada para presentar en sociedad la semilla de la nueva claudicación acordada. Vicente Fox Quesada, aquel vendedor de ilusiones al que millones de mexicanos llevaron al poder en julio de 2000, se declaró ayer extinguido, caduco, inservible y, con la losa de los rezagos institucionales intencionalmente exhibida en su gran dimensión y peso (para así mejor justificar el abatimiento personal), abrió el camino para que el bipartidismo PAN-PRI supla sus carencias cada vez más evidentes. Más que diagnóstico o confesión, el tramo de presunta autocrítica del virtual ex presidente, y sus llamados a la concordia y la unidad nacionales, son simples justificaciones y preámbulos para los acuerdos que llevarán a las duplas Madrazo-Gordillo y Barrio-Diego a negociar lo que a sus intereses convenga y luego a notificar sus grandes logros al Presidente ausente, pieza protocolaria de la historia de poder salinizado de los tres años venideros.
ANOCHE, CON ESAS proclamas patrioteras a las que ni siquiera pudo poner vehemencia con disfraz de autenticidad, el Presidente de la República ha reconocido su fracaso histórico: el hombre que luchaba por acentuar las diferencias entre honestidad y corrupción, entre verdad y mentira, entre dinosaurios y nuevas especies, entre el pa- sado hórrido y el futuro luminoso, entre el mal y el bien, ahora convoca a todos, buenos y malos, santos y pecadores, víctimas y asesinos, a diseñar juntos nuevos espacios de convivencia y a aceptar con entusiasmo mutuos inoculamientos de la esencia de cada cual, regido y supervisado todo por quienes tienen la mayoría numérica sobre el foro, que son los hijos pródigos del foxismo, los priístas reivindicados: Elba Esther, Madrazo y Salinas, bienvenidos de nuevo a casa.
EL GOBIERNO DE LAS manos presuntamente limpias acaba, pues, siendo de manos vacías y, además, de manos de traspaso. El hombre que ayer leyó un texto ante la nación no era Vicente Fox Quesada, sino el dueño de un changarro quebrado que hubo de decir ante el vecindario algunas palabras explicatorias de su decisión de dejar en manos de otros, de la competencia, el sueño de prosperidad microempresarial mal terminado. (No faltarán, desde luego, quienes crean legítimos los llamados del Presidente a la unidad, a poner el interés na-cional por delante de todo, a trabajar por México; ese bagaje retórico puede tener valor en sentido genérico, pero en el plano de la política real resulta ser simple variante demagógica con la que se pretende encubrir pasadas fallas operativas graves y futuros arreglos "patrióticos".)
ASTILLAS: TANTO manoseo juridico sobre el caso Carlos Romero Deschamps (que el fuero y el desafuero, que la orden de aprehensión, que el am-paro, que delitos poco probables, que penalidades bajas, que etcétera) parece más bien ganas de hacer ruido supuestamente ávido de justicia para luego aparecer con que por determinados pliegues legaloides no fue posible echar mano y castigar al capo petrolero con el que el foxismo hizo pacto de impunidad desde octubre del año pasado... Entre los invitados personales del Presidente de la República a San Lázaro estuvo el amigo Carlos Rojas Magnon, para que se vea que lo de las toallas carísimas no afectó la confianza en ninguna cabaña de Los Pinos... Ayer mismo, mientras el presidente Fox anunciaba que nombrará un comisionado para investigar el caso de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez (es una lástima que no sea posible designar a Francisco Barrio Terrazas, pues él funge actualmente como representante presidencial en San Lázaro), en Chi-huahua se anunciaba que había sido encontrado el cuerpo de otra mujer, a 100 kilómetros de la urbe fronteriza... Varios lectores in-dignados reclaman a este tecleador su parcial pitorreo contra el América, pues i-gual racha desdichada sufre el campeón Monterrey, y las Chivas (šsnif!) andan peor, mientras el Irapuato al que los comandos de Carlos Ahumada pretendían acribillar en la temporada anterior ahora es šel líder! Digo, pa'que no digan que nomás la política anda gravemente alrevesada... Y, mientras Elba Esther Gordillo revela cómo va a dar forma en el Congreso al nuevo catecismo foxista, šhasta mañana! Fax: 56 05 20 99 [email protected]
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