Andrés de Luna explica esa ausencia por la doble moral que priva en la sociedad

''México carece de tradición erótica''

CESAR GÜEMES

La ausencia de literatura erótica en México se explica en gran parte por la doble moral que ha padecido el país, dice Andrés de Luna, autor del volumen Erótica, la otra orilla del deseo (Tusquets), cuya primera versión, que data de hace diez años, se había vuelto inconseguible.

Respecto de esa especie de castidad o ayuno literario nos dice: "Consideremos que en el país no contamos con una tradición de textos eróticos, salvo muy contadas y contemporáneas excepciones. Y lamentablemente por eso se desperdician las amplias posibilidades que tiene el género. Parece que es una literatura que se esconde o 'no se atreve a decir su nombre', como se decía antes".

El juego de la doble moral es la primera barrera que enfrentan las obras de ese corte: ''Recordemos que en cierta escena, transmitida por la televisión mexicana, aparece Gustavo Díaz Ordaz a quien sus hijos besan la mano en pleno Zócalo, y entonces se supo que no permitía que en su casa se dijeran palabras altisonantes. Sin embargo, nos enteramos que el entonces presidente era el amante de una señora del espectáculo. Así que nos encontramos con un país en el cual el varón se exhibe como modelo paterno aunque en realidad es un hombre con una vida común, experiencia que por cierto luego se convirtió en un libro vulgar escrito por una autora de pésimo gusto. Esa doble moral que viene de las esferas más poderosas de la sociedad se duplica en cualquier estrato. La visión del mundo que hemos tenido a lo largo de varias décadas ha resultado muy restringida y eso implica que no se permita una visión erótica abierta y frontal".

-ƑCon quién establece el diálogo, si se escribe y se lee poca literatura erótica en el país?

-Con un público que no está prejuiciado y por eso logra acercarse a todo tipo de obras. Desde luego, eso implica que el lector entre en diálogo o incluso en discusión con el autor, un hecho que a todas luces es enriquecedor. Lo mismo me encuentro con personas que generosamente leen mis textos y les agradan, que con otras a las que les ofenden y me llaman pornógrafo.

-Dada la necesidad de apertura, quizá la definición no le resulte desagradable.

-Nunca han conseguido molestarme con ese tipo de comentarios. Incluso, vistos con humor, hasta serían un buen principio comercial. Ha ocurrido también que me presentan como erotómano, lo cual es inexacto, porque en todo caso una persona dedicada a la indagación sobre temas eróticos es un erotólogo. Luego, lo cierto es que mi labor ha sido mucho más sencilla: simplemente trato de divulgar aquello que encuentro interesante y degustable en torno al tema.

El conflicto con la literatura del tema que ocupa a Andrés de Luna también implica que en México no pueden conseguirse con regularidad las colecciones en castellano que se editan en España. Explica el también autor de El bosque de la serpiente: ''Hasta hace poco, en las librerías nacionales los títulos eróticos aparecían en rincones apartados. Ahora por lo menos ya se encuentran al alcance de la mano en las estanterías, pero es innegable que ni siquiera nos llega 10 por ciento de lo que se publica en nuestro idioma sobre el asunto".

-ƑDiría, entonces, que hay una estrecha relación entre civilidad y erotismo?

-Entre mejor se encuentra socialmente un país, más se fortalece su conciencia erótica. El ejercicio de la sexualidad y su relación con el arte en Francia, por ejemplo, es admirable, lo mismo en España luego de Franco. En México, en cambio, la realidad erótica se expresa de maneras brutales que ciertamente no auxilian a nadie.