México D.F. Jueves 28 de agosto de 2003
JOVENES Y CRISIS
La religión e inclusive la delincuencia dan identidad a las generaciones actuales: investigador
Las nuevas organizaciones juveniles, respuesta a carencias y limitaciones
Ideales católicos, lejos de ser aplicados en la vida cotidiana por los adolescentes creyentes
KARINA AVILES
En las filas de la Iglesia católica del país militan al menos un millón de jóvenes de 25 años o menos, quienes tienen como meta difundir por el territorio la creencia católica, luchar contra la legalización del aborto y ser "puros y castos".
Con dicha creencia, grupos de jóvenes rechazan el calificativo de "generación X" para autoproclamarse "la generación de Juan Pablo II", en homenaje a los 25 años del inicio del pontificado de Karol Wojtyla", dice Claudia Sáyago, una de sus integrantes.
Se identifican con una serie de promesas bajo las cuales deben rechazar "el pecado individual", "el aborto", participar en "la misión permanente de la Iglesia", amar a Dios "por encima de todas las cosas", vivir "la castidad", la "fidelidad" y el "dominio de sí mismos", según consta en la carta entregada al Papa.
Sin embargo, el discurso eclesiástico del "autocontrol" dista -como dicen los jóvenes- de ser la "neta", pues según datos de la Secretaría de Salud el comportamiento juvenil se aparta mucho de esas líneas de conducta. Una de cada seis mujeres tiene su primer hijo antes de cumplir 20 años, y según la Encuesta Nacional de la Juventud (ENJ), 54.8 por ciento de las personas de 15 a 29 años ha tenido relaciones sexuales.
El padre Pedro Agustín Rivera, director de la Comisión de Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis Primada de México, considera que en los programas educativos del gobierno debe introducirse la orientación en "la castidad, el autodominio y el autocontrol en la sexualidad", porque esto es lo que permitirá que el "hombre sea libre".
Inclusive, opina que la campaña gubernamental de educación sexual "en lugar de favorecer el crecimiento y el desarrollo de la persona humana incrementa el número de delitos sexuales".
La influencia de las prédicas religiosas no impactan suficiente sobre los creyentes. El 75.2 por ciento de los jóvenes no modifica sus actitudes sobre la sexualidad por sus ideas religiosas, 88.7 por ciento no cambia sus preferencias hacia un partido o candidato por cuestiones de fe, 72 por ciento no varía su conducta hacia el trabajo por esa razón y 72.6 por ciento tampoco corrige su modo de actuar respecto a problemas sociales por el influjo de estas doctrinas, establece la ENJ.
Inclusive, para los propios miembros de la generación Juan Pablo II resulta complicado cumplir con los compromisos realizados: "es difícil, ya que todo te trata de generar una idea distinta al valor de Dios", acepta Mariana Criollo, quien con gestos de disgusto expresa su molestia, porque cuando comenzó a estudiar en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) "en todas las clases los maestros le tiraban a la Iglesia y tú como joven católico dices šya!"
Pero la clave para ser fieles a sus promesas está en la "contención" de los instintos. Por ejemplo, Mariana se contiene antes de "pegar de gritos", se contiene de hablarle mal a sus papás cuando se enoja, se contiene de tener "malos" pensamientos. En la práctica, esto se traduce en que si ve un espectacular con un hombre musculoso en ropa interior lo "volteo a ver y ya".
Claudia Sáyago utiliza la técnica de la "activación de la razón" y "el miedo" para ejercer el "autocontrol". Confiesa que sí ha tenido "tentaciones" de "infidelidad, de dejar todo y no saber de nada". Pero "mi forma de defenderme es por medio de mi propio miedo, en el sentido de que si hago esto puede pasar aquello y desviarme de lo que yo quería".
Ella imagina su futuro con un esposo, hijos y "siempre trabajando", porque desde ahora "los jóvenes la tienen muy difícil, aunque no todo está perdido", considera.
En el país, 87 por ciento de los jóvenes se declara católico, aunque 45 por ciento no es practicante. La Iglesia es la institución con mayor escala de credibilidad entre los muchachos, con 41.9 por ciento; después le sigue la familia, con 32.6 por ciento, según la ENJ. Para allegarse de jóvenes, la jerarquía católica tiene diferentes mecanismos.
En el país, cerca de un millón de jóvenes participa en alguna organización de tipo religioso, calcula el padre Rivera. Tan sólo la Arquidiócesis de México cuenta con 500 parroquias y en cada una de ellas hay en promedio 50 jóvenes, lo que hace una cantidad de 25 mil muchachos en la capital del país involucrados en distintas actividades con el objetivo de evangelizar y fomentar la doctrina católica, añade.
Aunque unidos en el objetivo no todos hacen lo mismo. Unos están adscritos a grupos musicales católicos, estudiantinas, coros, solistas, otros realizan labores de formación religiosa -catecismo, grupos de Biblia-, reciben capacitación "en el liderazgo" y unos más colaboran en "acciones de servicio" con ancianos, niños marginados y personas drogadictas, expresa Rivera.
Otros pertenecen a movimientos o grupos de encuentro. Uno muy conocido es el de Renovación Carismática, afamado porque "lloran a grito abierto, aplauden, expresan más fuerte su alegría, pero no es que sean fanáticos", dice Claudia Sáyago, quien se llevó la portada de la revista católica A contracorriente voz joven, porque ella fue quien entregó a Juan Pablo II la famosa carta de la generación, durante la misa de canonización de Juan Diego.
Víctor Eduardo López pega sus manos como si estuviera en oración, las separa lentamente, extiende sus brazos con las palmas hacia arriba y mira al cielo mientras entona una breve parte de un canto religioso. El es la voz y la guitarra del grupo Joshua -Jesús en hebreo- que fundó en la parroquia de San Bernardino de Siena, en Xochimilco.
Ante su música, la reacción del público es de "padres que abrazan a sus hijos, de familias que se abrazan y lloran", dice completamente entusiasmado.
En cuestiones musicales, el padre Pedro Agustín Rivera considera que el "fanatismo disfrazado" se encuentra de manera especial "en estos grandes encuentros de rock pesado, en los que los muchachos están mediatizados, siguiendo lo que hace la multitud. Algo que también llama la atención son las grandes concentraciones de los artistas o de los partidos de futbol, en los que la gente se une por medio de las expresiones como podría ser un gol, un aplauso, un grito porque pasó el artista de su preferencia y en ese momento siente que participa en algo, y ahí está el problema, al no ser razonado simplemente se está cosificando".
Las concentraciones masivas no son exclusivas de los jugadores del balompié o de los artistas de moda. En 1990, 2 millones de jóvenes -según se calcula- estuvieron presentes en San Juan de Los Lagos, donde gritaron, lanzaron porras, consignas, ovaciones y aplausos a Juan Pablo II. En 1999, en la cuarta visita del Papa al país, 80 mil jóvenes acudieron a la magna misa en el autódromo Hermanos Rodríguez.
Víctor Eduardo cuenta que cuando vio al Papa en la Jornada Mundial de la Juventud realizada el año pasado en Toronto, Canadá, "en ese momento sentí un contagio de Dios, mucha paz, tranquilidad y ganas de gritar que šDios sí existe!"
Héctor Castillo Berthier, coordinador de la Unidad de Estudios sobre Juventud del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, expone que son tantas las carencias de los muchachos y las limitaciones para acceder a una vida integrada, que ello ha provocado el reagrupamiento de jóvenes en distintas colectividades: la religiosa, la deportiva, la de los darks o inclusive la de la propia delincuencia.
Para el sacerdote Pedro Agustín Rivera es necesario "reconocer que los jóvenes en su ansia de búsqueda de Dios también encuentran otras espiritualidades u otras fuentes que son callejones sin salida", como la de "los darketos", expresión juvenil a la que tacha "definitivamente" de "fanática". En cambio, dice, el joven católico se encuentra "consigo mismo", con la familia, con la sociedad y "principalmente con Dios". De acuerdo con la citada encuesta, sólo 0.9 por ciento de los entrevistados ha aprendido de la Iglesia sus derechos como joven.
Después de tomar sus clases de Derecho en la UAM-Iztapalapa, Mariana acude regularmente al edificio de la Arquidiócesis de México, en la calle de Durango. Ella es voluntaria de la Comisión de Jóvenes y Adolescentes Mexicanos AC (Comijam), una expresión de servicio pastoral a las vicarías e instancias de juventud de la arquidiócesis.
"Yo tengo a la Comijam que me llena, me gusta lo que hago. Tal vez a mi amiga Teresa le llene irse de farra cada viernes". Los fines de semana le gusta ir a tomar café o a escuchar trova.
Otras de sus preferencias son jugar voleibol y bailar merengue. Si de personajes se trata, Mariana se siente atraída por hombres con planteamientos tan opuestos como el Che Guevara y Hitler. El Che le simpatiza porque "pensaba igual que como actuaba".
Sobre el jefe nazi dice: "Me interesa la vida de ciertas personajes como Hitler, porque fue sumamente inteligente, que cometió errores, sí, por tan genio que era se volvió un poco loco. Nada más por hablar cautivaba a la gente, sabía qué era lo que la Alemania necesitaba en ese momento, le dio a su pueblo lo que necesitaba porque lo vio. Imagínate, si dentro de la Comijam tuviéramos a un líder tan inteligente como Hitler tendríamos a una de las mejores comisiones".
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