Alertan sobre la "peligrosa ruta" de las privatizaciones

Piden obispos a Fox "menos malicia y más capacidad"

JOSE ANTONIO ROMAN Y ANDRES T. MORALES ENVIADO Y CORRESPONSAL

Veracruz, Ver., 27 de agosto. La ruta de las privatizaciones impulsadas desde el gobierno es "sumamente peligrosa", pues genera mayor concentración de la riqueza y el Estado pierde su facultad para regular la equidad y la justicia social, apuntaron varios obispos y sacerdotes en las primeras conclusiones de la séptima Semana Nacional de Pastoral Social, que se realiza en este puerto, organizada por la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Los prelados piden al presidente Vicente Fox "menos malicia y más capacidad" para administrar las empresas paraestatales; elaborar y aplicar políticas públicas privilegiando el desarrollo humano y no la libre economía de mercado, y garantizar la rectoría del Estado. "La realidad ha comprobado que cuando se opta por la privatización, incluso en los servicios públicos, éstos se hacen menos accesibles a las clases populares. En el caso del agua, por ejemplo, su contaminación y privatización son pecados que atentan contra la dignidad humana", explicaron.

En conferencia de prensa, los cuatro obispos miembros de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS), presididos por Sergio Obeso Rivera, y representantes de decenas de sacerdotes, expresaron su preocupación por la globalización y el hecho de colocar al mercado encima de la persona, lo que "lejos de ayudar, empobrece cada vez a nuestros pueblos".

Durante el acto se presentó oficialmente la declaración de la CEPS en torno al Año Internacional del Agua Dulce, en el que la Iglesia hace un llamado urgente a todos los sectores involucrados en uso, aprovechamiento y distribución del agua, a cuidarla ante los "alarmantes problemas y conflictos" que su escasez ya genera.

Pecados hidrológicos

"La contaminación y la privatización del agua son pecados", por lo que es necesaria su defensa como elemento indispensable para la vida, señala la declaración. Se exhorta a las autoridades a elaborar políticas públicas y programas de manejo hidráulico, de educación, de alimentación y de salud pública, desde una visión de interdependencia de todos los seres.

El texto episcopal considera que México, siendo uno de los siete países megadiversos del mundo, "está al borde de una grave crisis" de aprovechamiento y manejo del agua. Las principales fuentes de abastecimiento del país se están agotando; unas se encuentran convertidas en focos de infección y otras están casi secas o en el límite de su vida útil.

Expone que 78 por ciento de las aguas residuales y 85 por ciento de las industriales se vierten en los cuerpos de agua naturales sin tratarse; en las redes municipales se fuga 50 por ciento y 55 por ciento del líquido agrícola se pierde por evaporación e infiltración. Esta es la realidad que vive México, donde la falta de agua empieza a generar conflictos intermunicipales, interestatales e internacionales y, peor aún, a desmembrar pueblos enteros.

La declaración de la CEPS recuerda que durante años manejo y aprovechamiento del agua los ha realizado el Estado, por lo que "es tiempo de pensar en una mayor participación, armónica y responsable", de todos los sectores, aunque propone que se dé preferencia a las comunidades asentadas en los afluentes hidrológicos, para que sean actores prioritarios.

Sin embargo, el obispo de Saltillo, Raúl Vera, en una posición más definida, criticó la política privatizadora seguida por este gobierno y los anteriores. En la capital de Coahuila, dijo, el agua "ya se privatizó" y es suministrada por una empresa; el resultado ha sido su encarecimiento y la marginación paulatina de los sectores populares a este servicio.

Pero esta oposición también la mostró para los casos de la energía eléctrica y del petróleo, ya que el gobierno, la iniciativa privada y algunos partidos insisten en su privatización. Esta tendencia, agregó, proviene de las grandes trasnacionales, la banca y los centros financieros, y provoca que se quite al Estado la responsabilidad de regular equidad y justicia social.

Destacó que todas las naciones que hoy en día tienen un desarrollo económico importante, y conforman el llamado primer mundo, lo lograron porque limitaron las inversiones extranjeras.

Los trabajos en este puerto marcan esta tendencia contra la política privatizadora del gobierno, aunque con diversos matices. Si bien en un principio Obeso Rivera, quien fue presidente del Episcopado tres trienios, dijo renunciar a dar una opinión personal al respecto, por su calidad de arzobispo terminó reconociendo que esa política trae consigo más puntos negativos que positivos.

Participaron en los trabajos casi 200 sacerdotes, religiosos y laicos agentes de pastoral social y Cáritas, presididos por los obispos asistentes.