México D.F. Viernes 15 de agosto de 2003
FIC, EXAMEN Y RECTIFICACIONES
Consolidar su estructura y garantizar su institucionalidad,
la finalidad, explica
Trabaja Ramiro Osorio en dotar de figura jurídica
al Cervantino
La creación de un órgano de gobierno
y la incorporación de Guanajuato en la toma de decisiones enriquecieron
el festival, evalúa Ofrece para la 31 versión del encuentro
un programa equilibrado
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
A 31 años de su fundación, el Festival Internacional
Cervantino (FIC) es, junto al de Quebec, uno de los más importantes
de América. Su prestigio está fuera de toda duda. Ahora -dice
su director, Ramiro Osorio- el objetivo a mediano plazo es dar figura jurídica
al encuentro, con miras a consolidar su estructura y garantizar su institucionalidad.
En esa meta trabajan ya las instancias involucradas en
la organización y el funcionamiento del festival: el gobierno federal,
por conducto del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA); los
gobiernos estatal y municipal -con sus respectivas dependencias culturales-,
y diversas agrupaciones civiles. Osorio anticipa: ''Estamos viendo en qué
términos quedará, y quizá lleguemos a una conclusión
este año. Desde el punto de vista estructural, eso le dará
mayor solidez al trabajo del festival y una permanencia mucho más
clara''.
Este es el tercer año de Ramiro Osorio al frente
del FIC, cuya trigesimoprimera versión se llevará a cabo
del 15 de octubre al 2 de noviembre. Osorio considera entre sus principales
aportes haber sentado las bases para vincular la parte artística
del festival con los procesos educativos y creativos de Guanajuato: ''Durante
mucho tiempo se dijo que el Cervantino estaba desvinculado de la realidad
creativa de la ciudad y del estado. Antes veíamos artistas fantásticos
en el festival que sólo dejaban el recuerdo de su presentación.
Ahora hemos procurado relacionar al festival con los procesos de educación,
actualización y perfeccionamiento de los artistas de Guanajuato;
hemos conseguido que esos artistas fantásticos se encuentren y dialoguen
con la gente que está trabajando y creando, y se establezca así
una relación de vasos comunicantes a largo plazo''.
Una
medida que apunta en ese sentido es la integración, el próximo
año, de seis jóvenes artistas o intelectuales menores de
35 años al órgano de gobierno del FIC. Y un ejemplo ya concreto
de la vinculación a que se refiere Osorio es la presentación
este año de un espectáculo dancístico en el que participan
bailarinas guanajuatenses y polacas que visitaron el estado el año
pasado.
Desde que asumió la dirección del festival,
en febrero de 2001, Ramiro Osorio planteó una propuesta que ha sido
fundamental en su gestión: la formación de un órgano
que aglutine y coordine a las instituciones involucradas en la realización
del Cervantino: ''Creamos un órgano de gobierno donde estuvieran
representados los tres ámbitos de gobierno que participan: el federal,
el estatal y el municipal. Es algo muy importante. Al festival siempre
se le había señalado como una institución centralizada
que les caía cada año como una invasión".
Con la creación del órgano de gobierno del
FIC, presidido por Sari Bermúdez, presidenta del CNCA, se atendió
un viejo reclamo: que sociedad e instituciones guanajuatenses también
participaran en la toma de decisiones sobre el encuentro. Aunque esto inevitablemente
volvió más complejo el proceso de diseño y programación,
al mismo tiempo enriqueció el festival.
El funcionario descarta el riesgo de que el Cervantino
pierda su carácter internacional y se vuelva un festival localista:
''No he tenido sino apoyo y respeto de las instituciones, tanto federales
y estatales como municipales. Todos expresan sus observaciones e intereses,
pero todo ha sido para consolidar la vocación tanto nacional como
internacional del Cervantino; para consolidar su pluralidad y su libertad
absoluta, y para ofrecer verdaderamente una oferta de gran dimensión,
y reiterar que el FIC es un privilegio para México, porque representa
un espacio de libertad para crear, para soñar y para proponerse
riesgos''.
Ejemplo de esas apuestas es el montaje de la ópera
alemana La conquista de México, basada en textos de Octavio
Paz y Antonin Artaud, con actores mexicanos y alemanes.
La programación ha sido una de las principales
apuestas de Ramiro Osorio: ''Nos hemos propuesto que la programación
forme nuevos públicos y clasifique a los públicos ya formados.
De por sí es importante que el FIC ofrezca tantos, tan diversos
y tan buenos espectáculos. La calidad artística es en sí
misma revolucionaria, pero necesitamos una programación que vaya
mucho más lejos, que pueda conectar de manera profunda lo que pasa
en los procesos de creación contemporánea. Nos interesa que
el público no sólo vea muy buenas manifestaciones culturales,
sino que conozca en profundidad los procesos de creación".
Un aspecto de suma importancia para el director del FIC
y ex director del Festival de la Ciudad de México es "hacer una
programación equilibrada, igualmente rica en todas las artes. Este
año creo que hemos llegado a un punto de equilibrio entre todas
las manifestaciones. Hay tanta y tan buena música, tanto y tan buen
teatro, tanta y tan buena danza, y un conjunto de exposiciones notables,
así como un cine que no hemos visto, como es el cine turco-alemán''.
La programación del FIC durante la gestión
de Osorio se distingue por tener cada año a un país y una
región de México como invitados. En 2001 fueron Australia
y Veracruz; en 2002, Canadá y Tamaulipas, y este año serán
Francia, Alemania y Michoacán.
¿Por qué Francia y Alemania? ''Porque representan
procesos muy interesantes y complejos de la creación e institucionalización
de la cultura. En el diseño del Estado de esos dos países
la cultura es un factor fundamental".
De esta manera, el FIC pone al alcance del público
''un mapa de las culturas del mundo, y eso significa que contribuye a los
procesos de democratización del acceso a la cultura de calidad.
Este año la mitad de los espectáculos se hace en la calle
en recintos abiertos para que la gente participe sin pagar. No se trata
de espectáculos para los que nada más se colocan unos micrófonos,
sino de grandes producciones donde se aprecian los nuevos lenguajes de
teatro de la calle, para 10 mil o 20 mil espectadores''.
El presupuesto de este año para el Festival Cervantino
está conformado de la siguiente manera: el CNCA aporta 31 millones
500 mil pesos; el gobierno de Guanajuato, 13 millones, y la iniciativa
privada, 15 millones.
Osorio celebra el aumento "espectacular" de la participación
de la iniciativa privada: "El festival no sólo debe ser responsabilidad
federal, estatal o municipal, sino responsabilidad de todos". Lo cual no
exime al Estado de la "responsabilidad irrenunciable", que es su apoyo
a la creación y difusión de la cultura.
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