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México D.F. Viernes 15 de agosto de 2003
Luis Javier Garrido
El desconcierto
El desconcierto del gobierno foxista y del PAN ante la nueva iniciativa del EZLN no hace más que evidenciar la gravedad de la crisis interna.
1. El éxito de la reunión de Oventic, convocada por los zapatistas (8-10 de agosto) para poner en marcha las juntas de buen gobierno, dar nuevo impulso a la autonomía indígena y convocar con cinco planes de resistencia a la globalización neoliberal en México y el mundo, ha generado en el gobierno foxista un conflicto interno de enorme magnitud, cuyas dimensiones internacionales apenas se vislumbran.
2. El gobierno de Vicente Fox ha reaccionado con ira y desconcierto cada vez que se han hecho evidentes sus fracasos, y esta ocasión no ha sido la excepción, pues una vez más se pone de relieve el abandono del gobierno mexicano a los pueblos indígenas y el impacto internacional está siendo muy grande, pues no se desconoce que los zapatistas actúan en la legalidad internacional.
3. La respuesta oficial ha sido la parálisis, pero nada asegura que el gobierno no cometa en poco tiempo una acción descabellada. Luego de la publicación de los datos que lo responsabilizan de que México tenga el mayor índice de desempleo de su historia, se enfureció con los medios y ha desarrollado una retórica de orate, afirmando que eso no es cierto, gracias al "autoempleo" que promovió. Y ante el señalamiento de Amnistía Internacional (AI) que responsabiliza a su gobierno de no haber investigado el caso de las muertas de Juárez, multiplicó las declaraciones y cesó a su subsecretaria de Derechos Humanos sólo para recibir nuevo señalamiento de AI: "su gobierno es una decepción internacional".
4. El desconcierto del gobierno ante la iniciativa zapatista contrasta con la bienvenida que dieran a ésta sectores sociales y voces en todo el mundo, y las promesas oficiales de cambio. Los titubeos del secretario de Gobernación, Santiago Creel, son significativos, pues si en un principio, asumiéndose presidenciable, elogió lo acontecido, calificándolo como "constitucional", aunque buscando ningunear al EZLN y reducirlo todo a un asunto "privado", con lo que el gobierno no tendría por qué pronunciarse, más tarde, ante el vocerío de la ultraderecha que vio con terror lo acontecido, y pensando en sus ambiciones presidenciables, sin ocultar su miedo se retractó e hizo responsable de pronunciarse sobre el tema al gobierno estatal.
5. El gobierno de Fox ha tenido como constante desrresponsabilizarse de todos los problemas de su competencia, de ahí el célebre ƑY yo por qué?, que pronunció ante las acusaciones no sólo por su complicidad en el ataque de un comando armado protegido por la SCT a Canal 40, sino por su indolencia al no actuar. Igual se ha comportado frente a los pueblos indios con la intención de decir que no es responsable de lo que pasa, pues en 2001 echó el problema de la ley Cocopa al Congreso, al que alentó a no aprobarla para luego culparlo de la contrarreforma, y ahora insiste en que la responsabilidad del conclicto de Chiapas es de la legislatura local, ignorando que toda la llamada "clase política", cada vez más distanciada de los problemas de la sociedad, está en su misma tesitura: no querer responsabilizarse por nada.
6. La lógica foxista ante los problemas es clara: asumir que las responsabilidades del poder público son inexistentes y que al haber triunfado la lógica neoliberal privatizadora no tiene por qué actuar para hacer cumplir la ley ni hacer valer los derechos sociales o respetar las garantías individuales. De tal manera que en vez de su multicitada frase pudo haber dicho: el Estado no existe o la Presidencia de la República es irresponsable.
7. Luego del llamamiento de Fox a una sucesión adelantada, que se entendió no sólo como evidencia de su hastío en el ejercicio del cargo, sino como advertencia de que está poniendo en marcha su plan transexenal para que el foxismo no salga de Los Pinos en 2006, las burocracias de los partidos se han entregado a sus ambiciones sucesorias. Y mientras decenas de "suspirantes" buscan repetir el escenario foxista de 2000 y tratan de consolidar sus nexos con grupos trasnacionales, se dedican a allegarse recursos sin más proyecto que forjarse una imagen, y alientan a sus grupos a una guerra sucia contra sus posibles adversarios. De ahí que el fuego amigo se escuche en todos los partidos, a todas horas y en todas direcciones, por lo que es presumible que en los próximos tres años las decisiones cupulares de las tareas de la 59 Legislatura a los posibles acuerdos de los partidos con el gobierno, se subordinen a la lógica de 2006, y esto es claro para los pueblos indios.
8. La reacción del PAN ante la iniciativa zapatista es muy significativa de su desastre, pues desde 1999 buena parte de los panistas asumieron que Fox podía actuar en su partido como caudillo, abdicaron de sus principios y desconocieron sus compromisos con tal de que les diera cabida en su gobierno, y desde entonces han pretendido olvidar que Fox, un traficante de influencias, está en la silla presidencial actuando impunemente sobre las leyes, como hacían los priístas. Y así, sin ética, desconocieron en 2001 el compromiso contraído en 1996 al firmar los acuerdos de San Andrés y la iniciativa Cocopa, y ahora se enredan en contradicciones, pues si algunos adoptaron en principio una retórica confusa de corte priísta, otros aprobaron todo, y no faltaron quienes como Fernández de Cevallos o Juan Molinar, vocero del CEN panista, carentes de argumentos se han ido por la vía de la descalificación y el insulto hacia los zapatistas.
9. El largo final del sexenio será en extremo difícil para los mexicanos, ya que Fox no aceptará el fracaso absoluto de su gestión, y va a insistir en imponer los programas neoliberales que le exigen del exterior, uno de los cuales es el PPP, que implica la entrega sin restricciones de los recursos del sureste mexicano a las trasnacionales. El empresario foxista Juan Sánchez Navarro reveló recientemente a Jacobo Zabludovsky durante su emisión radial, que Marta Sahagún le confió en 2001 que ella difería de Fox en su posición frente a los zapatistas, pues mientras él insistía en achicarlos políticamente y con recursos económicos del Estado, ella era partidaria de aplastarlos por la fuerza.
10. La iniciativa zapatista, a pesar de ellos, abrió nuevas perspectivas de transformación democrática para México, y su impacto en todo el país apenas comienza.
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