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México D.F. Martes 12 de agosto de 2003

Construyen diques en Orgiva, donde habría restos de 3 mil republicanos fusilados

Indiferencia del gobierno español ante obra realizada sobre una fosa común

Historiadores y ONG piden suspender los trabajos ante el silencio administrativo de Aznar

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 11 de agosto. Las heridas que dejó la Guerra Civil española (1936-1939) siguen sin cicatrizar. Este es el caso de la localidad de Orgiva, a unos 30 kilómetros de Granada, donde la construcción sobre un pantano con el que pretende dotar de agua a sus tierras ha recordado también a la población un pasado reciente de fusilamientos masivos y de exterminio entre compatriotas por motivos ideológicos.

La construcción de la obra ha despertado recelo en algunos pobladores, pero no por sus potenciales beneficios, sino porque se erigirá sobre una fosa común que podría albergar los restos de entre mil y tres mil republicanos españoles fusilados por el ejército del ex dictador Francisco Franco, y hasta el día de hoy sepultados en cal viva y bajo la total indiferencia de las autoridades españolas.

A pesar de que ya han pasado más de 60 años del final de la guerra y 25 de la muerte de Franco y de su régimen fascista, los vestigios más dramáticos de este periodo histórico continúan sometidos al oscurantismo, si acaso roto por el empecinamiento de algunas personas y organizaciones sociales.

La exhumación de fosas comunes, que según las estimaciones más conservadoras podrían albergar los restos de 35 mil personas en todo el territorio español, ha sido desde hace tres años una labor de asociaciones civiles que permanentemente han encontrado el silencio por respuesta de parte del gobierno del derechista José María Aznar, que siempre se ha mostrado reacio a indagar a fondo sobre los detalles más escabrosos de la guerra, la posguerra y la dictadura.

En la región granadina conocida como El Carrizal se inició el mes pasado la construcción de un embalse de enormes dimensiones que aspira a abastecer de agua a pueblos y campos de cultivos de la zona, pero el proyecto, diseñado por el Ministerio de Fomento español, no tomó en cuenta que esa tierra todavía tiene las heridas de la Guerra Civil.

El primero en alzar la voz fue el catedrático e investigador Juan González Blasco quien, al percatarse del trasiego de máquinas, advirtió que sólo en la zona en la que se construyó el primer dique -en la parte alta del barranco- había una fosa común en la que enterraron a 149 hombres, entre ellos una mujer oriunda de Orgiva llamada Nicolasa, madre de 11 hijos, que fue ejecutada por los soldados de Franco junto con su marido y su primogénito.

González Blasco ha estudiado la historia de su región y así lo hizo patente en su libro Orgiva, hitos de su historia, en el que recordó los días más amargos de la guerra, en los que su tierra se convirtió en un enorme campo de exterminio de republicanos que huían ante el implacable avance de las tropas franquistas. El Carrizal es desde entonces un vasto camposanto clandestino de milicianos republicanos, muchos de ellos de Málaga.

El historiador granadino asegura que en los terrenos en los que se construye el embalse podría haber hasta "cinco mil republicanos", lo que hizo remover la memoria de muchas personas de la región, que decidieron exigir una investigación de lo que hay en el subsuelo y, en caso de confirmarse la presencia de restos óseos, exhumar las fosas y erigir un monumento en homenaje a los republicanos caídos por la defensa de la democracia.

Sin embargo, el Ministerio de Fomento, presidido por Francisco Alvarez Cascos, uno de los miembros más conservadores del gabinete de Aznar, ha hecho caso omiso a estas peticiones, hasta el punto de que se ha negado sistemáticamente a suspender las obras de construcción. A pesar de las protestas que suscitó la construcción del primer dique del embalse, el gobierno español decidió continuar con la obra y levantar un segundo dique en la parte baja del barranco donde, según los pobladores y el propio catedrático, podría haber entre tres mil y cinco mil personas enterradas.

La exigencia de las organizaciones, entre ellas la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, es la paralización inmediata de las obras, ya que a pesar de su potencial beneficio se está "ultrajando" la memoria de la región y de cientos de familiares de los ejecutados por Franco.

La respuesta del gobierno de Aznar fue el silencio "administrativo" y la continuación de las obras, lo que motivó la indignación de los pobladores y las organizaciones civiles, que anunciaron movilizaciones y protestas para intentar detener los trabajos del pantano de Orgiva.

María Angeles Blanco, vocero socialista de la localidad, criticó la postura del gobierno de Aznar al afirmar que "sigue pasando (ignorando) de todos y de todo y cada día que pasa falta más al respeto a los familiares de los fusilados en este paraje y a las instituciones y organismos que pretenden dignificar el lugar, pero el gobierno sigue haciendo oídos sordos."

Pobladores y fuerzas de oposición afirman que el ministro Alvarez Cascos ordenó la continuación de las obras en el pantano "porque le tienen sin cuidado estos enterramientos porque yacen sólo republicanos y no personas de derecha, como él y la gente del gobierno español".

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