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México D.F. Martes 12 de agosto de 2003
José Blanco
Suicidio adolescente
Hace más de 2 mil 500 años, Pitágoras fundó en Crotona, al sur de Italia, la Escuela Pitagórica. Asistían toda clase de personas, inclusive mujeres. El señalamiento particular no es ocioso: por muchos siglos, después de la escuela fundada por el filósofo de Samos, las mujeres han sido impedidas de asistir a los lugares de enseñanza. En esa escuela se enseñaban muchas materias, pero la idea educativa de Pitágoras fue resumida por él mismo en una frase: "Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida".
Hoy los niños y jóvenes son educados y "templados" para la vida -o no lo son- por la familia, la sociedad circundante, en gran medida la televisión, y en una parte de dimensión diversa, según la circunstancia de cada niño o adolescente, por la escuela. Y a veces fallan rotundamente.
Recientemente tres cuasi niñas se han quitado la vida trágicamente y echado en cara a la sociedad, de esta forma terrible y extrema, su desdicha: la inadvertencia de la sociedad misma acerca del drama de su vida. Dos de ellas lo hicieron después de su fracaso en el examen de admisión a bachillerato, y el amarillismo o la demagogia de siempre casi se han ufanado de señalar el examen como causa de sus decisiones límite.
Si un problema social es mal planteado, sea por error o deliberadamente por interés inconfesable, el problema no será solucionado. Para vergüenza de la sociedad de este planeta, el suicidio adolescente ha ido en aumento tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados.
Hace ya más de 20 años, en noviembre de 1991, en Malta, se produjo la Declaración de la Asociación Médica Mundial sobre el Suicidio de Adolescentes, misma que fue adoptada por la 43 asamblea de esa asociación. La declaración advertía sobre el aumento de esa tragedia en el mundo y, entre otras cosas, establecía: "Los factores que contribuyen al suicidio de adolescentes son variados y entre ellos se cuentan: la depresión, aislamiento emocional, pérdida de autoestima, estrés emocional excesivo, problemas mentales, fantasías románticas, gusto por el peligro, abuso de drogas y alcohol, y disponibilidad de armas de fuego y otros elementos de autodestrucción. En la mayoría de los casos el suicidio es el resultado de la combinación de diversos factores, en lugar de uno solo aislado. La falta de un perfil personal consistente dificulta la identificación de los adolescentes que presentan riesgos de suicidio".
En julio del año pasado tuvo lugar un foro organizado en Buenos Aires por Alberto Minujin, consultor del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), dedicado a explorar el rápido aumento del suicidio adolescente en Argentina (el mayor en América Latina). La conferencia magistral de la doctora Raquel Liberman, especialista en sico-oncología de la Universidad de Oxford, después de revisar la multicausalidad del problema para el caso argentino, decía: "de todos modos..., este fenómeno se da cuando las condiciones internas del sujeto son muy débiles, cuando la personalidad del joven no está bien estructurada y sufre de trastornos afectivos".
En el caso de México el suicidio adolescente es un problema muy probablemente en crecimiento, al que no parece habérsele dado el seguimiento indispensable. El INEGI reportó una tasa de aumento constante hasta 1996.
Según un reporte de la Organización Mundial de la Salud, referido por el diario Reforma el 20 de junio del presente año, "en adolescentes, el número de intentos suicidas se incrementa cada año (en el mundo), y una de las razones es la depresión que este sector puede desarrollar por el ritmo frenético y las exigencias cada vez mayores de la sociedad".
En el mismo reporte se informa que "de acuerdo con un estudio realizado por Catalina González-Forteza, sicóloga social e investigadora de la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría, la prevalencia de intentos suicidas en adolescentes de la ciudad de México fue de 9.5 por ciento en el año 2000. La mayoría de ellos ocurrieron en los años correspondientes a la secundaria y la causa fue problemas interpersonales en la familia. Este número va en aumento año con año". Se informó, asimismo, que las entidades con mayor incidencia del suicidio en general son el Distrito Federal, Jalisco y Veracruz.
Estamos frente a una tragedia de graves dimensiones, en las que cada suicidio adolescente, según los especialistas, es un caso particular extraordinariamente complejo, por la multiplicidad de factores que concurren al desenlace fatal. Pero finalmente es la sociedad la que crea suicidas desdichados.
La educación que da o que niega la sociedad, la familia, los medios, especialmente la televisión, y la escuela, tienen que ser llevados a la conciencia de educar "para templar para la vida"; no puede aceptarse su peso decisivo e irresponsable en una sola muerte por suicidio.
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