México D.F. Sábado 9 de agosto de 2003
Los superhéroes, a medio camino entre lo divino y lo humano
ƑQué se necesita para ser un superhéroe? Primero, poseer capacidades excepcionales: fuerza y habilidades sobrehumanas, poderes especiales o, en su defecto, resistencia inaudita al dolor físico y al sufrimiento moral; mantener una relación conflictiva con la figura paterna, padecer la ausencia del padre y la madre o, en su defecto, sufrir la pérdida violenta de algún otro ser querido; tener una gran sed de justicia, un profundo resentimiento o, en su defecto, un inmenso sentimiento de culpa, y, más o menos manifiestos, ciertos rasgos sicóticos.
Por lo menos este es el retrato hablado que el experto Paulo Roberto Coria Monter hace de los superhéroes de historieta. Con Supermán como personaje fundador, el superhéroe surge como tal en 1938, como un fenómeno de evasión: "Estados Unidos salía de la gran depresión económica de 1929; Hitler se apoderaba de Europa, y en España se llevaba a cabo la guerra civil. La gente se sentía en una especie de desamparo y los superhéroes cristalizaban los ideales de justicia y de protección; había la necesidad de sentir que existía alguien superior, con poderes, una moral y una serie de valores por encima del ser humano común''.
En ese sentido, los superhéroes comparten con personajes de mitologías antiguas una categoría de semidioses. Para Coria Monter no hay duda: "Los superhéroes son mitos contemporáneos; son el equivalente de Hércules o Sansón. Se encuentran a medio camino entre la divinidad y lo humano". Sostiene que pueden alcanzar la misma consistencia y perdurabilidad.
En los años 50, el talante conservador de la época incide en la historieta. Aparece en Estados Unidos, cuna del superhéroe de historieta, el código de censura; las aventuras antes irrestrictas y violentas se vuelven anodinas hasta lo ridículo: "El concepto de superhéroe se desvirtúa. La historieta y la industria que la produce entran en un bache".
Así, hasta que en la década de los 60, con la creación de El Hombre Araña, Stan Lee le da una vuelta de tuerca al concepto y revitaliza el género: los superhéroes se humanizan, no son inmunes, tienen dudas, contradicciones, temores... Es decir, un lado oscuro.
Paulo Roberto Coria Monter estudió diseño gráfico en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM con la tesis Introspección a una criatura de la noche. Un análisis comunicacional, sicológico y gráfico de Batman.
Como una singular sublimación de su admiración por los superhéroes, Coria trabaja para la Coordinación de Servicios Periciales de la Procuraduría capitalina como perito en retrato hablado: "Vengo de una familia con una gran tradición en la procuración de justicia; mi abuelo era criminalista y de niño leía libros de criminalística, pero mi ingreso a la Procuraduría fue más bien circunstancial. No es un trabajo lindo, porque te topas con las peores cosas de que es capaz un ser humano, pero también es muy interesante y en cierta forma me brinda la oportunidad de contribuir para que este sea un mejor lugar para mí, para mi familia, para mis hijos. Es una forma de ir extirpando esos cánceres que nos aquejan a diario.''
Son palabras que podría pronunciar cualquiera de los superhéroes a los que Coria admira.
Coria concluye hoy el curso-taller Cómo crear una historieta de superhéroes, que impartió como parte del ciclo Expediente Cómic, realizado en el Centro Nacional de las Artes. ARTURO GARCIA HERNANDEZ
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