México D.F. Sábado 9 de agosto de 2003
Mandatarios fronterizos analizan agenda binacional
Piden a gobernadores estadunidenses mediar por un acuerdo
migratorio
MIROSLAVA BREACH VELDUCEA CORRESPONSAL
Chihuahua, Chih., 8 de agosto. Los gobernadores
de los estados fronterizos del norte de México pidieron la intermediación
de sus homólogos de Texas, Arizona, Nuevo México y California
para impulsar ante el gobierno federal estadunidense la concreción
de un acuerdo migratorio bilateral que hoy parece inalcanzable.
Durante las mesas de trabajo de la 21 Conferencia de Gobernadores
Fronterizos México-Estados Unidos, los mandatarios de 10 entidades
analizaron la agenda de la problemática binacional, con acento en
la urgencia de agilizar el tráfico de personas y mercancías
en la frontera común, que se ha visto gravemente afectado por las
medidas de seguridad impuestas por la administración del presidente
George W. Bush luego de los atentados del 11 de septiembre.
En
la reunión plenaria, donde los mandatarios signaron la declaración
conjunta de esta edición de la conferencia, el gobernador de Chihuahua,
Patricio Martínez García, expresó su preocupación
por "las interpretaciones drásticas" sobre las necesarias medidas
se seguridad fronteriza que conllevan decisiones que sacrifican el flujo
de personas, bienes y servicios, e insistió en que las medidas de
protección para lograr una seguridad eficaz "no deben suponer el
sacrificio del desarrollo económico de los pueblos".
Con esa lógica se está postergando la creación
de un pacto migratorio que solucione el problema de los migrantes, y "lejos
de vislumbrase un acuerdo, las señales más recientes que
se escuchan en el Capitolio son de endurecimiento, haciendo casi inalcanzable
una fórmula satisfactoria. Esta puede ser incluso una que contemple
los requerimientos de seguridad. No hay contradicción entre ambos
temas cuando existe la voluntad política de hacerlo", insistió
Martínez, al tiempo que pidió la intermediación de
los gobernadores del sur estadunidense ante Washington.
El gobernador de Baja California, Eugenio Elorduy, recalcó
la urgencia de intensificar las negociaciones entre las comisiones de trabajo
establecidas por los gobiernos de México y Estados Unidos para resolver
el problema del cuello de botella generado en el intercambio comercial,
turístico y flujo de personas entre ambos países, tras el
sellamiento de la frontera decretado por el gobierno estadunidense luego
de los atentados en Nueva York y Washington, que ha afectado la competitividad
de la región en el mercado internacional.
El tema de la distribución de los recursos hidráulicos
que comparten ambos países en la cuenca del río Bravo estuvo
marcado como principal prioridad. Sin embargo, la posición del gobernador
de Texas, Rick Perry, quien insiste en el pago del adeudo de agua que tiene
México para beneficiar a los productores de su estado, logró
postergar el punto para dejarlo en una mesa de análisis, que será
manejada en una subcomisión de la comisión de asuntos ambientales
creada ex profeso.
Por esa razón la declaración conjunta de
la 21 conferencia sólo se limitó a recomendar a los gobiernos
federales de México y Estados Unidos que "las secretarías
de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la US Enviromental Protection
Agency sirvan de anfitriones de una sesión de planeación
estratégica.
Contrario a la opinión del texano Perry, el gobernador
de Nuevo México, Bill Richardson, expresó su convicción
de que la región conformada por la cuenca del río Bravo está
sufriendo una grave escasez de agua que hace prácticamente imposible
las entregas del recurso por parte de México, contempladas en el
tratado de 1944.
En su discurso como nuevo presidente de la conferencia
de gobernadores, Richardson admitió que la sequía afecta
por igual a los estados de ambos lados del Bravo, porque en Nuevo México
y Chihuahua las presas están semivacías.
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