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México D.F. Sábado 9 de agosto de 2003
LA FIESTA DE LOS CARACOLES
Las nuevas sedes, formalización pública
de la autonomía zapatista en resistencia
Más vivo que nunca, el Aguascalientes II
en
sus últimas horas de existencia
Sorprenden los rebeldes con su capacidad para organizarse;
transmitió su himno la XEW
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Oventic, Chis., 8 de agosto. La calzada de una
romería, la calzada de un campamento multitudinario de familias
indígenas y visitantes nacionales y extranjeros. A lo largo del
día han ido llegando centenares, miles de personas. En taxis, autobuses,
camiones de redila, a pie, llegan las gentes. Unos con pasamontañas.
Otros sin. Más de un kilómetro de vehículos estacionados
sobre la carretera a San Andrés que, como todo en este viernes,
sólo se dedica a crecer.
Una culebra humana recorre largamente la calzada del Caracol
zapatista. A la mitad exactamente se localiza la nueva casa de la junta
de buen gobierno, con una guirnalda de muchos colores y flores, todo alrededor
de sus puertas sin abrir. A un costado del edificio, un grupo de estudiantes
pinta un mural bastante testimonial, con banderas de huelga, calles de
ciudad, campos y mucho sol.
En 200 metros la calzada reúne un hospital, un
gran auditorio, oficinas por inaugurar, tiendas cooperativas, un taller
mecánico, un peluquero que anuncia con grandes carteles muy profesionales
la variedad de cortes que el cliente puede solicitar, decenas de puestos
y cooperativas que ofrecen café orgánico, artesanías
textiles, dulces, refrescos, calzado, tostadas y pan.
Al
final de la calzada la multitud se derrama a los lados, y al pie del estrado
se efectúa un torneo de basquetbol en el que participan equipos
con nombres como Monos de Alambre, Los Liberales de Magdalenas o Calvario.
Los acompaña una suave música de marimba, casi en sordina.
Rodean la cancha centenares de personas, en su mayoría indígenas,
que siguen las vicisitudes de la contienda con mucho interés. A
la sombra del estrado alfombrado de juncia reposan, listos, otros grupos
musicales. Hay arpas, guitarritas, violines, guitarrones, flautas de carrizo,
tambores y teclado eléctrico.
"Los zapatistas aquí estamos y aquí estaremos",
proclama sobre el estrado una manta que lleva de fondo un intrincado caracol.
Otra manta dice, en tzotzil y castilla, que éste es el "corazón
céntrico de los zapatistas delante del mundo".
Que lo digan. En las inmediaciones de la escuela secundaria
(que ya tiene dos pisos y no deja de crecer), así como en los dormitorios
y las aulas, tendieron hamaca o plantaron tienda de campaña centenares
de jóvenes mexicanos, estadunidenses, vascos, italianos, catalanes,
españoles, canadienses. Este enviado pudo confirmar la presencia
de cuando menos dos chinos de China.
Las radiodifusoras y al menos una cadena televisiva transmiten
en vivo. Agencias internacionales y alternativas. Un etcétera de
medios. En fin: delante del mundo. Nuevamente, el Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN) convoca las expectativas.
Por la tarde comienzan a bajar por los cerros pueblos
enteros de campesinos mayas de los Altos. Antes de anochecer, en sus últimas
horas de vida, el Aguascalientes II está más lleno
y vivo que nunca. Miles de personas pululan, descansan del trayecto, trabajan,
cantan o persiguen un balón que rebota. Delegaciones sindicales
e indígenas de diversas partes de la República siguen llegando
después de oscurecer.
Probando, probando
Las familias indígenas rebosan los albergues y
posadas, así que también acampan con sus más que modestos
nailoncitos
para cubrirse mujeres y niños y conservar fresco el pozol en los
morrales. Al congregarse, esta multitud empieza por contemplarse a sí
misma. Ya mañana participará en el nacimiento del Caracol.
"Delante del mundo".
"Somos un chingo y somos un desmadre", proclama muy punketamente
un gran letrero de los Desobedientes italianos, blanco sobre los muros
blancos de la escuela. La primera parte de la frase salta a la vista, pero
la segunda, a decir verdad, aquí no es justa. La gente está
alegre, festiva, incluso relajienta, pero no es un desmadre por donde quiera
que se le vea.
A nueve años y ocho meses de su irrupción,
las comunidades zapatistas siguen sorprendiendo con su capacidad para organizarse.
Esta vez su viaje es hacia dentro, en sus propias tierras, hacia ellos
mismos. Antes han ido mil 111 a la ciudad de México, 5 mil a todo
el país, 23 comandantes al Congreso de la Unión. Hoy,
miles de zapatistas van al encuentro de sus Caracoles, la formalización
pública de su autonomía en resistencia.
En los últimos días, La voz de los sin
voz ha suspendido transmisiones (que eran "de prueba") y se prepara
a su presentación en sociedad. Radio Insurgente transmitirá
cuando menos aquí el día de mañana, pero si se engancha
a ciertos recursos tecnológicos, podría internarse en la
onda corta y llegar también a Francia, Italia y España por
Internet, satélite o paloma mensajera.
Esta tarde, a manera de adelanto tal vez, la XEW transmitió
a todo el país el himno zapatista, en vivo. "Ya se mira el horizonte",
se escuchó en la estación donde alguna vez trabajó
Agustín Lara. Probando. Probando.
Desde las montañas del sureste, los zapatistas
se las arreglan nuevamente para transmitir lejos su palabra y la vida de
resistencia colectiva que han elegido, aun a riesgo de su propia vida.
Por lo visto, esta actitud sigue atrayendo. Convoca, interesa, convulsiona.
"Matan" los rebeldes sus Aguascalientes para seguir naciendo.
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