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México D.F. Domingo 3 de agosto de 2003
LOS PRINCIPIOS MAS ALLA DE LOS BARROTES
El
criador de ovejas José Bové, fundador en 1987 de la Confederación
Campesina, que lucha contra los cultivos transgénicos y las grandes
trasnacionales de la agroindustria, sólo pasó en la cárcel
un mes de los 10 a los que se le había condenado por destruir una
plantación de cereales transgénicos (cuyo cultivo, por otra
parte, es ilegal en Francia).
Bové acaba de salir de la cárcel aclamado
como triunfador por sus simpatizantes, para proseguir su lucha (que ya
lo había llevado el año pasado a un mes y medio de encarcelamiento
por destruir la filial de un McDonald's, en defensa de los consumidores
y de una alimentación sana y auténtica). Este pastor de Larzac,
que a los 20 años, poco tiempo después del 1968 francés,
había defendido los pastos de sus ovejas contra los ejercicios militares
y se había negado a ser soldado por objeción de conciencia,
después de recorrer medio mundo combatiendo los efectos del neoliberalismo
en la alimentación y en la agricultura, vuelve nuevamente a Larzac
para trabajar en una asociación de agricultores y es la representación
viviente de que la Vía Campesina no es sólo para los productores
de los países pobres, sino también la opción de los
campesinos pobres de los países ricos, que tienen la agroindustria
y la agricultura capitalista más desarrollada.
Bové en la cárcel era más peligroso
que libre para el gobierno conservador francés, que debió
enfrentar las protestas de campesinos, partidos de izquierda e intelectuales.
Pero en cambio continúa siendo más peligroso libre que preso
para la Organización Mundial del Comercio y para las trasnacionales,
que en septiembre se reunirán en Cancún para tratar de hacer
pasar su política sobre la agricultura, la cual no solamente es
resistida por los campesinos organizados mexicanos, muchos de los cuales
están afiliados a Vía Campesina, sino también por
grandes sectores de los trabajadores y consumidores de muchos países
del mundo, que en Cancún harán oír su protesta y presentarán
sus propuestas alternativas. No se sabe, por consiguiente, si Bové
podrá estar presente en esa cita. Pero su lucha, su ejemplo y el
triunfo logrado con su liberación tras pocos días de cárcel
serán, de todos modos, una bandera moral tanto para los manifestantes
como para los que presentarán científicamente las posiciones
de aquéllos.
La reunión de la OMC se prepara así en tono
menor, resignado, y planea sobre ella la sombra de un predecible doble
fracaso. En efecto, difícilmente podrá hacer aprobar los
proyectos ya rechazados hasta por muchos gobiernos, o podrá lograr
que tanto Estados Unidos como la Unión Europea eliminen los subsidios
a sus productos agrícolas y las trabas a los de sus competidores
que caracterizan mundialmente al sector agroalimentario. Muy probablemente
los prisioneros de Cancún, en sus hoteles de lujo, se limitarán
por eso a elaborar documentos vagos y de compromiso que no podrán
obligar a los gobiernos y que sólo irritarán a los productores
agrícolas de los países que sufren la política neoliberal,
empujándolos así a formar un frente común con las
mayorías rurales (trabajadores agrícolas, jornaleros, campesinos
sin tierra, minorías étnicas) a las que golpea la crisis
de los mercados internos, que es también una crisis de los mercados
de trabajo. Por consiguiente, al fracaso previsible de sus planes muy probablemente
se unirá el aún peor fracaso político, pues la posición
neoliberal no podrá ser presentada como la única opción
posible ni como algo inevitable, ya que la resistencia demostrará
nuevamente, como viene sucediendo desde Seattle, que "otro mundo es posible"
a condición de luchar para hacerlo realidad. Y, sobre todo, que
los problemas sociales no se resuelven con la represión policial
o judiciaria, porque los principios pasan a través de los barrotes
y se evaden de las cárceles.
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