México D.F. Domingo 3 de agosto de 2003
Un acuerdo migratorio con Washington solucionaría
gran parte del problema, señala cónsul
Niños que buscan ver a sus padres en EU, creciente
drama fronterizo
Nulo marco jurídico tanto para proteger a infantes
como para combatir a traficantes: Miguel Escobar
FABIOLA MARTINEZ
A diario, decenas de niños mexicanos son llevados
a la frontera norte para ser introducidos sin documentos en Estados Unidos.
Aunque la afluencia se ha disparado este año a cifras sin precedentes
(6 mil 770 al primer semestre de este año, contra 6 mil 624 reportados
en todo 2002), no existe un marco legal para proteger a los menores, mucho
menos para castigar a las coyotas, mujeres traficantes con residencia
legal o ciudadanía estadunidense que han convertido esta problemática
en un negocio redondo.
Miguel Escobar, cónsul de México en Douglas,
Arizona, insiste en que es necesario encontrar una solución ante
el drama que viven los pequeños al protagonizar intentos frustrados
para reunirse con sus padres, quienes antes de cruzar la línea debieron
dejarlos en "hotelitos de mala muerte", en manos de traficantes de indocumentados
a quienes no habían visto nunca.
Reconoce también los avatares de los consulados
mexicanos para hallar a los parientes de los niños y lograr la repatriación
de toda la familia porque, al final, son los funcionarios mexicanos quienes
tienen que "enfrentar la bronca". Un acuerdo migratorio solucionaría
en gran medida el problema pero, admite Escobar, el asunto sólo
se solucionará con una negociación gubernamental entre México
y Estados Unidos.
Puertos de entrada
-¿A qué atribuye el aumento de niños
repatriados en tal magnitud?
-Muchos
son introducidos por los lugares de alto riesgo, como el desierto, pero
la segunda vertiente, la que se ha disparado de toda proporción
radica en los puertos de entrada. En esta zona es por la garita de Douglas,
Arizona, y de Naco, Sonora.
-En el área de su competencia, ¿a cuántos
niños han logrado retornar a su lugar de origen?
-Hasta ahora [el jueves pasado] llevamos 99 casos. En
todo 2002 tuvimos 136 casos y un año antes únicamente siete.
A la mitad de año, ya alcanzamos un centenar; eso da idea de cómo
está progresando este problema.
-Cuáles son los casos más comunes que enfrentan,
¿niños pequeños, adolescentes?
-Niños de siete y tres años. La mayoría
de los 99 menores que le menciono provenían de los estados de México
y Guerrero, así como del Distrito Federal.
-¿Cuál es la dinámica de los cruces?
-Primero llega a la frontera algún familiar; contacta
a la coyota, la traficante. Digo "la traficante", porque en la enorme
mayoría se trata de mujeres, ciudadanos o residentes legales de
Estados Unidos. Los niños son entregados habitualmente en algún
hotelito de mala muerte o casa de huéspedes de Agua Prieta o Naco
. Luego la coyota los cruza por el puerto de entrada, mientras que
los adultos papás, mamás o algún otro pariente cruza
por el desierto. La idea es que la traficante los entregue después
a los parientes o alguna otra persona a la salida de Douglas o en algún
otro punto [de Arizona], como Tucson o Phoenix e incluso en lugares como
California, adonde finalmente pretenden llegar.
-¿De qué forma detectan el cruce ilegal?
-La coyota pretende cruzar a los bebés haciéndolos
pasar como hijos o sobrinos propios, casi siempre como ciudadano de Estados
Unidos. Muchas, para sustentar su pretensión, hacen uso de actas
de nacimiento que, sin ser falsas, corresponden a otras personas, inclusive
a los mismos hijos o parientes de las traficantes; esa es la mecánica
de todo esto y son los inspectores quienes descubren el subterfugio fácilmente.
-¿Cuándo se enteran ustedes?
-En cuanto detienen a la traficante y a los niños
nos hablan para poner bajo la custodia del consulado mexicano a estos pequeños;
entonces nos queda la bronca de encontrar a los padres para saber qué
hacer con los bebés. Una vez que nos dan oportunidad de entrevistar
a la traficante casi siempre los resultados son infructuosos, porque no
nos dicen gran cosa: la clásica respuesta es "no conozco a la persona
que me entregó a los niños". Ahí es cuando nos complican
la vida.
-¿Qué hacen en los consulados con los pequeños?
-Primero los pasamos a territorio mexicano y tocamos base
en las oficinas del Instituto Nacional de Migración de Agua Prieta,
y si logramos localizar a los padres -muchas veces deben cruzar de vuelta
la línea fronteriza- éstos deben comprobar el vínculo
familiar con el menor. En ocasiones dejamos a los niños bajo la
custodia del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia
municipal o en el albergue de la YMCA, mientras que podemos localizar a
los familiares.
-¿Qué pasa cuando son niños demasiado
pequeños?
-Por ejemplo, anoche fueron detenidas tres niñas:
dos de nueve años y una de seis, quienes estaban muy retraídas,
impactadas por lo que estaba pasando. No nos dieron información.
Platicamos con la coyota y, como de costumbre, no nos dijo nada,
por lo que las alojamos en el DIF municipal y empezamos a buscar a los
padres. Esta mañana apareció la mamá, originaria de
Córdoba, Veracruz. La señora ya había cruzado y tuvo
que regresar.
-¿Cuánto estarían ganando estos traficantes
de indocumentados?
-Es muy variable. Hemos tenido casos en que nos han dicho
que le iban a pagar 100 dólares. Por supuesto, la distancia determina
la cuota y si lo llevan a Phoenix o Tucson dicen que cobraron 400 o 500
dólares por niño.
-¿Qué ocurre con los niños mientras
están con las coyotas?
-El peligro siempre está implícito, aunque
aquí no se ha dado hasta ahora la situación de que sean víctimas
de abuso, porque prácticamente fueron detenidos en el momento del
cruce. Sin embargo, visualice que usted llega con su bebé a Agua
Prieta y va a entregar a ese niño a una persona que jamás
ha visto en su vida, un individuo totalmente desconocido. Es una situación
de alto riesgo.
-¿Se sanciona a los traficantes?
-Ahí tenemos otra cuestión. Cuando las coyotas
son mexicanas -el menor de los casos- cruzan con su documentación
migratoria, casi siempre la visa láser, por lo que a manera de castigo
les retiran el documento migratorio estadunidense y quedan de por vida
impedidas para obtenerlo; en la frontera eso es una especie de catástrofe.
-¿Cuando son residentes o ciudadanas estadunidenses?
-Pocas veces existe acción legal en Estados Unidos
contra estas madamas mexicanas. En 2002, en Douglas, casi todas
las traficantes fueron puestas en libertad. Este año ha empezado
a revertirse esa tendencia y en 30 casos se han enderezado cargos por tráfico
de indocumentados y no han procedido en otros 21.
-¿Por qué las liberan?
-Es decisión de las autoridades de Estados Unidos
si inician un proceso legal contra estas personas. Ellos dicen que hay
que cumplir 'un marco definido', es decir, que se tienen que reunir algunos
parámetros que permitan llevar a cabo esa acción legal con
posibilidades de éxito, esa es la versión; de lo contrario,
las dejan libres.
-¿Significa que no está tipificado el delito?
-Las dejan en libertad cuando consideran que los elementos
acusatorios son insuficientes para llegar a la Corte, es decir, no queman
la pólvora en infiernitos, sólo inician la acción
legal cuando consideran que van a tener éxito.
-Pero si en Estados Unidos se impone una multa severa
hasta por pasarse una luz roja del semáforo ¿por qué
no se castiga a estas personas?
-Cuando no hay la admisión de culpa por parte de
la traficante, en el sentido de que iban a cobrar por cruzar a un niño
o cuando no hay ciertos elementos probatorios prefieren no enjuiciar.
-¿El gobierno mexicano tiene algún plan
para hacer frente a esta problemática?
-Está intentando articular algún nuevo entendimiento
en el ámbito migratorio, pero eso se desarrolla en los más
altos niveles.
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