México D.F. Domingo 3 de agosto de 2003
La planta de Sempra Energy, la primera de cinco que serán construidas en la frontera
México, en vías de ser cuarto de máquinas de energía para EU
Trasnacionales aprovechan las endebles normas ambientales Esquema "terrible" en el que se exporta electricidad a la nación vecina y la contaminación se queda aquí, alerta Greenpeace
ROBERTO GONZALEZ AMADOR ENVIADO
Tijuana, BC, 2 de agosto. Alejadas del sopor que en la ciudad de México rodea la discusión sobre una reforma legal para permitir la inversión privada en la industria eléctrica mexicana, firmas trasnacionales comenzaron a generar en la frontera norte del país electricidad para abastecer a Estados Unidos, en lo que constituye el primer paso de lo que expertos vislumbran como la conversión de México en "el cuarto de máquinas" de la economía estadunidense.
No es un hecho aislado que esta semana haya iniciado operaciones, esta semana, de la primera planta construida en Mexicali por la trasnacional Sempra Energy, empresa con sede en la vecina San Diego, que abastecerá de energía al estado de California. Se trata del primero de cinco complejos que se pondrán en marcha en los próximos meses y que forman parte de un proyecto más amplio, siempre operado por firmas trasnacionales, que incluye la construcción entre Tijuana y Rosarito de un centro para procesar gas importado de Bolivia e Indonesia para hacer funcionar las plantas generadoras de electricidad construidas por extranjeros en el lado mexicano de la frontera.
Las plantas generadoras de electricidad en Baja California para abastecer a Estados Unidos y la oferta del gobierno federal para que extranjeros exploten los yacimientos de gas en la cuenca de Burgos, en el Golfo de México, son acciones que especialistas califican de pasos firmes para que México se convierta en proveedor de energía de Estados Unidos. Se trata de la "alianza energética de América del Norte", impulsada por la administración del presidente George W. Bush, negada en el discurso por el gobierno mexicano, pero que comenzó a funcionar en los hechos, comentaron expertos.
"Es muy claro el asunto", dice el diputado federal por un distrito de Tijuana, Jaime Martínez Veloz, quien recuerda que todos los permisos han sido otorgados desde el inicio de la actual administración federal. "El vicepresidente de Estados Unidos, Richard Cheney -ligado a la industria eléctrica-, propuso un plan de inversiones para garantizar el abasto de energía a Estados Unidos y, al mismo tiempo, el secretario de Energía de México, Ernesto Martens, plantea el incremento de la oferta de electricidad, mediante inversiones de 60 mil millones de dólares, que harán empresas trasnacionales. "Es una relación obvia", señala.
Es una opinión compartida por la organización ambientalista Greenpeace. "Tanto el presidente George W. Bush como el presidente Vicente Fox se están moviendo rápidamente hacia la modificación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para permitir el desarrollo desenfrenado de la frontera norte como zona exportadora de energía", señaló el grupo, que alertó sobre las operaciones de Sempra en México.
Un informe del Departamento de Energía de Estados Unidos sobre México, en poder de este diario, ofrece una perspectiva más clara de la estrategia energética que involucra a las dos naciones.
El documento da cuenta de que "varias conexiones eléctricas en la frontera están en marcha. Existen múltiples proyectos en distintas etapas de maduración que pueden vincular a México con Estados Unidos. Mientras los potenciales proyectos se extienden a lo largo de la frontera existen planes adicionales para conectar Baja California con California, así como el noroeste de México con Arizona".
Esta semana comenzó a operar en una zona desértica ubicada a 18 kilómetros al oeste de Mexicali, del lado mexicano, la primera de dos plantas de generación de electricidad que construirá Sempra Energy, una empresa con ingresos anuales de 6 mil millones de dólares y que enfrenta acusaciones de operación fraudulenta en Estados Unidos. La otra comenzará a funcionar en septiembre próximo. La primera de este par de instalaciones, construida a un costo de 350 millones de dólares, generará 559 megavatios de electricidad. El gobierno mexicano ha dado permiso para que sean construidas otras tres instalaciones en esta región, todas con el objetivo de vender la electricidad a Estados Unidos.
Desde su oficina en San Francisco, J. P. Ross, encargado del proyecto de energía de Greenpeace, advierte en una conversación con La Jornada: "Estamos asistiendo al surgimiento de una nueva oleada de maquiladoras en México. Compañías energéticas de Estados Unidos buscan obtener beneficio de las endebles normas ambientales de México para producir electricidad y venderla a los consumidores estadunidenses".
Ross, quien ha participado en campañas exitosas para obligar a empresas energéticas a mejorar sus normas ambientales en Estados Unidos, califica de "especialmente terrible" el esquema con el que están comenzando a operar esas firmas trasnacionales en territorio mexicano.
Racismo ambiental
"Las plantas de generación como la que comenzó a operar Sempra Energy en Mexicali esta semana no están conectadas a la red de abastecimiento de la Comisión Federal de Electricidad, así que Sempra sólo puede vender la energía que genere en Estados Unidos, mientras la contaminación se realiza en México. Este es un inaceptable ejemplo de racismo ambiental que no debería ser permitido".
Es claro que se trata de un negocio redondo para las empresas trasnacionales como Sempra, Shell, Marathon Oil, El Paso Energy y Phillips Petroleum, que están trasladando operaciones a México. Un cálculo elaborado por el diputado Martínez Veloz establece que las cinco plantas autorizadas por el gobierno mexicano para ser construidas en este lado de la frontera van a generar a sus propietarios ganancias mínimas de 260 millones de dólares al año, partiendo de un costo de tres centavos de dólar por kilovatio.
En conjunto, todos los proyectos autorizados por el gobierno mexicano pueden generar utilidades de 600 millones de dólares al año, consideró Martínez Veloz, incluyendo la venta de energía y el negocio del gas. "La pregunta es por qué ese negocio no es entregado a Petróleos Mexicanos. Dice el gobierno que Pemex necesita dinero y dejan a la empresa fuera del negocio para entregarlo a extranjeros. Se trata de una entrega furtiva de la soberanía, de prestar nuestro territorio para que otros obtengan ganancias y dejan aquí su contaminación. Lo que el gobierno del presidente Vicente Fox está haciendo es convertir a Baja California en el bóiler, en el cuarto de máquinas de la economía de Estados Unidos".
Para la construcción de su primera planta en el valle de Mexicali, Sempra Energy dio ocupación a mil 400 personas. Pero una vez que comenzó a funcionar, sólo dará empleo a 45 trabajadores mexicanos.
En un comunicado emitido esta semana, Sempra Energy aseguró que realizó esfuerzos adicionales para reducir la emisión de contaminantes. "La termoeléctrica de Mexicali es una planta tan limpia como cualquier otra de tamaño similar situada en el estado de California y más limpia que cualquier planta que esté funcionando ahora en los condados de San Diego e Imperial (en California)", comentó Julio Henao, director del proyecto de Sempra en Mexicali.
Greenpeace duda de tal afirmación. El grupo ambientalista aseguró que la termoeléctrica construida por Sempra en Mexicali emitirá cerca de 200 toneladas anuales de óxidos de nitrógeno; 180 toneladas anuales de monóxido de carbono y casi 200 toneladas de bióxido de carbono. Aquí entra otra parte de los beneficios que obtendrán esas empresas y Estados Unidos en general: los contaminantes emitidos por los dos proyectos de Sempra serán contabilizados por las agencias internacionales como lanzados al ambiente por México, mientras la energía producida será vendida a California.
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