México D.F. Martes 29 de julio de 2003
El escritor fue galardonado ante la presencia
del presidente Vicente Fox Quesada
La poesía mantiene viva la lengua, la somete
a prueba: José Emilio Pacheco
Anuncia Marie José Paz la reconstrucción
de la Fundación Octavio Paz, "un sueño de libertad"
CESAR GÜEMES
Marie José Paz se llevó la nota y José
Emilio Pacheco se llevó la noche. Durante la entrega del Premio
Octavio Paz de Poesía y Ensayo 2003 al autor de Las batallas
en el desierto, la señora Paz, en su turno, anunció la
reinstauración de la Fundación Octavio Paz, por el momento
constituida sólo como asociación civil, mientras que Pacheco
tocó temas como el fundamento social de la poesía y la violencia
del momento en la ciudad de México.
Al
cierre de la entrega del premio y mientras en otra área del Museo
Nacional de Antropología da inicio el festejo, habla José
Emilio Pacheco a pregunta expresa para La Jornada:
-¿Cuál diría que es la relación
actual de los escritores en México con las personas que se dedican
a la política?
-No hay relación. Por eso es muy significativo
que haya estado aquí el presidente Vicente Fox. Es uno de los primeros
acercamientos del sexenio que yo recuerde. A diferencia de Carlos Salinas,
quien auspiciaba reuniones de algunos intelectuales con él. Personalmente
agradezco al señor Vicente Fox que haya venido, luego de que no
tenía por qué hacerlo.
Pacheco hace una pausa y dice por último: "Eso
puede significar que tal vez haya un interés de dialogar".
Por su parte, Marie José Paz declina con amabilidad
hablar con la prensa sobre la nueva fundación que lleva el nombre
del Nobel mexicano, si bien dice, sonriente y enigmática, en baja
voz: "Ya informaré sobre ese asunto en su momento".
-¿Hará el anuncio este año?
-Es posible -dice firme.
Desde el comienzo de la ceremonia de entrega Marie José
Paz había dado una clave de lo que sería la noticia cuando
dijo: "Estamos reunidos para festejar un doble acontecimiento bajo el signo
de la continuidad". El primero era la entrega del reconocimiento al poeta
y narrador mexicano, mientras que el segundo es "la continuidad de este
galardón en un espíritu de concordia y esperanza".
Entonces vino el anuncio, no sin un apunte entre líneas:
"A la asociación civil Amigos de Octavio Paz, fundada en 1991, que
con gran generosidad hizo posible esta feliz transición, al haber
sido injustamente despojados, mi profundo agradecimiento. Gracias a los
amigos de Octavio Paz podemos repetir lo que él dijo en otros tiempos:
'Estamos de vuelta'. Superadas las desilusiones y las desavenencias,estamos
en un proceso de reanudación que con el apoyo de todos ustedes esperamos
poder asumir plenamente en un futuro cercano: la creación de la
nueva Fundación Octavio Paz. Tenemos la voluntad indeclinable de
respetar y hacer respetar los principios éticos y literarios que
normaron la vida y la obra de Octavio Paz, porque contra viento y marea
el poeta, mediante su obra, dice su verdad; se le pueden cortar las alas,
pero no impedir su vuelo. Esa verdad del escritor en plena libertad que
Paz defendió toda su vida es el denominador común, el lenguaje
común y el compromiso fundamental que nos anima en la tarea que
hemos decidido emprender".
Sin lugar a duda
El cierre de la participación de Marie José
Paz no dejó espacio para la duda: "Quisiera pedirles que me ayudaran
a reconstruir un sueño que en diciembre de 1997 Octavio Paz creyó
posible: la Fundación Octavio Paz, un sueño en libertad".
Presentes en la mesa, escucharon entre aplausos el anuncio
lo mismo José Emilio Pacheco que el presidente Vicente Fox; Santiago
Creel; el crítico literario Hugo Verani; el titular del Instituto
Nacional de Bellas Artes (INBA), Saúl Juárez; el secretario
de Educación, Reyes Tamez, y el historiador Enrique Krauze. Este
último habló de la buena fortuna que tuvieron Carlos Monsiváis
y Pacheco al disfrutar la compañía de cuatro generaciones
de pensadores mexicanos, y dijo: "Por si fuera poco, José Emilio
acudió al oficio en el taller del orfebre Arreola; trabajó
con Vicente Rojo, el artista plástico que cambió el rumbo
de nuestro diseño gráfico, y se graduó en la universidad
de la práctica con tres grandes editores: Jaime García Terrés,
Fernando Benítez y Ramón Xirau".
José
Emilio Pacheco recibe el Premio Paz de manos del presidente Fox. Hace una,
dos, tres y cuatro agradecidas reverencias ante los aplausos que le brindan,
de pie, los asistentes al auditorio Jaime Torres Bodet, dentro del Museo
Nacional de Antropología.
El poeta y prosista se acerca al micrófono y sobre
de la justificación social de la poesía dice que el género
"mantiene viva la lengua, la pone en circulación y la somete a prueba.
Si esa lengua se paraliza o se degrada, la barbarie y la violencia llenan
su vacío. Sin esa lengua no hay diálogo, no hay polémica,
no hay instrucción posible, no hay arte, ciencia ni cultura; no
hay futuro. Ocupa el porvenir el corazón de las tinieblas. Se abre
a nuestros pies el abismo que nos rodea por todas partes".
Luego pronunciará un párrafo terminante:
"Existe un rasgo común entre el joven europeo que ataca con bombas
incendiarias un campamento de refugiados y el muchacho que asalta y viola
en los microbuses de esta cada vez más áspera ciudad: no
tuvieron la oportunidad de leer, su imaginación y su sensibilidad
quedaron muertas. Por tanto, son incapaces de ponerse en el lugar de los
demás".
Vicente Fox hace un apunte respecto de la libertad de
los creadores en México: "Estoy convencido de que el papel del Estado
es crear las condiciones que favorezcan esa libertad", y habla de "la concordia
y la construcción de acuerdos para un futuro mejor".
El aplauso final es atronador. No se alcanza a escuchar
lo que José Emilio Pacheco dice a sus lectores, que lo ovacionan
de pie, pero leer sus labios es muy sencillo. Dice, repite, está
diciendo una sola palabra una y otra vez: Gracias.
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