México D.F. Viernes 25 de julio de 2003
Recomendó que los estados no dejen en
manos privadas la modernización de las escuelas
El modelo educativo de AL, estancado en el siglo XIX:
funcionaria de la UNESCO
Se deben fomentar en los estudiantes la autonomía,
la creatividad y la responsabilidad
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
Los estudiantes de América Latina quedaron en los
últimos lugares en la prueba de desempeño escolar realizada
por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos,
porque en la región se sigue educando con "escuelas del siglo XIX",
que dan prioridad a la simple transmisión de conocimientos y no
a la enseñanza de competencias de la modernidad.
Así lo afirma la coordinadora de Formación
del Instituto Internacional de Planeamiento Educativo (IIPE), de la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), Inés Aguerrondo, quien señala que muchas escuelas
latinoamericanas además tienen modelos antiguos de organización,
basados en pesadas burocracias y en estructuras verticales.
Para esta socióloga argentina, especialista en
planeación educativa, el desafío de los países de
la región es "repensar" sus sistemas educativos y hacer reformas
integrales que permitan arribar a una "escuela del siglo XXI", que también
pueda educar a niños con diferentes características.
Si
no se logra modernizar el modelo educativo, advierte, las "generaciones
jóvenes van a pagar el precio de nuestra comodidad de no hacer cambios.
Si no lo hacemos se provocará una oferta poco leal, pues se ofrece
lo que no vamos a dar".
Aguerrondo fue entrevistada por este diario durante su
visita a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, donde ofreció
una conferencia a autoridades educativas de México. Se le preguntó
su opinión sobre los recientes resultados del Programa para la Evaluación
Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés),
que ubicaron a estudiantes de México, Argentina, Chile, Brasil y
Perú entre los últimos lugares de una lista de 41 países.
Con 35 años de experiencia en investigación
pedagógica, explica que estos números reflejan que "tenemos
sistemas educativos del siglo antepasado, que se centran fundamentalmente
en la transmisión del conocimiento, cuando lo que en realidad se
necesita es un sistema del siglo XXI que enseñe competencias de
la modernidad, a pensar por sí mismo, a tener una lectura comprensiva,
a aprender a aprender".
Pero, considera que estas escuelas además de dar
competencias de la modernidad deben tener la capacidad de enseñar
de manera distinta, según las características de los niños.
A causa de la desigualdad social que hay en la región, explica que
a las escuelas pueden llegar estudiantes con cierta experiencia en la "lecto-escritura",
como otros que por primera vez toman un lápiz.
Esta situación contrasta mucho, dice, con la de
los países escandinavos -Finlandia obtuvo el primer lugar en lectura-,
donde las diferencias sociales no son tan marcadas, existe menos población
joven y las escuelas se ubican más en la línea del siglo
XXI.
Explica que en naciones como China, Japón y Corea
-que obtuvieron los primeros lugares en matemáticas y ciencias-
los sistemas educativos no han cambiado en la misma dimensión que
en Escandinavia, pero tienen la ventaja de que dedican más horas
de estudio y se han centrado en fomentar el pensamiento matemático.
De acuerdo con estudios de IIPE-UNESCO (que tiene su sede
en Buenos Aires) en los países asiáticos en promedio cada
año dedican 220 días de clase con jornadas de seis a siete
horas diarias, mientras que los latinoamericanos, 180 días de clase
con cuatro horas al día. Después de siete años de
estudio, explica que estas cifras hacen una diferencias de tres años
más de estudio de los asiáticos con respecto a los niños
de América Latina.
Frente a estas diferencias, considera que los bajos resultados
que obtuvieron los estudiantes de naciones latinoamericanas deben servir
como un acicate a la discusión de los problemas educativos, pero
también para comprender que no es un asunto exclusivo de la escuela,
sino también de los padres de familia, profesores, alumnos, sindicatos,
políticos y especialistas de la educación.
Además, explica que es importante centrarse en
la formación de los profesores. "El cuello de botella para nuestros
sistemas escolares es que todavía no se trabaja en la nueva formación
de docentes, aún se plantea que el problema es llevar a los profesores
a la universidad o hacer que estudien dos años más".
En opinión de esta investigadora educativa, el
reto es que el maestro encuentre otras formas de enseñar a los niños:
"que pueda variar las actividades escolares y que puede acompañarlo
en su proceso de aprendizaje".
Adicionalmente, asegura que se requiere una escuela con
mayor autonomía.
Sin embargo, reconoce que la propuesta es interpretada
por algunos sectores como un intento de privatización, de ahí
la necesidad de que el Estado se siga haciendo responsable del sostenimiento
de los planteles.
Las investigaciones han demostrado que un profesor aprende
su oficio a fondo en sus cuatro primeros años de trabajo profesional,
y por eso es importante que cuando comience a laborar lo haga en una escuela
moderna.
En torno a los recientes movimientos magisteriales de
huelga en Perú, Ecuador, Argentina, Venezuela y México, sostiene
que son un reflejo de la "crisis" que estamos viviendo en la región,
pero considera que no tiene una solución fácil.
"Es cierto que los docentes ganan poco, pero también
que nuestros países invierten entre 13 y 17 por ciento de su presupuesto
nacional en educación y que tampoco tienen dinero para elevarlo
a los montos que se gastan en el Primer Mundo", refiere.
Por eso insiste en la necesidad de poner a la escuela
en el centro del debate. "La escuela del siglo XIX fue una herramienta
de nuestros estados nacionales para constituirnos como nación y
fue muy eficiente en eso, pero tenemos que repensar otro tipo de escuela,
que pueda formar un niño autónomo, responsable, creativo,
preparado para enfrentar los nuevos desafíos".
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