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México D.F. Martes 22 de julio de 2003
Teresa del Conde /II y última
Coloquio en la Academia de San Carlos
Luis Argudín, quien tiene una maestría en filosofía e inclusive por un tiempo se vio ligado al Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, también participó en el coloquio en la Academia de San Carlos. Se centró en el dibujo, entre otras cuestiones, preguntándose: Ƒtiene algún sentido enseñarle a dibujar a un niño? Yo me permitiría responderle: no se necesita, los niños desde poco antes de los dos años dibujan espontáneamente si se les proporciona un lápiz y siguen haciéndolo, unos más que otros, por muchos años. También se preguntó si el dibujo infantil tiene sentido. Claro que lo tiene, e igual lo tiene cualquier otro tipo de dibujo (bueno o malo), pues el dibujo no sólo es una actividad motora que potencia la coordinación entre el yo y el cerebro, sino además se constituye en un método de conocimiento, algo en lo que Argudín insistió de manera continua, aludiendo a las funciones concatenadas de los dos hemisferios cerebrales.
Además de pintor, dibujante y grabador, él es un teórico y ojalá que sus funciones como maestro en la Escuela Nacional de Artes Plásticas sean debidamente calibradas y apreciadas. Disentí en un solo punto: dijo que el sistema límbico de hombres y mujeres difiere... (sí difiere, y viva la diferencia) pero creo que no al grado extremo en el que lo planteó, porque se ha demostrado que los hombres también producen estrógenos y las mujeres testosterona. Cuando eso sucede en exceso, se dan los estadios intersexuales, pero en realidad son poco comunes. Aclaro que eso no tiene que ver con la elección de objeto (sea heterosexual u homosexual); a lo que concierne esto es a los caracteres sexuales secundarios y en casos extremos al hermafroditismo.
La ponencia final estuvo a cargo del investigador y curador internacional Cuauhtémoc Medina, quien se vio en el difícil dilema de analizar la exposición que presentan los alumnos que terminaron sus cursos de maestría. Esta se titula Los divinos santos de San Carlos. Las salas en las que se exhibe se encontraban cerradas cuando terminó su intervención, que suscitó el deseo incontenible de verla ipso facto. O la curaduría falló (no sabemos a cargo de quién estuvo) o hay pobreza extrema.
La muestra, salvo una excepción, destacada por Medina y comprobada por los tres ponentes que pudimos visitar la exposición apelando a las autoridades correspondientes (con suma amabilidad nos abrieron las puertas), contiene sólo una propuesta bien llevada, que corresponde a Antonio O'Conell, quien transfirió su formación de arquitecto al campo artístico. Medina formuló además la diferencia entre ''el crítico general" que se vale del paternalismo, el falso elogio y la ironía y ''el crítico limitado" que en cierto modo es resultado de su deseo, es decir, de su libre capacidad de elección. El primero trata a los artistas como estudiantes, mientras que el segundo se adhiere a la idea de una ''autogestión de visibilidad".
Pienso que la división, así tan radicalmente propuesta, es algo maniquea, pero funciona como paradigma. Aventuró una frase que llama a reflexión: ''No es siempre pertinente mejorar una institución". Me temo que tiene razón, Ƒcómo mejorar un tipo de enseñanza que sólo acepta la cultura como una sucesión (no como un ''rescate", eso sería otra cosa) de tradiciones?
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