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México D.F. Sábado 19 de julio de 2003
MUERTE MISTERIOSA QUE CONDENA A MENTIROSOS CIERTOS
El
doctor David Kelly, ex inspector de la Organización de las Nacionesw
Unidas (ONU) en Irak, que la BBC había identificado como uno de
sus informantes sobre la falsificación de pruebas por parte del
gobierno británico relativas al supuesto rearme iraquí con
armas de destrucción masiva, apareció muerto cerca del domicilio
"secreto" que le había brindado el gobierno inglés para que
huyese de los periodistas. Aún se ignoran las causas de la muerte
e inclusive si el cadáver encontrado es realmente el del científico
que la BBC, contra la ética periodística, entregó
a los leones. Por tanto, sólo hay lugar para las hipótesis.
En caso de que el misterioso muerto fuese Kelly algunas serían las
siguientes: a) el suicidio ante el acoso y la presión sicológica
del gobierno, b) una muerte natural precipitada por las mismas causas o
c) un asesinato para evitar ulteriores denuncias, sea del ex inspector
en Irak, sea de otros, asustados por su desaparición. Sea como fuere,
este caso añade una palada de tierra más sobre el ataúd
de ese cadáver político llamado Anthony Blair, que acaba
de reiterar sus mentiras probadas y comprobadas, frente a la inexistencia
de las armas de destrucción masiva que agitó como espantajo
para meter a su país en una guerra colonial, como mercenario del
conquistador estadunidense. Porque, cualquiera sea la opinión del
forense y de la policía, nadie sacará de la cabeza de la
gente común la idea de que los servicios secretos de Su Majestad
la Reina realizaron un trabajo sucio más, esta vez en territorio
británico y contra un ciudadano inglés que fue funcionario
de la ONU y que se oponía a la guerra, como se opone, por otra parte,
la inmensa mayoría del pueblo del Reino Unido.
Pero el muerto no abraza sólo a Blair. En efecto,
el director de la CIA, George Tenet, acaba de declarar ahora que fue un
personero de la Casa Blanca quien le exigió que incluyera la mentira
(que ya la CIA consideraba tal) en el informe de Bush. Entonces surgen
también dudas: si la Casa Blanca hace mentir a la CIA, ¿qué
credibilidad tienen los informes de ésta, que orientan la política
exterior de Estados Unidos?, y ¿quién, y con qué intereses,
manipula al Congreso y al pueblo estadunidenses para que paguen más
de 100 mil millones de dólares para mandar al matadero oriental
a 145 mil soldados -cuyo mantenimiento, como ocupantes, cuesta otros 4
mil millones de dólares anuales- y para que tanto los congresistas
como el pueblo acepten el aislamiento internacional por haber realizado
una acción colonialista e imperialista, pisoteando para ello a sus
mismos aliados y a las Naciones Unidas? El misterio que circunda la suerte
del doctor David Kelly se agrega por lo tanto a otros misterios que deben
ser develados con urgencia. Es indudable entonces que la presunta muerte
del ex asesor de la ONU tendrá repercusiones políticas. La
menor quizás será la tormenta que se desatará en la
BBC, que para no ser atacada por el gobierno acaba de revelar indirectamente
una fuente, causando quizás la muerte de su informante. Y las mayores
se producirán en las carreras políticas de Blair y de Bush,
pues será cada vez más indefendible la ocupación de
Irak, donde hay una guerra de guerrillas oficialmente admitida, en la que
los muertos estadunidenses superan ya los de la Guerra del Golfo. Si acaso
alguien pensó en hacer callar para siempre a un testigo, lo único
que consiguió es darle una voz poderosa en la opinión pública
y reducir aún más la ya tambaleante credibilidad del dúo
que quiso la invasión de Irak a cualquier costo. El Hamlet de Shakespeare
decía que "hay algo podrido en Dinamarca", pero se quedaba corto
porque su mundo era simple y no existían ni la CIA, ni los servicios
británicos, ni los Blair, ni los Bush...
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