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México D.F. Sábado 19 de julio de 2003
Alegría y tristeza durante la ceremonia
de inicio del festival, en Veracruz
Celia y Compay, presentes en la inauguración
del Afrocaribeño
Willie Colón rindió homenaje a la guarachera;
lo mismo hizo Juventud Sonera con el cubano
No queremos entrevistas sino un maestro de música
para nuestro pueblo, clamaron Los Olmecas
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Veracruz, Ver., 18 de julio. En un ambiente contrastante
de alegría y tristeza debido a los recientes fallecimientos de los
cubanos Compay Segundo y Celia Cruz, ambos pilares fundamentales
de la música afrocaribeña, este jueves se inauguró
el Festival Internacional Afrocaribeño de Veracruz que en ésta,
su décima edición, y mediante un atractivo cartel, intenta
abrir un espacio de reflexión y acercamiento a las expresiones culturales
afrocaribeñas.
Organizado por el Instituto Veracruzano de la Cultura
(IVEC), se prolongará hasta el 27 de julio y representa un homenaje
a la negritud, a esa tercera raíz tan importante en la formación
de nuestra identidad cultural.
Durante
la ceremonia inaugural, Leticia Perlasca, directora del IVEC, citó
a Octavio Paz diciendo: "hoy recuerdo a los muertos en mi casa", y expresó
su pena por la pérdida de estas dos grandes figuras del Caribe.
El concierto inaugural se llevó a cabo en uno de
los espacios principales del festival, el Foro Monumental del Malecón.
A un lado de la Torre de Pemex, frente al mar, se instalaron dos zonas
de sillas, una para discapacitados y personas de la tercera edad y otra
para el público en general.
El puerto en estos días, y coincidiendo con las
vacaciones de verano, se encuentra lleno. Son muchos los turistas que aprovecharon
el festival para pasar aquí este periodo vacacional y han llegado
con las pilas repletas para descargarlas al ritmo del son, salsa, reggae,
guajira o guaguancó.
Tres pantallas gigantes reproducen lo que ocurre en el
escenario, sobre todo, para aquéllos que están sentados lejos
al proscenio. Aunque las temperaturas y el nivel de humedad ambiental son
elevados, la gente ha acudido de forma masiva, especialmente para ver al
Príncipe de la salsa: Willie Colón -"príncipe"
porque, según el puertorriqueño, el rey fue, y siempre será,
Tito Puente.
El antes y el ahora del son
Los primeros en aparecer fueron los grupos de son jarocho
llamados Los Olmecas -cuya edad oscila entre los 75 y 80 años- y
Los Cojolites -veinteañeros-. El contraste es increíble,
pero al mismo tiempo es esperanzador saber que existen grupos que aseguran
la continuidad del son jarocho.
Los Olmecas son unos viejos maravillosos que evocan un
pasado veracruzano que se resiste al olvido. Dueños de un sonido
que buscan heredar, le cantan al campo, a la vida y al amor con todo el
colorido que tiene esta región.
Acabado el concierto intentamos entrevistarlos, pero a
ellos no les interesaba platicar de su trayectoria, sino insistir en que
necesitan un maestro de música en San Lorenzo, municipio de Tejitepec,
de donde son oriundos. Desde que se fue la maestra Juana Fernández,
ya no tienen quien les siga enseñando música -a pesar de
que tocan desde chamacos- "porque, aunque somos bastante veteranos, queremos
seguir haciendo la lucha para que el son jarocho no se olvide".
Los Cojolites toman este nombre en alusión a un
ave que habita en la zona de Jaltipan, que representa al dios del amanecer
nahúatl, porque canta cinco minutos antes de que salga el sol, y
que actualmente se encuentra en peligro de extinción. Este grupo
hace son jarocho fusionado con otros géneros, buscando que el son
no se convierta en pieza de museo, sino en un género vivo, de constante
evolución. Han incorporado instrumentos de otras culturas, como
el cajón peruano o el djembé, y mantienen otros totalmente
tradicionales, como la quijada de burro o la leona.
Recuerdos y silencios
A los Cojolites les siguió el grupo Juventud Sonera,
que rindió homenaje a Compay Segundo interpretando algunos
de sus temas con gran acierto. Luego continuaron Los pregoneros del Recuerdo,
grupo de importante trayectoria en Veracruz y que contó con la participación
del pianista Memo Salamanca, dando paso al puertorriqueño Willie
Colón.
Vestido con traje gris y playera blanca, el salsero se
presentó acompañado de ocho músicos y una corista.
Cantó con gran tranquilidad, sin prisas y más que cumpliendo
con un compromiso, disfrutando la actuación. Interpretó,
entre otras, Te conozco bacalao, Talento de televisión, Todo
tiene su final, El gran barón, Periódico de ayer
y Demasiado corazón. Habiendo cantado tres canciones, pidió
un ratito de silencio para rezar por Celia Cruz, solicitud que encontró
en el público un eco total y, posteriormente, cantó Idilio,
recordando a la cubana.
Tras casi tres horas de actuación, el cantante
complació a los medios de comunicación con una breve conferencia
de prensa donde se le preguntó acerca de la muerte de Celia Cruz:
"ya todos nos lo esperábamos, porque tenía un rato enfermita,
pero cuando llegó el día no dejó de ser impactante
y doloroso. Ella fue madrina de mi boda y siento que he perdido a una gran
amiga. Pasarán años para que pueda haber otra cantante de
esas características pero, por suerte, nos ha dejado una obra muy
importante para seguir haciendo esta música".
Hoy sábado, entre otros, el Festival Internacional
Afrocaribeño contará con las actuaciones de Emeline Michel,
de Haití; el grupo de danza Lirahunu, de Belice, y El Gran Silencio,
de México.
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