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México D.F. Sábado 19 de julio de 2003
¿Locos por las armas o simplemente locos?
Ayer se estrenó en México Masacre en
Columbine, de Michael Moore
JORGE CABALLERO
En Masacre en Columbine, Moore incorpora un toque
personal cuando vuelve a visitar su hogar en Michigan, donde todo el año
es temporada de caza. Tal como proclama un integrante de un grupo de la
milicia con traje camuflado: "Estar armado es una responsabilidad ciudadana.
Si no estamos armados, no estamos cumpliendo con nuestro deber". Moore
examina de cerca la mentalidad militar de la belicosa ama de casa suburbana,
de la gente que hace realidad el cliché de dormir con una 44 mm
bajo la almohada y de los niños que fabrican explosivos y disfrutan
probando fórmulas del "recetario del anarquista".
Volviendo a un fotograma más amplio, Moore ofrece
su punto de vista más polémico a medida que pasa de la violencia
que predomina en el hogar a la vertiginosa historia de las intervenciones
militares de Estados Unidos en los 50 años recientes, incluyendo
el 20 de abril de 1999, día en que Estados Unidos realizó
el mayor bombardeo de la guerra de Kosovo, que coincide con los asesinatos
en el colegio Columbine.
Mientras el escándalo de Enron resuena en todo
el país, los clips cómicos de Moore rastrean cómo
la tragedia se traduce en una guerra por el rating para los medios
de comunicación nacionales. Con patetismo, Moore pone al descubierto
el mito de la invencible economía estadunidense en su propia casa
al dejar expuesto un programa de asistencia de trabajo que tal vez haya
coadyuvado a que ocurriera la matanza de alumnos de secundaria/preparatoria.
En
resumen, Masacre en Columbine es una poderosa pieza cinematográfica
que resonará en el público en estos tiempos cada vez más
violentos. Para los estadunidenses, constituye una crítica que,
con gracia, condena una cultura de miedo, con gente armada hasta los dientes
que se lanza a matar en forma descontrolada. Para el resto del mundo es
una graciosa advertencia sobre lo que podría sucederle a cualquier
país que adopta el modelo estadunidense, para crear un subgrupo
masivo y permanente al que hay que enfrentarse con armas de última
generación de uso legal.Ayer se estrenó en México
Masacre en Columbine (Bowling for Columbine), del cinedocumentalista
social Michael Moore, largometraje ganador del Oscar en 2003 y del premio
especial del jurado en el Festival de Cannes en 2002, obra reflexiva tras
los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 que plantea una interrogante
sobre Estados Unidos: "¿acaso somos una nación de personas
locas por las armas o es que simplemente estamos locos?" Con ello descubre
que la felicidad de los estadunidenses está cargada de violencia
a lo largo de toda su historia.
La trama está sintetizada en una secuencia de dibujos
animados narrada por Moore: "Lo que pasa es que la primera frase que aprendemos
de chicos sobre la historia estadunidense es: 'los peregrinos llegaron
a Estados Unidos porque temían ser perseguidos'. Es decir, tenían
miedo. Y entonces, ¿qué pasó? Llegaron acá,
con miedo, y se encontraron con los indios, y a ellos también les
tuvieron miedo. Entonces los mataron. Después empezaron a tenerle
miedo a sus semejantes y comenzaron a ver brujas y a quemarlas; luego ganaron
la revolución, pero tuvieron miedo de que los británicos
regresaran, y así fue que se escribió la Segunda Enmienda,
que dice: 'Conservemos nuestras armas porque los británicos pueden
volver'. ¿Y qué pasa después? ¡Los británicos
regresan! ¿Qué es entonces lo peor que le puede suceder a
un paranoico? Que sus temores se hagan realidad".
Moore extiende su explicación: ''Cuando se inventó
el Colt .45 de seis tiros fue entregado al ejército de Estados Unidos
y durante 40 años exterminaron a los indios porque éstos
sólo contaban con rifles con los que podían hacer un disparo
a la vez. Cuando el sur fue derrotado en la Guerra Civil, los blancos se
llenaron de temores y así en 1865 se originó el Ku Klux Klan.
En 1871 esta organización fue declarada ilegal y unos meses después
se constituyó la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por
sus siglas en inglés), para promover que sólo los blancos
fueran propietarios de armas. Para los negros era ilegal portarlas y por
eso fueron usadas durante los siguientes 80 años para contener a
los llamados negros libres, hasta los años cincuenta del siglo pasado,
cuando se hartaron y protestaron".
El cineasta sigue ilustrando: ''¿Y qué hicieron
entonces los blancos? Huyeron hacia los suburbios por su temor, y una vez
instalados allí, y aún con miedo, compraron millones y millones
de armas. Es eso lo que descubrimos: los dueños de la mayoría
de los 250 mil millones de armas de fuego que existen en Estados Unidos
son de raza blanca y viven en barrios seguros, donde prácticamente
no hay delincuencia. Y es por eso que los asesinatos son, en su mayoría,
hogareños, por problemas entre marido y mujer, novio y novia, o
entre compañeros de trabajo."
Más en corto, habla de Masacre en Columbine:
''En esta cinta el alcance es mucho mayor que en mis anteriores trabajos,
ya que trata sobre toda una sociedad que aparentemente enloqueció
al armarse con miles de millones de armas en sus hogares".
El documental de Moore combina una singular mezcla de
humor y tragedia, y presenta algunos sorprendentes remates junto con un
metraje impresionante y nunca antes visto: desde escenas grabadas por las
cámaras de seguridad ubicadas en la cafetería del colegio
la mañana en que ocurrió la masacre en la escuela Columbine,
hasta la presencia de los alumnos que resultaron heridos de gravedad y
tomas de la principal empresa que vendió las balas que ahora están
alojadas en sus cuerpos, así como una entrevista con el rockero
Marylin Manson (señalado por varios entrevistados como el causante
de la masacre en ese colegio), y la incursión a la residencia de
Charlton Heston en Beverly Hills, corazón de la NRA, donde Moore
le plantea preguntas de las que se desprenden terribles respuestas.
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