México D.F. Viernes 18 de julio de 2003
José Cueli
Cuerpo, tiempo y espacio
La semana pasada señalaba la importancia de la comunicación entre las diferentes disciplinas. ƑEs el camino de la exégesis el más productivo y enriquecedor de los métodos para lograr una verdadera interdisciplinariedad?
El estudio de la dualidad mente- cuerpo ha ocupado a la humanidad desde los comienzos de su pensar reflexivo y sigue siendo un rico material de estudio tanto para las ciencias como para las humanidades. Tal es el caso de la medicina sicosomática, que compete tanto a médicos, sicólogos, siquiatras, sicoanalistas, físicos y filósofos.
La participación de la mente en los padecimientos orgánicos resulta innegable hoy día, pero nuevas aportaciones abren caminos y formas no sólo de pensar lo sicosomático sino de abordarlo terapéuticamente.
Desde el campo sicoanalítico un ejemplo es la lúcida y acuciosa investigación de Sami-Alí (sicoanalista), quien basándose en postulados freudianos aporta una interesante teorización que enriquece el terreno de la clínica sicosomática. Los conceptos centrales en su teoría serán la función del imaginario y la represión de la función de lo imaginario. Puntualiza que lo imaginario no es otra cosa que el sueño y los equivalentes del mismo en el estado de vigilia, y que la constitución de ese imaginario es mediatización por el vínculo temprano entre madre e hijo.
Según Alí, el asunto se juega entre el cuerpo, el tiempo y el espacio. Prolonga con ello el modelo freudiano y va más allá señalando que la sicopatología se manifestará según el tipo de funcionamiento de la represión de lo imaginario, llegando, en grados extremos (pero no infrecuentes) a afectar al cuerpo real, al cuerpo biológico.
El autor insiste en demostrar que la problemática del cuerpo resulta indisociable del espacio y del tiempo. Pero el tiempo debe ser entendido como Freud lo señaló: un tiempo intemporal, no secuencial, como se da el tiempo del inconsciente. Para Freud el tiempo pertenece exclusivamente al consciente y lo inconsciente se encuentra fuera del tiempo, escapa a él. ''Los procesos del sistema Icc (inconsciente) son intemporales, es decir, no están ordenados en el tiempo, no tienen absolutamente ninguna relación con el tiempo".
Así, concluye Sami-Alí: ''Son rasgos negativos que trazan una realidad en negativo y que a falta de una relación dialéctica cuyos términos se incluyan mutuamente, introduce de entrada entre consciente e inconsciente una dicotomía fundada en la presencia y la ausencia del tiempo, de suerte que sería imposible que uno solo y mismo proceso fuese temporal e inconsciente". Entonces la fórmula freudiana podría escribirse así: ''Lo inconsciente es intemporal porque es espacial y es espacial porque es corporal". Y habría que hablar de un espacio tiempo imaginario en tanto el tiempo es imaginario y se inscribe, a su vez, en un espacio imaginario.
El texto de Sami-Alí ejemplifica así la necesidad de un estudio de fenómenos complejos que competen no sólo a la medicina y al sicoanálisis sino a otras disciplinas, como la sicología (percepción, representación) las neurociencias y el sicoanálisis (memoria y procesos mnémicos), la física y la filosofía (tiempo y espacio) en la comprensión de la patología sicosomática.
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