México D.F. Viernes 18 de julio de 2003
Reseña sobre una controversia ya superada
Una vieja y para muchos ya saldada controversia ha cobrado nueva vida, ahora en las páginas de El País Semanal, revista del diario español El País: los sacrificios humanos entre los aztecas.
En su edición del 13 de julio, la publicación reproduce un reportaje originalmente aparecido en el semanario alemán Der Spiegel, a propósito de la exposición Aztecas que actualmente se exhibe en el Museo Martin-Gropius-Bau, de Berlín. Bajo la firma de Matthias Schulz, el texto de marras es pródigo en calificativos hacia la civilización mexica, a la que se refiere como un mundo ''brutal", ''terrorífico" y ''demoniaco", ''infernal".
Sin ofrecer contexto histórico, social y cultural, Schulz hace afirmaciones como la siguiente: ''Cuando, en 1521, los conquistadores arrasaron la capital de los aztecas, Tenochtitlán, dieron rienda suelta a la repugnancia que sentían. Hicieron saltar por los aires los pisos superiores del Templo Mayor".
Titulado por El País Semanal como ''Aztecas. El rito de la muerte", el texto de Schulz afirma categórico: ''Como ningún otro pueblo, los aztecas estuvieron implicados en cultos brutales, dominados por la magia del derramamiento de sangre".
Sin aludir siquiera a la riqueza y variedad de la muestra, sin identificar y diferenciar usos, significados ni procedencias de las piezas en exposición, y sin mencionar que muchas de ellas se encuentran en museos europeos como resultado de una sistemática labor de saqueo, Matthias Schulz hace tabla rasa: ''Parte de este mundo demoniaco se muestra ahora como arte étnico en las vitrinas berlinesas. Se pueden contemplar las llamadas fuentes de águila (para corazones recién arrancados), cuchillos de sacrificio adornados y provistos de filos de piedra, así como estatuas del dios de la primavera, Xipe-Totec, en cuyo honor se rajaba y despellejaba a los hombres".
Por medio de un razonamiento que evidencia falta de perspectiva histórica, prejuicio, escaso rigor y sus propios parámetros morales, el cronista compara un mito bíblico con hechos históricos y de esa comparación desprende sus conclusiones: ''Los aztecas parecen atípicos si se comparan con otras culturas. Aunque también los súbditos de los faraones y reyes sumerios tenían que seguirles a la muerte y los emperadores chinos se llevaban a su corte a la tumba, más tarde se optó por una sustitución mágica: dobles de barro. El hombre tardó miles de años en superar el antiguo negocio de trueque con el cielo. En lugar de tranquilizar con sangre a los poderes naturales enfurecidos, al final ya sólo se derramaba vino sagrado. Abraham dio un gran paso adelante hacia ese imperio de la ética. Estuvo dispuesto a sacrificar a su propio hijo. Pero Dios se mostró misericordioso. Se contentó con una cabra. Entre los aztecas no se advierte una evolución humanitaria así (...)"
Schulz es reiterativo al presentar a los conquistadores españoles como los héroes que terminaron con el ''horror": ''Los conquistadores cortaron por lo sano con este dios solar terrorífico; con fervor destrozaron las estatuas. En la muestra de Berlín sólo se puede ver un Huitzilopochtli del tamaño de un dedo gordo".
Según el texto publicado por El País Semanal, los mexicas alcanzaron en la fase final de su historia ''la cúspide del horror, tampoco lo dudan los escépticos. Para poder cubrir la necesidad creciente de víctimas organizaban las llamadas guerras de las flores. Su objetivo no era la conquista de territorios, sino el suministro de nuevos corazones. En medio de esta pesadilla apareció el aventurero Hernán Cortés".
Al mencionar la sospecha de que bajo la catedral metropolitana de la ciudad de México existen ''recintos ocultos de los templos", habla de que un proyecto para derribar la catedral ''ha fracasado de momento". Y remata: ''La catedral más antigua de Latinoamérica seguirá en pie". ARTURO GARCIA HERNANDEZ
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