.. |
México D.F. Viernes 18 de julio de 2003
Luis Javier Garrido
El desbarajuste
El primer balance de las elecciones federales de 2003 está mostrando que México ha perdido lamentablemente los últimos tres años, en los que los retrocesos vividos por el país han sido innumerables. Y la pregunta que aparece es si el país está dispuesto a seguir por la pendiente en los tres años que vienen.
1. La evaluación que se está haciendo, lo mismo en México que en el extranjero, de las elecciones del 6 de julio, ha pasado de revisar el fracaso personal de Vicente Fox para obtener el respaldo electoral que exigió a los mexicanos, a analizar el desastre de su administración en estos casi tres años, y esto ha llevado al propio Fox y a sus colaboradores a un pánico generalizado que no ha hecho más que poner aún más de relieve su absoluta incompetencia administrativa y política. El propio Fox, tras responsabilizar del abstencionismo a los partidos políticos, de enfrentarse en una serie de acusaciones mutuas con el PAN (que se supone es su propio partido), de insistir una y otra vez que él no tiene responsabilidad alguna en la debacle y de terminar por culpar de todo al pueblo, ahora ha tenido que pasar a hacer la defensa de su gestión.
2. El espectáculo patético dado por Fox ante lo acontecido no está haciendo sin embargo más que arrojar más dudas sobre la viabilidad de su sexenio. Y lo mismo cuando ordena la creación de una comisión para evaluar los resultados electorales y la gestión de su gobierno, para desmentir de inmediato que se vaya a evaluar a sus colaboradores (15 de julio), que al declarar a El Universal que no está dispuesto a aceptar que el Congreso gobierne y negar que vaya a haber cambios en el gabinete (17 de julio), o cuando declara a José Gutiérrez Vivó, de Radio Red, que su política se guía por los sondeos que él encarga, y que el abstencionismo es consecuencia de "la apatía" de los mexicanos (17 de julio), la lectura de todos es la misma: hay una grave crisis al interior del gobierno foxista y una incapacidad manifiesta para cumplir con sus tareas.
3. La crítica generalizada al gobierno foxista surge de todos los horizontes políticos, pero a él, sin embargo, sólo parece pesarle la que proviene de Estados Unidos. Los mexicanos le reprochan su mentira al hablar de cambio y al empobrecerlos mientras busca seguir entregando el país a las trasnacionales y mantiene las mismas estructuras de corrupción, pero eso no parece importarle. Como tampoco el que los empresarios nacionales lo critiquen por su incapacidad para reactivar la economía. Lo que para él es verdaderamente importante es que el capital trasnacional lo acuse de no cumplir las promesas a que se comprometió cuando lo financiaron por medio de los Amigos de Fox, y esa parece ser su obsesión.
4. La lectura que los integrantes de la "clase política" han hecho de lo acontecido es la que más les conviene, pues atiende a las formas antes que al fondo de las cosas, y muestra que no entienden lo que está pasando en el país. Los mexicanos, según el grupo foxista y buena parte de los dirigentes de los partidos, no votaron el 6 de julio tanto por la larga campaña como por la ausencia de propuestas de los candidatos, y no por un rechazo consciente a un proceso que entendieron que no servía para cambiar la realidad de su vida cotidiana. Y por ello quienes gobiernan el país, tras un mal diagnóstico tienen una mala salida, que no responde a la inconformidad social, pues sostienen que para evitar que se repita un nuevo rechazo electoral de esta magnitud, que tanto los deslegitima, no hay que cambiar las políticas generales del Estado en materia económica y social, que es lo que están exigiendo los mexicanos, sino que basta acordar una nueva reforma electoral que revise lo relativo a las campañas, lo que por otra parte desde hace años se ha venido sosteniendo por algunos y que apenas ahora es descubierto por quienes gobiernan.
5. El gobierno foxista, con su limitada capacidad de comprensión de la realidad, no quiere entender que el rechazo popular del 6 de julio a las políticas oficiales fue consecuencia del engaño que constituyó para amplios sectores la promesa hecha por Vicente Fox en 2000 de impulsar políticas diferentes a las de los tecnócratas priístas, y el hecho de que una vez en el poder, traicionando dichas ofertas de campaña, hiciera como sus predecesores un gobierno corrupto y antinacional cuya prioridad ha sido el satisfacer las exigencia de las multinacionales que lo financiaron, aprovechándose de la impunidad del sistema y que, doblegado al neoliberalismo, se haya empecinado en seguir en las formas y en el fondo en la senda del salinismo, lo que hizo ver la inutilidad del voto a) a quienes no se empadronaron, b) a quienes se abstuvieron, y c) a quienes anularon su boleta en la casilla.
6. Las barbaridades que dicen y hacen todos los días Fox y sus colaboradores no causan ya sorpresa a nadie, de la misma manera que no sorprenden las informaciones sobre los actos abiertamente ilícitos del titular del Ejecutivo federal. Un diario ha documentado el hecho de que The Coca Cola Company contribuyó de manera ilícita a financiar desde Atlanta la campaña de Fox en 2000, y que éste en retribución, en un abierto tráfico de influencias, expropió en 2001 los ingenios azucareros del país para beneficiar a esta trasnacional (El Independiente, 4 y 17 de julio) y muy pocos hablan de proceder a cancelar el registro al PAN y de hacerle un juicio político a Fox. El noticiario televisivo de Canal 40, aprovechando la nueva ley sobre la transparencia de la información oficial, solicitó al Estado Mayor Presidencial datos sobre los pasajeros de un vuelo del avión presidencial que habría llevado en viaje privado a los hijos de Marta Sahagún a Cancún, según documentó en su libro la periodista Olga Wornat, y la respuesta que se le dio para encubrir las actividades patrimonialistas de la familia presidencial fue que miembros del Ejército habían destruido la información relativa, violentando así no sólo la nueva legislación sino las leyes penales (CNI, 16 de julio), y no obstante no se procede contra ellos ni contra quien dio la orden.
7. La abstención del 6 de julio representó sin duda un freno a las pretensiones de Fox de: a) seguir desmantelando tanto al Estado mexicano, al privatizar los servicios educativos, de salud y de seguridad social, como b) a la nación, al entregar el sector energético y los recursos básicos a las trasnacionales, o c) cancelando las garantías laborales. Y, por mucho que pretenda ignorarlo, la pareja presidencial no oculta su cólera ante lo acontecido y el desbarajuste que hay en el gobierno.
8. La crisis interna del grupo gobernante tiene también repercusiones en la vida nacional. La palabrería incesante de Fox la refleja todos los días, al igual que la ahora analista política Marta Sahagún, que en su desafortunado artículo "Reflexiones", boletinado a todos los diarios (14 de julio), que representa también la voz de Los Pinos, dice, con una lectura equivocada de la realidad, que "la abstención ha representado, cada vez que se ha presentado, un freno para el país". No, la abstención electoral de 2003 ha representado un avance en la toma de conciencia colectiva del pueblo mexicano, que no parece estar dispuesto a que se le siga utilizando.
9. La fuerza del PRI fue en el pasado consecuencia de la debilidad de los partidos políticos de oposición, pero este escenario no puede repetirse en los próximos años, como parece ser la apuesta del foxismo, que ya en abierta picada y derrotado históricamente, quiere apoyarse en las otras fuerzas políticas y obtener por acuerdos lo que no alcanzó en las urnas. Los partidos políticos que se pretenden de oposición no tienen ahora, es cierto, ni una propuesta de oposición a lo que el gobierno actual representa, que es el neoliberalismo más rapaz, ni cuentan en consecuencia con el respaldo popular, como también se vio en las elecciones, pero las cosas han cambiado mucho en México y existe ahora un pueblo en movimiento que no parece dispuesto a seguir aceptando que se cancelen derechos o que se venda su país.
10. La actitud errónea de ignorar lo acontecido el 6 de julio y de creer que con un maquillaje a la legislación electoral todo va a ser diferente puede llevar a la clase política en su conjunto a un despertar muy amargo.
|